El catolicismo romano es la teología y la doctrina de la Iglesia cristiana bajo los auspicios de la Santa Sede, el papado que se encuentra en Roma. Según los estudiosos, el catolicismo se distingue de otras ramas del cristianismo por su compromiso con las tradiciones de la Iglesia católica, los sacramentos y la contemplación del clero como intérprete de la Biblia.

El uso más antiguo conocido del término "Iglesia católica" se debe a Ignacio de Antioquía, alrededor del año 107 d. C. La Iglesia primitiva se organizaba mediante el gobierno de los tres patriarcas, el de Roma, el de Alejandría y el de Antioquía, a los que más tarde se añadirían los patriarcas de Constantinopla y de Jerusalén. Pero demasiados patriarcas suelen enturbiar las aguas sagradas.

Muy pronto, el patriarca de Roma afirmó tener una autoridad especial debido a la relación entre San Pedro y esa ciudad. Durante 1000 años, el catolicismo romano dominó Europa, hasta el Gran Cisma de 1054, que dio origen a la ortodoxia oriental, una escisión que mucho tuvo que ver con las pugnas políticas entre Constantinopla y el Sacro Imperio romano recién fundado, así como con escisiones culturales entre un mundo religioso que hablaba en griego y otro que hablaba en latín. 500 años más tarde se produjo otra división importante entre la cristiandad con la Reforma protestante, que vio cómo muchos europeos rechazaban las enseñanzas católicas en favor de una expresión más personal de la fe.

En la actualidad, la Iglesia católica romana considera que los que no comulgan con el Vaticano "no son católicos", pero tolera interpretaciones diferentes de la Biblia. Ha cambiado un poco desde los días en que quemaba a herejes y a todos aquellos que no siguieran el dogma católico a pies juntillas.