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Momentos históricos

Civilizaciones

Líderes

Introducción

Abraham Lincoln

Alejandro

Amanitore

Ambiórix

Basilio II

Bà Triệu

Catalina de Médici (de la magnificencia)

Catalina de Médici (Reina negra)

Chandragupta

Ciro

Cleopatra (egipcia)

Cleopatra (ptolemaica)

Eduviges

Federico Barbarroja

Felipe II

Gandhi

Gengis Kan

Gilgamesh

Gitarja

Gorgo

Guillermina

Hammurabi

Harald Haardrade (konge)

Harald Haardrade (varego)

Hōjō Tokimune

Isabel I

Jayavarman

John Curtin

Juan III

Julio César

Kublai Kan (China)

Kublai Kan (Mongolia)

Lautaro

Luis II

Menelik II

Moctezuma

Nader Shah

Nzinga Mbande

Nzinga Mvemba

Pedro

Pedro II

Pericles

Poundmaker

Qin (Mandato del cielo)

Qin (unificador)

Ramsés II

Roberto I de Escocia

Saladino (sultán)

Saladino (visir)

Sejong

Señora Seis Cielo

Seondeok

Shaka

Simón Bolívar

Tamara

Teddy Roosevelt (Alce)

Teddy Roosevelt (Jinete duro)

Teodora

Tokugawa

Tomiris

Trajano

Victoria (Era del imperio)

Victoria (Era del vapor)

Wu Zetian

Yongle

Chandragupta
Habilidad exclusiva

Arthashastra

Se puede declarar una guerra de expansión territorial tras conseguir el principio de Instrucción militar. +2 al Movimiento y +5 a la Fuerza de combate durante los primeros 10 turnos después de declarar una guerra de expansión territorial.

Resumen
Chandragupta representa la cara menos pacífica de la India. No teme los conflictos y está dispuesto a ampliar sus fronteras hacia el extranjero.
Visión detallada
La principal ventaja de Chandragupta es el acceso anticipado al casus belli de expansión territorial, por lo que es fundamental completar el principio de Instrucción militar antes de atacar los países vecinos. La preparación resulta clave para sacar el máximo partido de la habilidad Arthashastra y aplastar rápidamente al enemigo con más fuerza y movimientos más rápidos. Tampoco conviene ignorar la fortaleza religiosa de la India. Al conquistar ciudades en las que dominen otras religiones, será más fácil propagar esas religiones por su imperio y aprovechar las creencias de devotos que proporcionan.
Contexto histórico
Raro es el conquistador cuyo nombre resuena durante milenios. Más raro todavía es el estratega que es igual de hábil en el campo de batalla y en la palestra política. Y extraordinario es el gobernante que regalaría un imperio voluntariamente. Solo Chandragupta Maurya pertenece a estos tres grupos.

Chandragupta nació en algún momento en el siglo III a. C. en lo que era la zona Magadha de la India, pero sus primeros años de vida siguen siendo un misterio. Aunque algunos relatos hablan de su relación con una familia de una noble tradición guerrera, los relatos griegos los contradicen y afirman que nació plebeyo. Pese a esta confusión, Chandragupta se labró rápidamente una reputación como hombre inteligente y carismático, tanto que el gran Chanakya decidió convertirse en su mentor. Con el apoyo y asesoramiento del legendario político y filósofo, Chandragupta se formó intensivamente en política, arte y tácticas militares.

La educación de Chanakya tenía un propósito singular, pues este esperaba que su discípulo fuera capaz de plantar cara a la dinastía Nanda, un gobierno que la gran mayoría consideraba corrupto. Chandragupta demostró ser digno de la confianza de su tutor, pues pronto formó un ejército. Hacia el año 322 a. C., derrocó a los Nanda, se proclamó gobernante del reino de Magadha y fundó la dinastía Mauria.

Chandragupta jamás sentó cabeza. Pronto volvió la mirada hacia las tierras que conservaban de manera ostensible los poderosos estados sucesores de Macedonia. Aunque Alejandro Magno había perecido antes de que el rey mauria subiera al trono, su conquista del valle del Indo dejó a las satrapías locales bajo el control de Macedonia. Al parecer, Chandragupta se oponía y recuperó las tierras conquistadas, se anexionó el Punjab y siguió avanzando hasta presionar contra las fronteras de Persia y el flanco oriental de Seleuco I Nicátor, basileo del recién formado Imperio seleúcida y compañero del mismísimo Alejandro.

La guerra mauria-seleúcida, que duró del 305 al 303 a. C., terminó con la cesión por parte de Seleuco de las satrapías indias de Macedonia al rey mauria. Para demostrar que no guardaba resentimientos contra él y consciente de que Seleuco estaba más preocupado por los estados sucesores rivales que tenía al oeste y el sur, Chandragupta le dio 500 elefantes de guerra al basileo, un regalo perfecto para casi cualquier ocasión.

En suma, el imperio de Chandragupta abarcó desde el moderno Afganistán hasta el sur de la India. Sin embargo, la conquista no era el único punto fuerte de Chandragupta. A lo largo de su reinado, demostró ser un regente astuto que cuidaba mucho de su pueblo... o al menos, lo bastante astuto como hacer ver que cuidaba de este con sus obras. Construyó carreteras, sistemas de riego y amplió las rutas comerciales para mejorar la vida de su pueblo. También tuvo la astucia de asegurarse la lealtad de sus soldados proporcionándoles lujos y criados en las guarniciones.

Chandragupta conoció al sabio Bhadrabahu cerca del final de su vida, y este le enseñó los preceptos del jainismo, una religión atea que promueve la iluminación espiritual y el pacifismo mediante una vida ascética. Siguiendo este nuevo código, Chandragupta abdicó y le cedió el trono a su hijo, Bindusara. Buscó la iluminación y fue en peregrinación a una cueva del sur de la India. Allí meditó hasta la muerte, cumpliendo su objetivo final de pureza espiritual, y renunciando a todo, literalmente: su trono, su reino, sus riquezas e incluso a la comida.

Sin embargo, la muerte de Chandragupta no fue el final de su dinastía. El Imperio mauria duraría otro siglo. Inspirados por sus gestas, los sucesores de Chandragupta –especialmente su nieto, Ashoka– siguieron su ejemplo de combinar expansión e iluminación espiritual.
icon_leader_chandragupta
No basta con gobernar a tu pueblo. Más bien, debes gobernar como si fueras tu pueblo.

Rasgos

Civilizaciones
icon_civilization_india
India

Preferencias

Agendas
Imperio mauria
Intenta conquistar a las civilizaciones vecinas y le gustan las civilizaciones que no son sus vecinas (de momento). Desprecia a sus vecinos.
Religión
icon_religion_hinduism
Hinduismo
icon_leader_chandragupta
No basta con gobernar a tu pueblo. Más bien, debes gobernar como si fueras tu pueblo.

Rasgos

Civilizaciones
icon_civilization_india
India

Preferencias

Agendas
Imperio mauria
Intenta conquistar a las civilizaciones vecinas y le gustan las civilizaciones que no son sus vecinas (de momento). Desprecia a sus vecinos.
Religión
icon_religion_hinduism
Hinduismo
Habilidad exclusiva

Arthashastra

Se puede declarar una guerra de expansión territorial tras conseguir el principio de Instrucción militar. +2 al Movimiento y +5 a la Fuerza de combate durante los primeros 10 turnos después de declarar una guerra de expansión territorial.

Resumen
Chandragupta representa la cara menos pacífica de la India. No teme los conflictos y está dispuesto a ampliar sus fronteras hacia el extranjero.
Visión detallada
La principal ventaja de Chandragupta es el acceso anticipado al casus belli de expansión territorial, por lo que es fundamental completar el principio de Instrucción militar antes de atacar los países vecinos. La preparación resulta clave para sacar el máximo partido de la habilidad Arthashastra y aplastar rápidamente al enemigo con más fuerza y movimientos más rápidos. Tampoco conviene ignorar la fortaleza religiosa de la India. Al conquistar ciudades en las que dominen otras religiones, será más fácil propagar esas religiones por su imperio y aprovechar las creencias de devotos que proporcionan.
Contexto histórico
Raro es el conquistador cuyo nombre resuena durante milenios. Más raro todavía es el estratega que es igual de hábil en el campo de batalla y en la palestra política. Y extraordinario es el gobernante que regalaría un imperio voluntariamente. Solo Chandragupta Maurya pertenece a estos tres grupos.

Chandragupta nació en algún momento en el siglo III a. C. en lo que era la zona Magadha de la India, pero sus primeros años de vida siguen siendo un misterio. Aunque algunos relatos hablan de su relación con una familia de una noble tradición guerrera, los relatos griegos los contradicen y afirman que nació plebeyo. Pese a esta confusión, Chandragupta se labró rápidamente una reputación como hombre inteligente y carismático, tanto que el gran Chanakya decidió convertirse en su mentor. Con el apoyo y asesoramiento del legendario político y filósofo, Chandragupta se formó intensivamente en política, arte y tácticas militares.

La educación de Chanakya tenía un propósito singular, pues este esperaba que su discípulo fuera capaz de plantar cara a la dinastía Nanda, un gobierno que la gran mayoría consideraba corrupto. Chandragupta demostró ser digno de la confianza de su tutor, pues pronto formó un ejército. Hacia el año 322 a. C., derrocó a los Nanda, se proclamó gobernante del reino de Magadha y fundó la dinastía Mauria.

Chandragupta jamás sentó cabeza. Pronto volvió la mirada hacia las tierras que conservaban de manera ostensible los poderosos estados sucesores de Macedonia. Aunque Alejandro Magno había perecido antes de que el rey mauria subiera al trono, su conquista del valle del Indo dejó a las satrapías locales bajo el control de Macedonia. Al parecer, Chandragupta se oponía y recuperó las tierras conquistadas, se anexionó el Punjab y siguió avanzando hasta presionar contra las fronteras de Persia y el flanco oriental de Seleuco I Nicátor, basileo del recién formado Imperio seleúcida y compañero del mismísimo Alejandro.

La guerra mauria-seleúcida, que duró del 305 al 303 a. C., terminó con la cesión por parte de Seleuco de las satrapías indias de Macedonia al rey mauria. Para demostrar que no guardaba resentimientos contra él y consciente de que Seleuco estaba más preocupado por los estados sucesores rivales que tenía al oeste y el sur, Chandragupta le dio 500 elefantes de guerra al basileo, un regalo perfecto para casi cualquier ocasión.

En suma, el imperio de Chandragupta abarcó desde el moderno Afganistán hasta el sur de la India. Sin embargo, la conquista no era el único punto fuerte de Chandragupta. A lo largo de su reinado, demostró ser un regente astuto que cuidaba mucho de su pueblo... o al menos, lo bastante astuto como hacer ver que cuidaba de este con sus obras. Construyó carreteras, sistemas de riego y amplió las rutas comerciales para mejorar la vida de su pueblo. También tuvo la astucia de asegurarse la lealtad de sus soldados proporcionándoles lujos y criados en las guarniciones.

Chandragupta conoció al sabio Bhadrabahu cerca del final de su vida, y este le enseñó los preceptos del jainismo, una religión atea que promueve la iluminación espiritual y el pacifismo mediante una vida ascética. Siguiendo este nuevo código, Chandragupta abdicó y le cedió el trono a su hijo, Bindusara. Buscó la iluminación y fue en peregrinación a una cueva del sur de la India. Allí meditó hasta la muerte, cumpliendo su objetivo final de pureza espiritual, y renunciando a todo, literalmente: su trono, su reino, sus riquezas e incluso a la comida.

Sin embargo, la muerte de Chandragupta no fue el final de su dinastía. El Imperio mauria duraría otro siglo. Inspirados por sus gestas, los sucesores de Chandragupta –especialmente su nieto, Ashoka– siguieron su ejemplo de combinar expansión e iluminación espiritual.
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