Hay líderes que buscan el enfrentamiento directo, pero Wu Zetian no es una de ellos. Sus habilidades consisten en realizar misiones ofensivas de espionaje.

China bajo el liderazgo de Wu Zetian se centra en construir su propio imperio mientras destruye desde dentro las civilizaciones enemigas. Sus bonificaciones a Espionaje le otorgan un Espía adicional y también le sirven de ayuda en las operaciones de espionaje ofensivas. Cuando espía con éxito a los enemigos, recibe Ciencia y Cultura para avanzar en los árboles de Tecnología y Principios. La Ciencia y la Cultura son aún más útiles al progresar, ya que las Eurekas e Inspiraciones son todavía mejores con la habilidad Ciclo dinástico de China. Una victoria cultural es lo mejor con Wu Zetian, dada su habilidad para robar Grandes obras fácilmente y el Turismo de la Gran Muralla.

Wu Zetian fue la primera y única mujer que se ha sentado en el trono de China. Lo logró mediante asesinatos, manipulación y astutas estrategias palaciegas. Aunque se centró en la corte, también modificó la forma en que funcionaba la política en China y la condujo hacia un sistema más meritocrático alejado del mecenazgo de los nobles.

Estamos acostumbrados a hablar del siglo VII como una edad oscura. Pero esta es una perspectiva puramente europea. Para el resto del mundo, es una época de expansión e interconexión, ya sea por el crecimiento del mundo islámico, la consolidación de los imperios Chola, etc. En China, la dinastía Tang supuso el resurgimiento de un gran imperio con raíces en la dinastía Han. Pero la dinastía Tang llegó más lejos, con la construcción de una serie de territorios multiétnicos y un florecimiento de las artes que establecería las bases para los grandes imperios chinos posteriores.

La Tang fue una era de cultura en la corte. La porcelana, el té y todos los beneficios de la Ruta de la Seda contribuyeron al éxito del imperio y su capital Chang'an fue la ciudad más grande del mundo en la época. Se establecieron sistemas tributarios (aunque no al nivel de los posteriores sistemas de la dinastía Ming), además de protectorados en tierras tan lejanas como la India o Irán. Pero sobre todo, la poesía y las artes alcanzaron su apogeo durante la dinastía Tang.

Toda corte necesita un villano. Aquí es donde entra en juego Wu Zetian. Los miembros de la familia Wu eran comerciantes de madera adinerados y, como era costumbre entre las familias poderosas, solían enviar a una hija para que fuera concubina en la corte imperial del emperador Taizong. Pero Taizong murió y el enfermizo Gaozong asumió el poder.

Gaozong tenía una esposa, la emperatriz Wang, pero favoreció y tuvo hijos con una concubina, Xiao. Wang intentó distraer la atención de Gaozong de su rival y propició el ascenso de Wu dentro de la corte, una jugada que le saldría mal. El ascenso de Wu supuso la caída tanto de Xiao como de Wang, quien hizo estrangular a la hija de Wu en su cuna (según otros, Wu mató a su propia hija y culpó a Wang). Tras sus muertes en relativo anonimato, Wu afirmó que sus espíritus la atormentaban.

La influencia de Wu sobre Gaozong creció, sobre todo cuando empeoró la salud de este. Se centró en las intrigas de palacio, aunque advirtió contra la conquista de Goguryeo (en el norte de Corea). Comenzó a aconsejar al emperador tras un biombo y estaba presente en todas sus reuniones. A su muerte, su hijo Li Zhe (el emperador Zhongzong) subió al trono, pero favoreció rápidamente a sus suegros en lugar de a su madre. Esto inició un conflicto entre las dos familias y otro entre el gobierno en las sombras de Wu y los medios habituales del poder; conflicto que terminaría ganando Wu. Depuso a su propio hijo y lo reemplazó por su hermano menor, más maleable, Li Dan (Ruizhong), en el año 684.

Entonces, el poder de Wu quedó al descubierto. Daba órdenes abiertamente y, en el año 690, se proclamó a sí misma emperatriz reinante y fundó su propia dinastía, la Zhou; convirtiéndose en la primera y única mujer que se haya sentado en el trono de China. Pero con su declive en los últimos años, empezó a confiar cada vez más en sus consejeros, sobre todo dos hermanos, Zhang Yizhi y Zhang Changzong. El poder fue la semilla de la ambición y los hermanos Zhang empezaron a ofenderse por los contactos y nombramientos de Wu que no tuvieran que ver con ellos. Al final, los rivales de la corte tramaron la muerte de los hermanos Zhang y, por una vez, Wu fue incapaz de detener a sus enemigos. Los hermanos Zhang fueron asesinados y Wu finalmente depuesta.

A nivel interno, Wu inició una serie de reformas que reflejaban su origen (relativamente) humilde y que ponían trabas a quien quisiera seguir sus pasos. Promovió reformas públicas que restringían a las artistas y la moda femenina, pero también hizo que todos los hombres, sin importar su clase social, pudieran presentarse a los exámenes para la administración. Es más, en una impresionante muestra de poder, eliminó ramas enteras de la familia imperial, lo que trasladó el eje del poder en China desde las familias poderosas hacia una burocracia centralizada. Wu impuso su régimen mediante la policía secreta y la amenaza de violencia encubierta contra sus opositores. Pero esa violencia se dirigía principalmente hacia la corte. Para el pueblo, el reinado de Wu fue bastante próspero: recortó el gasto militar, ascendió a los funcionarios cualificados y entregó gran parte de las tierras de la realeza a los plebeyos.

A nivel internacional, Wu fomentó el budismo, incluso se declaró a sí misma Maitreya, la próxima Buda, pero se enfrentó abiertamente tanto al Tíbet como a las tribus turcas occidentales. Aunque el Tíbet conservó su independencia, el imperio tibetano perdió los territorios adquiridos años antes. Y aunque Wu se adentró en zonas turcas, las potencias nómadas de Occidente le devolverían la jugada varios siglos después.