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Tokugawa

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Victoria (Era del imperio)

Victoria (Era del vapor)

Wu Zetian

Yongle

Nzinga Mbande
Habilidad exclusiva

Reina de Ndongo y Matamba

Las ciudades reciben un +10 % de rendimientos si están en el mismo continente que tu Capital (incluida tu Capital ), pero un -15 % si están en otro continente.

Resumen
Permanecer en su continente natal es la clave del éxito para Nzinga Mbande.
Visión detallada
El Congo de Nzinga Mbande quiere ser la potencia preeminente en su continente de origen. Los rendimientos adicionales en su tierra combinados con la habilidad Nkisi la disponen bien para una victoria cultural. Los Ngao Mbeba la ayudarán a derrotar a cualquier civilización que entre en ese continente. Las M'banza ayudarán a que sus ciudades se vuelvan grandes y prósperas.
Contexto histórico
Nzinga Mbande (o Ana de Sousa, en portugués) es una figura importante del movimiento de independencia de Angola y de la historia temprana del colonialismo en África que luchó por conseguir una voz para sí misma (y un reino para gobernar) y fue rebotando entre varios reinos y enfrentando a las potencias europeas entre sí mientras lo hacía.

Los portugueses llegaron al Congo en la década de 1480. Lo que encontraron allí fue el Reino del Congo, una monarquía electiva que había estado en el poder desde inicios del siglo XIV. Los misioneros habían fundado escuelas y desarrollado una práctica religiosa sincrética ahí y, en una década, habían bautizado al rey. La esclavitud era un asunto más complicado. Los congoleños la habían practicado durante mucho tiempo, trayendo súbditos a la capital de guerras e incursiones a los que obligaban a asentarse y trabajar. Cuando los portugueses pusieron sus plantaciones en Santo Tomé, el Congo firmó un acuerdo comercial exclusivo con ellos para proveer a la isla de esclavos para trabajar. Con el tiempo, el Congo y Portugal forjaron una alianza precaria.

El problema era que los portugueses no respetaban el monopolio del Congo sobre el comercio de esclavos, y Afonso I (Nzinga Mvemba), instó a que se pusiera fin al trato. Cabe señalar que Mvemba no abogaba por el fin de la esclavitud ni protestaba por el embate imperialista, sino simplemente porque los portugueses no habían cumplido los términos del acuerdo. Este problema llevaría a Portugal a montar campamentos en los reinos vecinos, tanto comerciales como militares.

Una generación más tarde, zonas fronterizas del Congo que antaño habían sido objetivo de los esclavistas se convirtieron en socias potenciales. Ndongo era una de ellas. En 1590, estaba en guerra contra los portugueses y sus aliados congoleños, además de sufrir los ataques de una banda de mercenarios muy feroces, conocida como los imbangala. Cuando esta guerra empezó a torcerse, un noble dio un golpe de estado y expulsó a muchos miembros de la corte real, incluida Nzinga, que huyó al reino vecino de Matamba. Pero el nuevo líder de Ndongo vio la necesidad de contar con la perspicacia política y los contactos de la mujer y la reclutó para negociar con los portugueses.

Aquí es donde Nzinga brilló con luz propia. Desafió de manera deliberada las normas portuguesas. Negándose a asumir el papel sumiso que se le asignaba en las negociaciones, se vestía con las mejores galas de su tierra y se presentaba como una reina, no como una súbdita. Cuando los portugueses intentaron que se sentara en el suelo, ordenó a su asistente que le hiciera de silla. Se resistió al tema del bautismo y lo usó como una moneda de cambio en las negociaciones. Al final, consiguió la paz.

Pero esta paz no duró mucho. Los imbangala querían más territorio y desafiaron tanto a los portugueses como a Ndongo y mantuvieron la guerra. Mientras la crisis se agravaba en su patria, el rey de Ndongo murió, y Nzinga –con una amplia red de aliados políticos y estratégicos– quiso hacerse con el control. Los portugueses, recordando el fuego que ardía dentro de ella, se resistieron a reconocerla y exigieron que jurase obediencia al rey títere que habían elegido. Nzinga se negó y escapó para unirse a los rebeldes, que no eran otros que los propios imbangala. Se casó con uno de ellos y reconstruyó sus fuerzas al modo ultramilitarista de su nueva gente. Con ellas, barrió la zona y tomó Matamba, aunque no toda Ndongo. Desde esta posición ventajosa, entabló relaciones independientes con los comerciantes holandeses –con quienes intercambió esclavos como salvavidas financiero para la resistencia– y construyó una alianza con los holandeses y congoleños contra los portugueses.

La guerra se prolongó. Los portugueses expulsaron a los holandeses, pero a su vez Portugal entró en guerra con España. En 1656, después de varios años de lucha, los dos enemigos firmaron un tratado de paz: Portugal ganaba una buena parte de la costa, mientras que Nzinga se hacía con el monopolio del comercio de esclavos. Pasarían muchos años antes de que los europeos volvieran a intentar abrir una brecha hacia el interior.

La historia recuerda a Nzinga Mbande como una fuerza que luchó contra los portugueses, sobre todo en las representaciones de la guerra civil de Angola.
icon_leader_default
Dejémoslo en manos del destino.

Rasgos

Civilizaciones
icon_civilization_kongo
Congo

Preferencias

Agendas
Descolonización
Le gustan las civilizaciones en continentes donde no tiene ciudades. No le gustan las civilizaciones que tienen una ciudad en su continente de origen.
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Congo

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Agendas
Descolonización
Le gustan las civilizaciones en continentes donde no tiene ciudades. No le gustan las civilizaciones que tienen una ciudad en su continente de origen.
Habilidad exclusiva

Reina de Ndongo y Matamba

Las ciudades reciben un +10 % de rendimientos si están en el mismo continente que tu Capital (incluida tu Capital ), pero un -15 % si están en otro continente.

Resumen
Permanecer en su continente natal es la clave del éxito para Nzinga Mbande.
Visión detallada
El Congo de Nzinga Mbande quiere ser la potencia preeminente en su continente de origen. Los rendimientos adicionales en su tierra combinados con la habilidad Nkisi la disponen bien para una victoria cultural. Los Ngao Mbeba la ayudarán a derrotar a cualquier civilización que entre en ese continente. Las M'banza ayudarán a que sus ciudades se vuelvan grandes y prósperas.
Contexto histórico
Nzinga Mbande (o Ana de Sousa, en portugués) es una figura importante del movimiento de independencia de Angola y de la historia temprana del colonialismo en África que luchó por conseguir una voz para sí misma (y un reino para gobernar) y fue rebotando entre varios reinos y enfrentando a las potencias europeas entre sí mientras lo hacía.

Los portugueses llegaron al Congo en la década de 1480. Lo que encontraron allí fue el Reino del Congo, una monarquía electiva que había estado en el poder desde inicios del siglo XIV. Los misioneros habían fundado escuelas y desarrollado una práctica religiosa sincrética ahí y, en una década, habían bautizado al rey. La esclavitud era un asunto más complicado. Los congoleños la habían practicado durante mucho tiempo, trayendo súbditos a la capital de guerras e incursiones a los que obligaban a asentarse y trabajar. Cuando los portugueses pusieron sus plantaciones en Santo Tomé, el Congo firmó un acuerdo comercial exclusivo con ellos para proveer a la isla de esclavos para trabajar. Con el tiempo, el Congo y Portugal forjaron una alianza precaria.

El problema era que los portugueses no respetaban el monopolio del Congo sobre el comercio de esclavos, y Afonso I (Nzinga Mvemba), instó a que se pusiera fin al trato. Cabe señalar que Mvemba no abogaba por el fin de la esclavitud ni protestaba por el embate imperialista, sino simplemente porque los portugueses no habían cumplido los términos del acuerdo. Este problema llevaría a Portugal a montar campamentos en los reinos vecinos, tanto comerciales como militares.

Una generación más tarde, zonas fronterizas del Congo que antaño habían sido objetivo de los esclavistas se convirtieron en socias potenciales. Ndongo era una de ellas. En 1590, estaba en guerra contra los portugueses y sus aliados congoleños, además de sufrir los ataques de una banda de mercenarios muy feroces, conocida como los imbangala. Cuando esta guerra empezó a torcerse, un noble dio un golpe de estado y expulsó a muchos miembros de la corte real, incluida Nzinga, que huyó al reino vecino de Matamba. Pero el nuevo líder de Ndongo vio la necesidad de contar con la perspicacia política y los contactos de la mujer y la reclutó para negociar con los portugueses.

Aquí es donde Nzinga brilló con luz propia. Desafió de manera deliberada las normas portuguesas. Negándose a asumir el papel sumiso que se le asignaba en las negociaciones, se vestía con las mejores galas de su tierra y se presentaba como una reina, no como una súbdita. Cuando los portugueses intentaron que se sentara en el suelo, ordenó a su asistente que le hiciera de silla. Se resistió al tema del bautismo y lo usó como una moneda de cambio en las negociaciones. Al final, consiguió la paz.

Pero esta paz no duró mucho. Los imbangala querían más territorio y desafiaron tanto a los portugueses como a Ndongo y mantuvieron la guerra. Mientras la crisis se agravaba en su patria, el rey de Ndongo murió, y Nzinga –con una amplia red de aliados políticos y estratégicos– quiso hacerse con el control. Los portugueses, recordando el fuego que ardía dentro de ella, se resistieron a reconocerla y exigieron que jurase obediencia al rey títere que habían elegido. Nzinga se negó y escapó para unirse a los rebeldes, que no eran otros que los propios imbangala. Se casó con uno de ellos y reconstruyó sus fuerzas al modo ultramilitarista de su nueva gente. Con ellas, barrió la zona y tomó Matamba, aunque no toda Ndongo. Desde esta posición ventajosa, entabló relaciones independientes con los comerciantes holandeses –con quienes intercambió esclavos como salvavidas financiero para la resistencia– y construyó una alianza con los holandeses y congoleños contra los portugueses.

La guerra se prolongó. Los portugueses expulsaron a los holandeses, pero a su vez Portugal entró en guerra con España. En 1656, después de varios años de lucha, los dos enemigos firmaron un tratado de paz: Portugal ganaba una buena parte de la costa, mientras que Nzinga se hacía con el monopolio del comercio de esclavos. Pasarían muchos años antes de que los europeos volvieran a intentar abrir una brecha hacia el interior.

La historia recuerda a Nzinga Mbande como una fuerza que luchó contra los portugueses, sobre todo en las representaciones de la guerra civil de Angola.
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