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Momentos históricos

Civilizaciones

Líderes

Introducción

Abraham Lincoln

Alejandro

Amanitore

Ambiórix

Basilio II

Bà Triệu

Catalina de Médici (de la magnificencia)

Catalina de Médici (Reina negra)

Chandragupta

Ciro

Cleopatra (egipcia)

Cleopatra (ptolemaica)

Eduviges

Federico Barbarroja

Felipe II

Gandhi

Gengis Kan

Gilgamesh

Gitarja

Gorgo

Guillermina

Hammurabi

Harald Haardrade (konge)

Harald Haardrade (varego)

Hōjō Tokimune

Isabel I

Jayavarman

John Curtin

Juan III

Julio César

Kublai Kan (China)

Kublai Kan (Mongolia)

Lautaro

Luis II

Menelik II

Moctezuma

Nader Shah

Nzinga Mbande

Nzinga Mvemba

Pedro

Pedro II

Pericles

Poundmaker

Qin (Mandato del cielo)

Qin (unificador)

Ramsés II

Roberto I de Escocia

Saladino (sultán)

Saladino (visir)

Sejong

Señora Seis Cielo

Seondeok

Shaka

Simón Bolívar

Tamara

Teddy Roosevelt (Alce)

Teddy Roosevelt (Jinete duro)

Teodora

Tokugawa

Tomiris

Trajano

Victoria (Era del imperio)

Victoria (Era del vapor)

Wu Zetian

Yongle

Pedro I
Habilidad exclusiva

La gran embajada

Recibe Ciencia o Cultura de las Rutas comerciales con civilizaciones más avanzadas que Rusia . +1 por cada 3 tecnologías o principios por delante.

Resumen
La Rusia de Pedro es esa ameba creciente que nadie quiere tener al lado. Lo que mejor se le da es absorber todo el territorio, tecnologías y principios a su alrededor.
Visión detallada
Las bonificaciones de Pedro son perfectas para apoderarse de grandes extensiones en tierra. Primeramente, porque cada ciudad empieza con un buen tamaño, y luego porque las lauras proporcionan casillas adicionales para su ciudad al gastar un personaje importante. Las ciudades de Rusia conseguirán montones de casillas rápidamente. Si unimos esto a la capacidad de Pedro de absorber Ciencia y Cultura de los líderes de esos campos, tendrás un imperio muy poderoso que puede obtener cualquier tipo de victoria.
Contexto histórico
Se mereciera el sobrenombre de "el Grande" o no, lo cierto es que Piotr Alekséievich consiguió algunos logros impresionantes durante su reinado de cuatro décadas en Rusia. Cuando murió, el país se había modernizado, occidentalizado, ilustrado y revolucionado (al menos en términos de cultura y ciencia). En una serie de guerras coronadas con éxito, Pedro había conseguido puertos en los mares Negro y Báltico y había convertido a Rusia en un "jugador" de la política europea. En definitiva, su legado aún se hace oír en Rusia y Europa del este.

Pedro consiguió evitar las limitaciones de sus hermanastros mayores (Feodor III e Iván V, los dos débiles y enfermizos, y el segundo con "problemas mentales"). Así, cuando Feodor murió sin dejar descendencia en mayo de 1682, la duma de los boyardos eligió como zar al pequeño Pedro (que solo tenía diez años), con su madre Natalia Narýshkina como regente. Pero una rebelión de los Streltsí (la guardia de palacio rusa), dirigida por la ambiciosa Sofía Alekséyevna (hermana de Iván y hermanastra de Pedro), obligó a los boyardos a proclamar a Iván y a Pedro "zares conjuntos", siendo Iván el más importante. En el caos consiguiente, los Streltsí asesinaron a algunos familiares y amigos del pequeño zar por orden de Sofía... pero Pedro tenía mucha memoria.

Sofía se convirtió en regente, no es que eso molestara (mucho) al joven Pedro, ya que estaba más interesado en pasatiempos como las maquetas de barcos, navegar y simular guerras con su extensa colección de soldados de juguete. En los estudios, Pedro demostró ser inteligente (por no decir "brillante") y su padre le puso como tutores a algunas de las mentes más preclaras de la ilustración rusa. Ellos le metieron en la cabeza todas esas ideas locas que tan populares eran en Europa: el absolutismo benévolo, la igualdad (de los que no eran nobles, por supuesto), el progreso científico, la libertad de expresión, la "República de las Letras" y toda una serie de costumbres europeas.

Su madre trató de distraerlo de tanto estudio concertando un matrimonio con Eudoxia Lopujiná en 1689, que no funcionó; diez años más tarde, Pedro obligaría a Eudoxia a hacerse monja y la desterraría al convento de Súzdal. El complot de Pedro para arrebatarle el poder a su hermanastra fue bastante más distraído. Pero Sofía se enteró de sus planes y movió ficha primero. Cuando los Streltsí se rebelaron, Pedro huyó a un monasterio ortodoxo inexpugnable para reunir allí a sus propias fuerzas. Al final, Sofía fue derrocada y obligada a entrar en un convento (parece ser que Pedro tenía reparos en matar mujeres). Siguió la corregencia con Iván, que ya estaba senil y prácticamente ciego, pero Pedro tenía el verdadero poder.

Haciendo acopio de todo el pensamiento ilustrado que había absorbido, Pedro introdujo casi de inmediato reformas radicales dirigidas a modernizar Rusia a la manera europea. Tuvo un poco de oposición – levantamientos de los Streltsí, boyardos, baskires y cosacos de Bulavin– pero su respuesta fue rápida y brutal en todos los casos. Y puso en práctica su "modernización social" con la misma resolución. Como señal externa de los avances que Rusia estaba haciendo por civilizarse (siempre en una lucha cuesta arriba), Pedro exigió que sus cortesanos, funcionarios y oficiales se afeitaran la barba y se vistieran con ropa moderna. De hecho, puso un impuesto sobre las barbas y túnicas en septiembre de 1698.

Pero, para mantener todo este progreso en marcha, Rusia necesitaba una manera más fácil de comunicarse con Europa: los puertos marítimos que abrirían el reino de Pedro al rápido intercambio de mercancías y conocimiento con Occidente. Al norte, el mar Báltico estaba dominado por los tozudos suecos; al sur, los otomanos tenían el mar Negro; y los persas safávidas, el Caspio. Para pensar siquiera en hacer la guerra a vecinos tan poderosos, Pedro necesitaba aliados y partidarios entre los monarcas europeos, así que dispuso su "Gran Embajada" en 1697 para ganárselos.

Aunque no coronó con éxito sus planes –lo que obligó a Rusia a enfrentarse sola a los pesos pesados– Pedro tuvo la oportunidad de ver de primera mano Europa, desde Ámsterdam a Londres, pasando por Leipzig y Viena, y quedó enamorado. Estudió construcción naval con la Compañía Holandesa de las Indias Orientales y contrató a constructores de buques y marineros para llevárselos a Rusia. Visitó al famoso Frederik Ruysch, que le enseñó a extraer dientes y coleccionar mariposas. En Inglaterra, se reunió con el rey y aprendió planificación de ciudades "modernas" en Manchester. Por desgracia, una revuelta de los Streltsí obligó a Pedro a acortar sus vacaciones en Europa. Al volver a casa, hizo torturar y ejecutar a unos 1200 de ellos, y finalmente disolvió a ese irritante cuerpo y creó una nueva guardia imperial.

A pesar de que no tenía aliados, Pedro metió a Rusia en una guerra contra los turcos. Pero el estallido de la Gran Guerra del Norte lo obligó a llegar a un acuerdo temporal con ellos, aunque se las arregló para quedarse con la fortaleza que había capturado en Azóv, un lugar estratégico donde el río Don desemboca en el mar Negro. Mientras los polacos y los lituanos morían a porrillo y mantenían ocupado al rey sueco y genio militar Carlos XII, Pedro arrebataba Ingria a los suecos en el Báltico en 1703 y fundaba la ciudad de San Petersburgo, destinada a ser la nueva capital rusa. Cuando Carlos acabó de pegarse con los polacos, Pedro ya estaba preparado para la invasión sueca. Tras retirarse hábilmente hacia el sur y sufrir derrotas periódicas, los rusos obtuvieron finalmente una gran victoria en Poltava que puso fin a la guerra. Cuando acabó la campaña, en 1721, Pedro había conseguido unas cuantas buenas incorporaciones a su imperio: Livonia, Estonia, Ingria y una parte sustancial de Karelia.

Pedro el Grande pasó el final de sus días con nuevas reformas. Contribuyó a reorganizar la Iglesia ortodoxa rusa; cuando el líder tradicional de la Iglesia, el patriarca de Moscú murió, el zar se negó a nombrar un sustituto, como era habitual, y en su lugar creó un Sínodo Sagrado para gobernarla. Y creó una ley que prohibía a cualquier hombre entrar en un monasterio antes de cumplir 50 años, pues pensaba que los años productivos de este se desperdiciaban. También promulgó un decreto donde estableció la educación obligatoria, abolió los impuestos sobre las tierras y las casas (aunque no era tonto fiscalmente hablando, e hizo instituir un impuesto de capitación), y comenzó el palacio de Peterhof, para que sus descendientes lo disfrutaran. Nunca llegó a verlo, pues murió en febrero de 1725 a la edad de 52 años.
icon_leader_peter_great
Acuérdate de alimentar a tu pueblo. La tripa de los soldados no se llena con promesas vacías ni esperanzas vanas.

Rasgos

Civilizaciones
icon_civilization_russia
Rusia

Preferencias

Agendas
Pro occidentalización
Se muestra amigable con las demás civilizaciones que vayan por delante de la suya en Ciencia y Cultura . No le gustan las civilizaciones atrasadas que carezcan de Ciencia y Cultura .
Religión
icon_religion_orthodoxy
Cristianismo ortodoxo
icon_leader_peter_great
Acuérdate de alimentar a tu pueblo. La tripa de los soldados no se llena con promesas vacías ni esperanzas vanas.

Rasgos

Civilizaciones
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Rusia

Preferencias

Agendas
Pro occidentalización
Se muestra amigable con las demás civilizaciones que vayan por delante de la suya en Ciencia y Cultura . No le gustan las civilizaciones atrasadas que carezcan de Ciencia y Cultura .
Religión
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Cristianismo ortodoxo
Habilidad exclusiva

La gran embajada

Recibe Ciencia o Cultura de las Rutas comerciales con civilizaciones más avanzadas que Rusia . +1 por cada 3 tecnologías o principios por delante.

Resumen
La Rusia de Pedro es esa ameba creciente que nadie quiere tener al lado. Lo que mejor se le da es absorber todo el territorio, tecnologías y principios a su alrededor.
Visión detallada
Las bonificaciones de Pedro son perfectas para apoderarse de grandes extensiones en tierra. Primeramente, porque cada ciudad empieza con un buen tamaño, y luego porque las lauras proporcionan casillas adicionales para su ciudad al gastar un personaje importante. Las ciudades de Rusia conseguirán montones de casillas rápidamente. Si unimos esto a la capacidad de Pedro de absorber Ciencia y Cultura de los líderes de esos campos, tendrás un imperio muy poderoso que puede obtener cualquier tipo de victoria.
Contexto histórico
Se mereciera el sobrenombre de "el Grande" o no, lo cierto es que Piotr Alekséievich consiguió algunos logros impresionantes durante su reinado de cuatro décadas en Rusia. Cuando murió, el país se había modernizado, occidentalizado, ilustrado y revolucionado (al menos en términos de cultura y ciencia). En una serie de guerras coronadas con éxito, Pedro había conseguido puertos en los mares Negro y Báltico y había convertido a Rusia en un "jugador" de la política europea. En definitiva, su legado aún se hace oír en Rusia y Europa del este.

Pedro consiguió evitar las limitaciones de sus hermanastros mayores (Feodor III e Iván V, los dos débiles y enfermizos, y el segundo con "problemas mentales"). Así, cuando Feodor murió sin dejar descendencia en mayo de 1682, la duma de los boyardos eligió como zar al pequeño Pedro (que solo tenía diez años), con su madre Natalia Narýshkina como regente. Pero una rebelión de los Streltsí (la guardia de palacio rusa), dirigida por la ambiciosa Sofía Alekséyevna (hermana de Iván y hermanastra de Pedro), obligó a los boyardos a proclamar a Iván y a Pedro "zares conjuntos", siendo Iván el más importante. En el caos consiguiente, los Streltsí asesinaron a algunos familiares y amigos del pequeño zar por orden de Sofía... pero Pedro tenía mucha memoria.

Sofía se convirtió en regente, no es que eso molestara (mucho) al joven Pedro, ya que estaba más interesado en pasatiempos como las maquetas de barcos, navegar y simular guerras con su extensa colección de soldados de juguete. En los estudios, Pedro demostró ser inteligente (por no decir "brillante") y su padre le puso como tutores a algunas de las mentes más preclaras de la ilustración rusa. Ellos le metieron en la cabeza todas esas ideas locas que tan populares eran en Europa: el absolutismo benévolo, la igualdad (de los que no eran nobles, por supuesto), el progreso científico, la libertad de expresión, la "República de las Letras" y toda una serie de costumbres europeas.

Su madre trató de distraerlo de tanto estudio concertando un matrimonio con Eudoxia Lopujiná en 1689, que no funcionó; diez años más tarde, Pedro obligaría a Eudoxia a hacerse monja y la desterraría al convento de Súzdal. El complot de Pedro para arrebatarle el poder a su hermanastra fue bastante más distraído. Pero Sofía se enteró de sus planes y movió ficha primero. Cuando los Streltsí se rebelaron, Pedro huyó a un monasterio ortodoxo inexpugnable para reunir allí a sus propias fuerzas. Al final, Sofía fue derrocada y obligada a entrar en un convento (parece ser que Pedro tenía reparos en matar mujeres). Siguió la corregencia con Iván, que ya estaba senil y prácticamente ciego, pero Pedro tenía el verdadero poder.

Haciendo acopio de todo el pensamiento ilustrado que había absorbido, Pedro introdujo casi de inmediato reformas radicales dirigidas a modernizar Rusia a la manera europea. Tuvo un poco de oposición – levantamientos de los Streltsí, boyardos, baskires y cosacos de Bulavin– pero su respuesta fue rápida y brutal en todos los casos. Y puso en práctica su "modernización social" con la misma resolución. Como señal externa de los avances que Rusia estaba haciendo por civilizarse (siempre en una lucha cuesta arriba), Pedro exigió que sus cortesanos, funcionarios y oficiales se afeitaran la barba y se vistieran con ropa moderna. De hecho, puso un impuesto sobre las barbas y túnicas en septiembre de 1698.

Pero, para mantener todo este progreso en marcha, Rusia necesitaba una manera más fácil de comunicarse con Europa: los puertos marítimos que abrirían el reino de Pedro al rápido intercambio de mercancías y conocimiento con Occidente. Al norte, el mar Báltico estaba dominado por los tozudos suecos; al sur, los otomanos tenían el mar Negro; y los persas safávidas, el Caspio. Para pensar siquiera en hacer la guerra a vecinos tan poderosos, Pedro necesitaba aliados y partidarios entre los monarcas europeos, así que dispuso su "Gran Embajada" en 1697 para ganárselos.

Aunque no coronó con éxito sus planes –lo que obligó a Rusia a enfrentarse sola a los pesos pesados– Pedro tuvo la oportunidad de ver de primera mano Europa, desde Ámsterdam a Londres, pasando por Leipzig y Viena, y quedó enamorado. Estudió construcción naval con la Compañía Holandesa de las Indias Orientales y contrató a constructores de buques y marineros para llevárselos a Rusia. Visitó al famoso Frederik Ruysch, que le enseñó a extraer dientes y coleccionar mariposas. En Inglaterra, se reunió con el rey y aprendió planificación de ciudades "modernas" en Manchester. Por desgracia, una revuelta de los Streltsí obligó a Pedro a acortar sus vacaciones en Europa. Al volver a casa, hizo torturar y ejecutar a unos 1200 de ellos, y finalmente disolvió a ese irritante cuerpo y creó una nueva guardia imperial.

A pesar de que no tenía aliados, Pedro metió a Rusia en una guerra contra los turcos. Pero el estallido de la Gran Guerra del Norte lo obligó a llegar a un acuerdo temporal con ellos, aunque se las arregló para quedarse con la fortaleza que había capturado en Azóv, un lugar estratégico donde el río Don desemboca en el mar Negro. Mientras los polacos y los lituanos morían a porrillo y mantenían ocupado al rey sueco y genio militar Carlos XII, Pedro arrebataba Ingria a los suecos en el Báltico en 1703 y fundaba la ciudad de San Petersburgo, destinada a ser la nueva capital rusa. Cuando Carlos acabó de pegarse con los polacos, Pedro ya estaba preparado para la invasión sueca. Tras retirarse hábilmente hacia el sur y sufrir derrotas periódicas, los rusos obtuvieron finalmente una gran victoria en Poltava que puso fin a la guerra. Cuando acabó la campaña, en 1721, Pedro había conseguido unas cuantas buenas incorporaciones a su imperio: Livonia, Estonia, Ingria y una parte sustancial de Karelia.

Pedro el Grande pasó el final de sus días con nuevas reformas. Contribuyó a reorganizar la Iglesia ortodoxa rusa; cuando el líder tradicional de la Iglesia, el patriarca de Moscú murió, el zar se negó a nombrar un sustituto, como era habitual, y en su lugar creó un Sínodo Sagrado para gobernarla. Y creó una ley que prohibía a cualquier hombre entrar en un monasterio antes de cumplir 50 años, pues pensaba que los años productivos de este se desperdiciaban. También promulgó un decreto donde estableció la educación obligatoria, abolió los impuestos sobre las tierras y las casas (aunque no era tonto fiscalmente hablando, e hizo instituir un impuesto de capitación), y comenzó el palacio de Peterhof, para que sus descendientes lo disfrutaran. Nunca llegó a verlo, pues murió en febrero de 1725 a la edad de 52 años.
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