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Victoria (Era del vapor)

Wu Zetian

Yongle

Harald Haardrade
Habilidad exclusiva

Trueno del Norte

Permite realizar incursiones costeras a todas las unidades navales cuerpo a cuerpo y otorga un +50% a la Producción para todas las unidades navales cuerpo a cuerpo. Con Navegación a vela ganas la unidad exclusiva del Drakkar vikingo.

Resumen
Hardrada es una potencia naval como Inglaterra y España, aunque intenta dominar los mares para poder atacar rápidamente los objetivos costeros con su fulminante estilo noruego.
Visión detallada
Hardrada es el abusón de los mares. Elige civilizaciones con armadas débiles y ataca sus costas para saquearlas. Si las ciudades costeras no están bien protegidas, intentará conquistarlas. Es especialmente peligroso en la Edad Media, cuando tanto el Drakkar como el Berserk están activos. No suele decantarse por la religión (impulsada por Stavkirkes), aunque hay algunas creencias adicionales (Guerra justa, por ejemplo) que pueden complementar bastante bien sus campañas militares.
Contexto histórico
El nunca satisfecho Harald –al que más tarde su propio pueblo daría el apelativo de Haardrade ("el que gobierna con dureza", más o menos)– fue un rey de Noruega que trató de hacerse con la corona danesa en el año 1048 d. C. (y varias veces después) y luego con la corona inglesa en el año 1066. Este empeño fue su perdición. Pero antes de morir en Stamford Bridge, sin duda Harald Haardrade había tenido una extensa vida, viajando a tierras lejanas... y matando a gente allí.

Harald Sigurdsson nació alrededor del año 1015 en Ringerike, hijo de Åsta Gudbrandsdatter y de su segundo marido, Sigurd, uno de los jefes más ricos de los países escandinavos. Harald pasó su juventud igual que la mayoría de los muchachos vikingos: con juegos violentos, retozando con doncellas vikingas y teniendo sueños heroicos. Era el más joven de los tres hermanastros del rey Olaf (canonizado un año después de su muerte). La revuelta de 1028 obligó a Olaf a exiliarse al Rus de Kiev, de donde regresó dos años después para recuperar el trono. Durante esos años, los medio hermanos, especialmente Harald, habían buscado apoyos entre los jefes de Noruega. En la batalla de Stiklestad contra el rey danés Canuto, Olaf murió y Harald resultó herido.

Después de haberse recuperado en Suecia, Harald llegó con unos 500 hombres a Nóvgorod, entre los rus, y allí fue recibido con los brazos abiertos por el gran príncipe Yaroslav "el Sabio", que estaba muy necesitado de guerreros feroces y de un líder militar. Durante los años siguientes, el joven Harald tomó parte en las campañas bélicas de Yaroslav: contra los polacos en 1031, contra varios vasallos rebeldes, contra los pechenegos y otros pueblos nómadas. Buscando más fama y más riqueza, Harald se trasladó al sur, a Constantinopla, para entrar al servicio del imperio bizantino en 1034, como hicieran antes tantos otros vikingos en sus viajes.

Como comandante de la Guardia Varega, Harald vio la acción por primera vez contra los piratas árabes en el Mediterráneo y en tierra contra los seguidores de estos en Asia Menor. Según el escaldo Arnorsson, que más tarde escribió la saga de Harald (probablemente por petición suya, por lo que puede que exagerara un poco los hechos), hacia el año 1035 ya estaba al frente de toda la guardia, había servido fielmente al emperador Miguel IV, combatido en batallas cerca de Jerusalén, llevado una expedición militar bizantina a Sicilia y corrido un montón de aventuras más. Todo eso hizo a Harald muy, muy rico (gracias a todo el botín conseguido y a las recompensas del emperador). En 1042 regresó al rus y allí se casó con la hija de Yaroslav, Ellisif, pues ya tenía una posición social y mucho dinero.

Pero todos estos vagabundeos y escabechinas hicieron que Harald sintiera nostalgia de su tierra. Los hijos de Canuto habían abandonado Noruega para aventurarse en Inglaterra, dejando en el trono al bastardo de Olaf, Magnus el Bueno. Harald volvió a Suecia, reunió un ejército y comenzó a asaltar las tierras danesas de las costas del Báltico. En 1046, Harald y Magnus (que quizá no era tan bueno, pero era prudente) llegaron a un compromiso por el que compartirían el gobierno de Noruega, aunque Harald tuvo que compartir también la mitad de su considerable fortuna con el arruinado Magnus. Dos años más tarde, Magnus murió convenientemente, sin dejar un heredero varón; pero el buen rey decidió en el lecho de muerte dividir el reino y poner a Sweyn Estridsson en el trono danés y dejarle a Harald el noruego. A Harald no le gustó esto, y se pasó las dos décadas siguientes en guerra contra Sweyn, tratando de "recuperar" el trono de Dinamarca.

Cada año, Harald –ya apodado "Haardrade"– saqueaba las costas de Dinamarca, como lo había hecho en los buenos tiempos: matando a los lugareños y quemando todo lo que no pudiera llevarse de vuelta a Noruega en barco. En 1048 asoló Jutlandia y al año siguiente saqueó Hedeby, que en aquel momento era el centro comercial más importante de Dinamarca. Y así pasaron los años. Pero no todo fue muerte y destrucción con Harald; también revisó el código legal, exploró la periferia norte de sus tierras y trabajó para acelerar la difusión del cristianismo por toda Escandinavia. Además, estableció un estándar para la acuñación de moneda de Noruega, tal vez para poder aumentar así los impuestos. Recorría el reino en invierno, acusando a los agricultores y comerciantes que no pagaban; el castigo habitual era mutilarlos o matarlos en el acto, por lo que su reino fue más solvente que la mayoría. Al final, Harald hasta llegó a un acuerdo con Sweyn, y los dos reinos vikingos firmaron la paz incondicional en 1064.

Fue en esta época que Harald puso sus miras en la corona de Inglaterra, justo al otro lado del mar del Norte. Tras morir sin sucesores Hardeknut, hijo de Canuto y supuesto rey de Inglaterra (o al menos, de una gran parte de ella) en 1042, el trono había pasado a Eduardo el Confesor. Harald estaba ocupado en aquel momento consolidando el trono de Noruega, por lo que no prestó mucha atención. Sin embargo, cuando Eduardo murió en enero de 1066, Harald Haardrade reclamó el trono inglés y se molestó mucho cuando proclamaron rey en su lugar a Haroldo, uno de los consejeros de Eduardo. Las razones por las que Harald reclamaba Gran Bretaña, aunque complicadas, parecían tener sentido para los vikingos.

Mientras eran reyes de sus respectivas tierras, Hardeknut y Magnus habían acordado que, de morir uno, el otro heredaría su reino para añadirlo a la gran "tierra vikinga". Como Harald se había convertido en rey conjunto de Noruega con Magnus antes de la muerte de este, argumentaba que el acuerdo se extendía también a él. Y era hora de que, con la muerte de Eduardo de Inglaterra, los ingleses cumplieran el trato. Cuando no lo hicieron, reunió a ejército y zarpó hacia allí.

Harald se alió con Tostig Godwinson –un hermano de Haroldo que estaba resentido porque el viejo Eduardo lo había despojado del condado de Northumbria antes de su muerte–, así como con los condes vikingos de Shetland y las Orcadas e incluso con algunos hombres del rey Malcolm de Escocia. En total, según los informes, Harald contaba con alrededor de 9000 soldados (los demás estaban saqueando, pirateando y, en general, sembrando el caos) bajo su mando cuando capturó York y luego se dirigió hacia el sur. Haroldo, que había estado rondando por el sur de Inglaterra a la espera de la invasión normanda dirigida por Guillermo, avanzó hacia el norte con unos 15 000 hombres, incluidos bastantes caballeros con armadura. Estos marcaron la diferencia cuando los dos se encontraron cerca de Stamford Bridge. En el combate, Harald Haardrade, que no llevaba armadura, fue alcanzado en la garganta por una flecha y murió como había vivido: cargando en una batalla desigual en la que llevaba las de perder.
icon_leader_hardrada
Debe obtener la victoria ante quien sujete el pendón.

Rasgos

Civilizaciones
icon_civilization_norway
Noruega
Unidades especiales
Drakkar

Preferencias

Agendas
Último rey de los vikingos
Construye una gran armada y respeta las civilizaciones que siguen sus pasos. No le gustan las civilizaciones con una armada débil.
Religión
icon_religion_protestantism
Protestantismo
icon_leader_hardrada
Debe obtener la victoria ante quien sujete el pendón.

Rasgos

Civilizaciones
icon_civilization_norway
Noruega
Unidades especiales
Drakkar

Preferencias

Agendas
Último rey de los vikingos
Construye una gran armada y respeta las civilizaciones que siguen sus pasos. No le gustan las civilizaciones con una armada débil.
Religión
icon_religion_protestantism
Protestantismo
Habilidad exclusiva

Trueno del Norte

Permite realizar incursiones costeras a todas las unidades navales cuerpo a cuerpo y otorga un +50% a la Producción para todas las unidades navales cuerpo a cuerpo. Con Navegación a vela ganas la unidad exclusiva del Drakkar vikingo.

Resumen
Hardrada es una potencia naval como Inglaterra y España, aunque intenta dominar los mares para poder atacar rápidamente los objetivos costeros con su fulminante estilo noruego.
Visión detallada
Hardrada es el abusón de los mares. Elige civilizaciones con armadas débiles y ataca sus costas para saquearlas. Si las ciudades costeras no están bien protegidas, intentará conquistarlas. Es especialmente peligroso en la Edad Media, cuando tanto el Drakkar como el Berserk están activos. No suele decantarse por la religión (impulsada por Stavkirkes), aunque hay algunas creencias adicionales (Guerra justa, por ejemplo) que pueden complementar bastante bien sus campañas militares.
Contexto histórico
El nunca satisfecho Harald –al que más tarde su propio pueblo daría el apelativo de Haardrade ("el que gobierna con dureza", más o menos)– fue un rey de Noruega que trató de hacerse con la corona danesa en el año 1048 d. C. (y varias veces después) y luego con la corona inglesa en el año 1066. Este empeño fue su perdición. Pero antes de morir en Stamford Bridge, sin duda Harald Haardrade había tenido una extensa vida, viajando a tierras lejanas... y matando a gente allí.

Harald Sigurdsson nació alrededor del año 1015 en Ringerike, hijo de Åsta Gudbrandsdatter y de su segundo marido, Sigurd, uno de los jefes más ricos de los países escandinavos. Harald pasó su juventud igual que la mayoría de los muchachos vikingos: con juegos violentos, retozando con doncellas vikingas y teniendo sueños heroicos. Era el más joven de los tres hermanastros del rey Olaf (canonizado un año después de su muerte). La revuelta de 1028 obligó a Olaf a exiliarse al Rus de Kiev, de donde regresó dos años después para recuperar el trono. Durante esos años, los medio hermanos, especialmente Harald, habían buscado apoyos entre los jefes de Noruega. En la batalla de Stiklestad contra el rey danés Canuto, Olaf murió y Harald resultó herido.

Después de haberse recuperado en Suecia, Harald llegó con unos 500 hombres a Nóvgorod, entre los rus, y allí fue recibido con los brazos abiertos por el gran príncipe Yaroslav "el Sabio", que estaba muy necesitado de guerreros feroces y de un líder militar. Durante los años siguientes, el joven Harald tomó parte en las campañas bélicas de Yaroslav: contra los polacos en 1031, contra varios vasallos rebeldes, contra los pechenegos y otros pueblos nómadas. Buscando más fama y más riqueza, Harald se trasladó al sur, a Constantinopla, para entrar al servicio del imperio bizantino en 1034, como hicieran antes tantos otros vikingos en sus viajes.

Como comandante de la Guardia Varega, Harald vio la acción por primera vez contra los piratas árabes en el Mediterráneo y en tierra contra los seguidores de estos en Asia Menor. Según el escaldo Arnorsson, que más tarde escribió la saga de Harald (probablemente por petición suya, por lo que puede que exagerara un poco los hechos), hacia el año 1035 ya estaba al frente de toda la guardia, había servido fielmente al emperador Miguel IV, combatido en batallas cerca de Jerusalén, llevado una expedición militar bizantina a Sicilia y corrido un montón de aventuras más. Todo eso hizo a Harald muy, muy rico (gracias a todo el botín conseguido y a las recompensas del emperador). En 1042 regresó al rus y allí se casó con la hija de Yaroslav, Ellisif, pues ya tenía una posición social y mucho dinero.

Pero todos estos vagabundeos y escabechinas hicieron que Harald sintiera nostalgia de su tierra. Los hijos de Canuto habían abandonado Noruega para aventurarse en Inglaterra, dejando en el trono al bastardo de Olaf, Magnus el Bueno. Harald volvió a Suecia, reunió un ejército y comenzó a asaltar las tierras danesas de las costas del Báltico. En 1046, Harald y Magnus (que quizá no era tan bueno, pero era prudente) llegaron a un compromiso por el que compartirían el gobierno de Noruega, aunque Harald tuvo que compartir también la mitad de su considerable fortuna con el arruinado Magnus. Dos años más tarde, Magnus murió convenientemente, sin dejar un heredero varón; pero el buen rey decidió en el lecho de muerte dividir el reino y poner a Sweyn Estridsson en el trono danés y dejarle a Harald el noruego. A Harald no le gustó esto, y se pasó las dos décadas siguientes en guerra contra Sweyn, tratando de "recuperar" el trono de Dinamarca.

Cada año, Harald –ya apodado "Haardrade"– saqueaba las costas de Dinamarca, como lo había hecho en los buenos tiempos: matando a los lugareños y quemando todo lo que no pudiera llevarse de vuelta a Noruega en barco. En 1048 asoló Jutlandia y al año siguiente saqueó Hedeby, que en aquel momento era el centro comercial más importante de Dinamarca. Y así pasaron los años. Pero no todo fue muerte y destrucción con Harald; también revisó el código legal, exploró la periferia norte de sus tierras y trabajó para acelerar la difusión del cristianismo por toda Escandinavia. Además, estableció un estándar para la acuñación de moneda de Noruega, tal vez para poder aumentar así los impuestos. Recorría el reino en invierno, acusando a los agricultores y comerciantes que no pagaban; el castigo habitual era mutilarlos o matarlos en el acto, por lo que su reino fue más solvente que la mayoría. Al final, Harald hasta llegó a un acuerdo con Sweyn, y los dos reinos vikingos firmaron la paz incondicional en 1064.

Fue en esta época que Harald puso sus miras en la corona de Inglaterra, justo al otro lado del mar del Norte. Tras morir sin sucesores Hardeknut, hijo de Canuto y supuesto rey de Inglaterra (o al menos, de una gran parte de ella) en 1042, el trono había pasado a Eduardo el Confesor. Harald estaba ocupado en aquel momento consolidando el trono de Noruega, por lo que no prestó mucha atención. Sin embargo, cuando Eduardo murió en enero de 1066, Harald Haardrade reclamó el trono inglés y se molestó mucho cuando proclamaron rey en su lugar a Haroldo, uno de los consejeros de Eduardo. Las razones por las que Harald reclamaba Gran Bretaña, aunque complicadas, parecían tener sentido para los vikingos.

Mientras eran reyes de sus respectivas tierras, Hardeknut y Magnus habían acordado que, de morir uno, el otro heredaría su reino para añadirlo a la gran "tierra vikinga". Como Harald se había convertido en rey conjunto de Noruega con Magnus antes de la muerte de este, argumentaba que el acuerdo se extendía también a él. Y era hora de que, con la muerte de Eduardo de Inglaterra, los ingleses cumplieran el trato. Cuando no lo hicieron, reunió a ejército y zarpó hacia allí.

Harald se alió con Tostig Godwinson –un hermano de Haroldo que estaba resentido porque el viejo Eduardo lo había despojado del condado de Northumbria antes de su muerte–, así como con los condes vikingos de Shetland y las Orcadas e incluso con algunos hombres del rey Malcolm de Escocia. En total, según los informes, Harald contaba con alrededor de 9000 soldados (los demás estaban saqueando, pirateando y, en general, sembrando el caos) bajo su mando cuando capturó York y luego se dirigió hacia el sur. Haroldo, que había estado rondando por el sur de Inglaterra a la espera de la invasión normanda dirigida por Guillermo, avanzó hacia el norte con unos 15 000 hombres, incluidos bastantes caballeros con armadura. Estos marcaron la diferencia cuando los dos se encontraron cerca de Stamford Bridge. En el combate, Harald Haardrade, que no llevaba armadura, fue alcanzado en la garganta por una flecha y murió como había vivido: cargando en una batalla desigual en la que llevaba las de perder.
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