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Introducción

Abraham Lincoln

Alejandro

Amanitore

Ambiórix

Basilio II

Bà Triệu

Catalina de Médici (de la magnificencia)

Catalina de Médici (Reina negra)

Ciro

Cleopatra (egipcia)

Cleopatra (ptolemaica)

Eduviges

Federico Barbarroja

Felipe II

Gandhi

Gilgamesh

Gitarja

Gorgo

Hammurabi

Harald Haardrade (konge)

Harald Haardrade (varego)

Hōjō Tokimune

Isabel I

Jayavarman

John Curtin

Juan III

Julio César

Kublai Kan (China)

Luis II

Menelik II

Moctezuma

Nader Shah

Nzinga Mbande

Nzinga Mvemba

Pedro

Pedro II

Pericles

Qin (Mandato del cielo)

Qin (unificador)

Ramsés II

Saladino (sultán)

Saladino (visir)

Señora Seis Cielo

Simón Bolívar

Teddy Roosevelt (Alce)

Teddy Roosevelt (Jinete duro)

Teodora

Tokugawa

Tomiris

Trajano

Victoria (Era del imperio)

Victoria (Era del vapor)

Wu Zetian

Yongle

Pedro II
Habilidad exclusiva

Magnánimo

Tras reclutar o promocionar a un gran personaje , se devuelve el 20% de su coste de puntos de gran personaje .

Resumen
A Qin Shi Huang le encantan las maravillas y a Pedro, los grandes personajes.
Visión detallada
Pedro siempre competirá por los grandes personajes desde su hogar de la Selva tropical. Elegir qué casillas de Selva tropical conservar por la adyacencia y cuáles talar para colocar distritos siempre es una decisión complicada para Brasil. Pero, cuando se encuentran en el entorno adecuado, sus ciudades pueden ser grandes generadores de Fe , Cultura y Oro , recursos muy útiles al intentar conseguir grandes personajes. Celebrar Carnavales también puede ayudar a conseguir más grandes personajes. El énfasis del Carnaval en Grandes artistas le proporciona una ligera ventaja para la victoria cultural, pero la generación de grandes personajes puede llevarlos fácilmente a cualquier otra victoria.
Contexto histórico
El nombre completo de Pedro II era Pedro de Alcântara João Carlos Leopoldo Salvador Bebiano Francisco Xavier de Paula Leocádio Miguel Gabriel Rafael Gonzaga, de la casa Bragança, un linaje real portugués, pero es mucho más sencillo llamarlo Pedro II. Pedro, hijo de Pedro I y su mujer austriaca, nació en diciembre de 1825 en Río de Janeiro y fue el primer gobernante brasileño que nació en Brasil. Su madre murió cuando él tenía un año, y el niño recibió una educación clásica por parte de una serie de institutrices y tutores. Fue criado con mucha atención y un imponente régimen de estudios para cultivar valores muy diferentes al carácter impulsivo e irresponsable de su padre. Su educación de joven dice mucho de su vida adulta: siempre altivo, distante en apariencia, impresionantemente tranquilo y serio hasta el aburrimiento.

Al ser el único hijo varón de Pedro I que sobrevivió a la infancia, fue proclamado emperador Dom Pedro II de Brasil el día que su padre abdicó en 1831, aunque no subió al trono hasta cumplir los catorce, en julio de 1840, cuando lo declararon mayor de edad. Este adolescente tuvo inmediatamente un papel activo –y, sin duda, inquietante para los hacendados, mandos militares y políticos corruptos– en los asuntos de estado. Veía su cometido real como el de un árbitro político que debía dejar de lado sus preferencias personales para dirimir las disputas políticas partidistas endémicas. Durante su reinado, Pedro II presidió 36 gabinetes diferentes, la mayoría de los cuales contaban con un amplio apoyo popular y, por lo general, contó con buenos consejeros que había elegido él mismo. Alternando con astucia su apoyo al partido liberal y al conservador, se aseguró de que ambos disfrutaran de un tiempo más o menos igual en el gobierno del país bajo su tutela, con transiciones ordenadas y pacíficas (más o menos) entre ellos.

Esto proporcionó al monarca la oportunidad de poner en práctica su idea de que Brasil necesitaba modernizarse para asegurarse el lugar que le correspondía en el mundo por derecho. Directa o indirectamente a través de su gobierno, Pedro patrocinó la construcción de la primera carretera pavimentada de Brasil, la "Unido e Industria" (que une Río de Janeiro con Juiz de Fora), del primer ferrocarril a vapor que conectaba Santos con São Paulo, del primer servicio telefónico en 1877, participó en el tendido del primer cable telegráfico submarino entre Brasil y Europa y emitió los primeros sellos postales de Brasil. Anticipándose a la adicción propia de la era industrial, estimuló la producción de café en lugar de la de azúcar... aunque los humanos también somos muy adictos a este. De hecho, cada vez fue más querido, principalmente porque todos los brasileños se hicieron más ricos y su vida se volvió más fácil. Hasta hubo una sensación de prosperidad entre los habitantes de las chabolas de la Amazonia.

Las relaciones internacionales no fueron tan positivas, pues el crecimiento económico y la influencia política de Brasil preocuparon a varias naciones. Dos incidentes menores provocaron que Gran Bretaña ordenara a su Marina Real que capturara mercantes brasileños como indemnización. Pedro no se amedrantó y respondió movilizando su ejército para una posible guerra contra las posesiones británicas en la zona; el gobierno británico suavizó su postura rápidamente y propuso un arreglo pacífico mediante un arbitraje internacional. Casi inmediatamente después, una guerra de un año no declarada con Uruguay exigió la atención de Pedro, campaña que terminó con la ocupación brasileña de las ciudades de Salto y Paysandú. En cuanto se resolvió este conflicto, se produjo la invasión paraguaya, que desembocó en la costosa Guerra de la Triple Alianza que duró hasta 1870 y se saldó con la victoria incondicional por parte de Brasil. También resolvió un conflicto con la Iglesia católica (1872-1875) a través de la negociación, pero Pedro se vio privado del apoyo del clero.

Sin embargo, la victoria diplomática ante Gran Bretaña y las triunfos militares contra Uruguay y Paraguay aumentaron mucho la popularidad de Pedro II entre el brasileiro medio. Para terminar de convertir esa popularidad en un legado imperecedero, declaró la emancipación de los esclavos en Brasil. El emperador creía que la esclavitud era un obstáculo para llevar a Brasil a la "edad moderna", además de ser una "afrenta a Dios". Liberó a sus propios esclavos en 1840 y, en 1850, amenazó con abdicar si el poder legislativo no declaraba ilegal el tráfico de esclavos por el Atlántico, cosa que la cámara hizo con prontitud. Al darse cuenta de que una abolición repentina perjudicaría la economía de Brasil, Pedro II pensó que la erradicación gradual de la esclavitud sería menos dolorosa. En 1871, supervisó la promulgación de la "ley de vientres libres" por la que se consideraría ciudadano libre de la nación a todo aquel que naciera de una esclava. Durante los años siguientes, una serie de leyes menos conflictivas fueron concediendo más derechos a los esclavos brasileños, culminando con su emancipación completa en el año 1888. Fue este el motivo que erosionó el apoyo a la monarquía por parte de los dueños de las plantaciones, lo que acabaría provocando la ruina de Pedro.

Pedro II, erudito por derecho propio, fue un gran mecenas de la educación, las artes y las ciencias en Brasil. Demostró ser mucho más inteligente que la mayoría de los gobernantes contemporáneos, de hecho, más que la mayoría de la gente. Se ganó el respeto de sabios como Darwin, Pasteur y Nietzsche y fue amigo de artistas y escritores de todo el mundo. Intercambió correspondencia con Longfellow, Emerson y el jurista Oliver Wendell Holmes y, en 1876, Pedro se convirtió en el primer jefe de estado extranjero que visitó los Estados Unidos, donde viajó por todo el país, desde San Francisco a Nueva Orleans y Washington. Los periódicos estadounidenses tildaron su viaje de un "triunfo rotundo", ya que impresionó al pueblo y los políticos por igual por su franqueza, inteligencia y bondad.

Seguro del afecto de su pueblo, Pedro cedió ante su deseo de toda la vida de ver mundo. Siguieron tres viajes a Europa y la extensa visita a los Estados Unidos. Distraído por estas largas ausencias, Pedro se vio cada vez más apartado de los segmentos de la sociedad brasileña cuyo afecto antes se había granjeado, sobre todo de la emergente clase media urbana y de una nueva generación de estudiantes de ideología liberal. Además, ya no contaba con el apoyo incondicional del clero, de las clases altas ni del ejército. Pese a que el pueblo llano lo seguía queriendo (aunque tenía una manera peculiar de demostrarlo), en noviembre de 1889 un golpe de estado militar incruento le obligó a abdicar en favor de una república (que no duraría mucho). Dom Pedro, viejo y achacoso, tuvo que exiliarse a Europa y murió dos años después en París. Francia celebró un funeral estatal en nombre del "padre del pueblo"; sus restos se devolvieron a su patria en 1925 y allí fue enterrado en la catedral de Petrópolis que él mismo había ayudado a sufragar.
icon_leader_pedro
No conozco tarea más noble que dirigir a las mentes jóvenes y preparar a los hombres del mañana.

Rasgos

Civilizaciones
icon_civilization_brazil
Brasil

Preferencias

Agendas
Patronazgo de las artes
Le gustan las civilizaciones que no compiten por los grandes personajes y reclutará a grandes personajes siempre que pueda. No le gusta perder grandes personajes a manos de otra civilización.
Religión
icon_religion_catholicism
Catolicismo
icon_leader_pedro
No conozco tarea más noble que dirigir a las mentes jóvenes y preparar a los hombres del mañana.

Rasgos

Civilizaciones
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Brasil

Preferencias

Agendas
Patronazgo de las artes
Le gustan las civilizaciones que no compiten por los grandes personajes y reclutará a grandes personajes siempre que pueda. No le gusta perder grandes personajes a manos de otra civilización.
Religión
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Catolicismo
Habilidad exclusiva

Magnánimo

Tras reclutar o promocionar a un gran personaje , se devuelve el 20% de su coste de puntos de gran personaje .

Resumen
A Qin Shi Huang le encantan las maravillas y a Pedro, los grandes personajes.
Visión detallada
Pedro siempre competirá por los grandes personajes desde su hogar de la Selva tropical. Elegir qué casillas de Selva tropical conservar por la adyacencia y cuáles talar para colocar distritos siempre es una decisión complicada para Brasil. Pero, cuando se encuentran en el entorno adecuado, sus ciudades pueden ser grandes generadores de Fe , Cultura y Oro , recursos muy útiles al intentar conseguir grandes personajes. Celebrar Carnavales también puede ayudar a conseguir más grandes personajes. El énfasis del Carnaval en Grandes artistas le proporciona una ligera ventaja para la victoria cultural, pero la generación de grandes personajes puede llevarlos fácilmente a cualquier otra victoria.
Contexto histórico
El nombre completo de Pedro II era Pedro de Alcântara João Carlos Leopoldo Salvador Bebiano Francisco Xavier de Paula Leocádio Miguel Gabriel Rafael Gonzaga, de la casa Bragança, un linaje real portugués, pero es mucho más sencillo llamarlo Pedro II. Pedro, hijo de Pedro I y su mujer austriaca, nació en diciembre de 1825 en Río de Janeiro y fue el primer gobernante brasileño que nació en Brasil. Su madre murió cuando él tenía un año, y el niño recibió una educación clásica por parte de una serie de institutrices y tutores. Fue criado con mucha atención y un imponente régimen de estudios para cultivar valores muy diferentes al carácter impulsivo e irresponsable de su padre. Su educación de joven dice mucho de su vida adulta: siempre altivo, distante en apariencia, impresionantemente tranquilo y serio hasta el aburrimiento.

Al ser el único hijo varón de Pedro I que sobrevivió a la infancia, fue proclamado emperador Dom Pedro II de Brasil el día que su padre abdicó en 1831, aunque no subió al trono hasta cumplir los catorce, en julio de 1840, cuando lo declararon mayor de edad. Este adolescente tuvo inmediatamente un papel activo –y, sin duda, inquietante para los hacendados, mandos militares y políticos corruptos– en los asuntos de estado. Veía su cometido real como el de un árbitro político que debía dejar de lado sus preferencias personales para dirimir las disputas políticas partidistas endémicas. Durante su reinado, Pedro II presidió 36 gabinetes diferentes, la mayoría de los cuales contaban con un amplio apoyo popular y, por lo general, contó con buenos consejeros que había elegido él mismo. Alternando con astucia su apoyo al partido liberal y al conservador, se aseguró de que ambos disfrutaran de un tiempo más o menos igual en el gobierno del país bajo su tutela, con transiciones ordenadas y pacíficas (más o menos) entre ellos.

Esto proporcionó al monarca la oportunidad de poner en práctica su idea de que Brasil necesitaba modernizarse para asegurarse el lugar que le correspondía en el mundo por derecho. Directa o indirectamente a través de su gobierno, Pedro patrocinó la construcción de la primera carretera pavimentada de Brasil, la "Unido e Industria" (que une Río de Janeiro con Juiz de Fora), del primer ferrocarril a vapor que conectaba Santos con São Paulo, del primer servicio telefónico en 1877, participó en el tendido del primer cable telegráfico submarino entre Brasil y Europa y emitió los primeros sellos postales de Brasil. Anticipándose a la adicción propia de la era industrial, estimuló la producción de café en lugar de la de azúcar... aunque los humanos también somos muy adictos a este. De hecho, cada vez fue más querido, principalmente porque todos los brasileños se hicieron más ricos y su vida se volvió más fácil. Hasta hubo una sensación de prosperidad entre los habitantes de las chabolas de la Amazonia.

Las relaciones internacionales no fueron tan positivas, pues el crecimiento económico y la influencia política de Brasil preocuparon a varias naciones. Dos incidentes menores provocaron que Gran Bretaña ordenara a su Marina Real que capturara mercantes brasileños como indemnización. Pedro no se amedrantó y respondió movilizando su ejército para una posible guerra contra las posesiones británicas en la zona; el gobierno británico suavizó su postura rápidamente y propuso un arreglo pacífico mediante un arbitraje internacional. Casi inmediatamente después, una guerra de un año no declarada con Uruguay exigió la atención de Pedro, campaña que terminó con la ocupación brasileña de las ciudades de Salto y Paysandú. En cuanto se resolvió este conflicto, se produjo la invasión paraguaya, que desembocó en la costosa Guerra de la Triple Alianza que duró hasta 1870 y se saldó con la victoria incondicional por parte de Brasil. También resolvió un conflicto con la Iglesia católica (1872-1875) a través de la negociación, pero Pedro se vio privado del apoyo del clero.

Sin embargo, la victoria diplomática ante Gran Bretaña y las triunfos militares contra Uruguay y Paraguay aumentaron mucho la popularidad de Pedro II entre el brasileiro medio. Para terminar de convertir esa popularidad en un legado imperecedero, declaró la emancipación de los esclavos en Brasil. El emperador creía que la esclavitud era un obstáculo para llevar a Brasil a la "edad moderna", además de ser una "afrenta a Dios". Liberó a sus propios esclavos en 1840 y, en 1850, amenazó con abdicar si el poder legislativo no declaraba ilegal el tráfico de esclavos por el Atlántico, cosa que la cámara hizo con prontitud. Al darse cuenta de que una abolición repentina perjudicaría la economía de Brasil, Pedro II pensó que la erradicación gradual de la esclavitud sería menos dolorosa. En 1871, supervisó la promulgación de la "ley de vientres libres" por la que se consideraría ciudadano libre de la nación a todo aquel que naciera de una esclava. Durante los años siguientes, una serie de leyes menos conflictivas fueron concediendo más derechos a los esclavos brasileños, culminando con su emancipación completa en el año 1888. Fue este el motivo que erosionó el apoyo a la monarquía por parte de los dueños de las plantaciones, lo que acabaría provocando la ruina de Pedro.

Pedro II, erudito por derecho propio, fue un gran mecenas de la educación, las artes y las ciencias en Brasil. Demostró ser mucho más inteligente que la mayoría de los gobernantes contemporáneos, de hecho, más que la mayoría de la gente. Se ganó el respeto de sabios como Darwin, Pasteur y Nietzsche y fue amigo de artistas y escritores de todo el mundo. Intercambió correspondencia con Longfellow, Emerson y el jurista Oliver Wendell Holmes y, en 1876, Pedro se convirtió en el primer jefe de estado extranjero que visitó los Estados Unidos, donde viajó por todo el país, desde San Francisco a Nueva Orleans y Washington. Los periódicos estadounidenses tildaron su viaje de un "triunfo rotundo", ya que impresionó al pueblo y los políticos por igual por su franqueza, inteligencia y bondad.

Seguro del afecto de su pueblo, Pedro cedió ante su deseo de toda la vida de ver mundo. Siguieron tres viajes a Europa y la extensa visita a los Estados Unidos. Distraído por estas largas ausencias, Pedro se vio cada vez más apartado de los segmentos de la sociedad brasileña cuyo afecto antes se había granjeado, sobre todo de la emergente clase media urbana y de una nueva generación de estudiantes de ideología liberal. Además, ya no contaba con el apoyo incondicional del clero, de las clases altas ni del ejército. Pese a que el pueblo llano lo seguía queriendo (aunque tenía una manera peculiar de demostrarlo), en noviembre de 1889 un golpe de estado militar incruento le obligó a abdicar en favor de una república (que no duraría mucho). Dom Pedro, viejo y achacoso, tuvo que exiliarse a Europa y murió dos años después en París. Francia celebró un funeral estatal en nombre del "padre del pueblo"; sus restos se devolvieron a su patria en 1925 y allí fue enterrado en la catedral de Petrópolis que él mismo había ayudado a sufragar.
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