El Imperio inca fue una de las últimas naciones indígenas y una de las más grandes y poderosas. Su nombre en quechua es Tawantin Suyu, "las cuatro regiones unidas". Dentro de su territorio se hablaban varias lenguas y tenía una fuerte administración central, sofisticadas infraestructuras públicas y carreteras mantenidas por un sistema de trabajo obligatorio, impuestos y distribución de los alimentos. Todo esto se logró sin emplear la rueda, animales de tiro o registros escritos, lo que presenta un curioso caso de estudio a los estudiantes de historia: la relación entre los sistemas políticos y la tecnología. En resumen, son el fichaje perfecto para un juego en el que puedes construir las pirámides de Guiza en Washington.

La región natal de los incas era el reino de Cuzco, descrito a menudo como una ciudad-estado. Hay varios mitos acerca de su origen, la mayoría en torno a su legendario fundador, Manco Cápac, o el dios del sol Inti. En 1438, bajo el gobierno de Pachacútec, los incas iniciaron un proceso de expansión diplomática y militar mediante el cual absorbieron o conquistaron a los pueblos cercanos, incluyendo a los chimú de la costa y a los aimara en lo que hoy es Bolivia. Con las conquistas de Pachacútec, los incas se hicieron con gran parte de la cordillera de los Andes. Sus herederos continuaron anexionándose territorio y población haciendo uso de la fuerza militar y de la diplomática.

Los incas dividieron su imperio en cuatro partes con Cuzco en el centro. Usaron un sistema codificado de trabajo obligatorio llamado mita, según el cual los adultos físicamente aptos debían dedicarse a la agricultura o el servicio militar a cambio de protección por parte del Estado y acceso a los bienes públicos. Construyeron y mantuvieron una enorme red de carreteras y pasarelas en el difícil terreno montañoso, y guardaron el exceso de alimentos en almacenes como prevención en caso de desastre.

La administración del imperio estaba centralizada, y existía un sentimiento de responsabilidad mutua entre el soberano y su gente que fomentaba la distribución de los recursos. Esta responsabilidad se cimentaba creando lazos entre la familia del sapa inca y la nobleza regional o las familias gobernantes de los territorios conquistados. De este modo se establecían una serie de responsabilidades consuetudinarias y familiares entre el soberano y sus vasallos. Los inspectores de la corte del sapa inca debían velar por las costumbres, por el mantenimiento del imperio y por la aplicación de la mita.

Los incas eran hábiles astrónomos, arquitectos y agrónomos. Usaban un ingenioso sistema mnemotécnico de cuerdas entrelazadas llamado quipu para enviar información entre la capital y los territorios más distantes, y para guardar registros históricos. Incluso las telas tenían usos ideográficos y mnemotécnicos. La arquitectura inca usaba piedras talladas que ajustaban cuidadosamente en huecos sin argamasa, una técnica cuyos resultados asombraron a los europeos. El cultivo de terrazas, de una sofisticación en cuanto a ingeniería considerable, convirtió laderas yermas en tierra productiva.

La tela tenía un valor especial para los incas y se ofrecía como regalo. Los tejidos podían ser muy elaborados y de brillantes colores. La ropa simbolizaba la clase social, pero también era una forma de mostrar la capacidad de consumo entre las clases altas. El algodón y la lana de llama y alpaca eran comunes, pero solo los nobles podían vestir lana de vicuña o guanaco. El sapa inca jamás vestía las mismas prendas dos veces.

En tiempos de guerra, los incas usaban sus enormes almacenes para abastecer a sus ejércitos y mantenían públicamente las armerías para equiparlos. Su red de carreteras permitía un rápido desplazamiento de las tropas de un extremo a otro del imperio. Como el Estado tenía el derecho de alistar a sus ciudadanos, los incas podían casi siempre formar ejércitos más grandes que los de sus rivales indígenas. Con todo, la tribu de los mapuche fue capaz de frenar su avance hacia el sur en el río Maule, y los incas los honraron con el nombre de purum awqa, "el salvaje enemigo".

La caída de los incas se produjo por una combinación entre los conflictos internos y la guerra contra el conquistador español Francisco Pizarro. Bajo el reinado del sapa inca Huayna Cápac, los incas expandieron su imperio hasta un extremo de lo que hoy es Colombia. Los indígenas americanos presentaron batalla frente a esta expansión, y la sucesión del sapa inca fue también motivo de disputa. Estalló una guerra de sucesión entre los hijos del recientemente fallecido Huayna Cápac, y las enfermedades del viejo mundo como la viruela causaron estragos entre la población. Pizarro participó con su pequeña pero bien armada tropa en el conflicto y desestabilizó completamente al Imperio inca.

Pizarro capturó a Atahualpa, uno de los pretendientes al trono, mediante engaños y violando la tregua durante una reunión pactada. Para liberarlo, los incas ofrecieron una cantidad de oro suficiente como para llenar su celda y el doble en plata. Pizarro aceptó la oferta, pero al recibir el pago, se negó a cumplir el trato. Mientras tanto, Huáscar, el otro aspirante, había sido asesinado, y declarando a Atahualpa responsable del crimen, Pizarro ordenó su ejecución sumaria.

Tras conseguir aislar a la nobleza inca de la casa regente, los españoles pusieron a un monarca títere en el trono, con lo que se convirtió en la práctica en un estado vasallo. Bajo el control de la Corona de España, la mita se expandió para incluir el trabajo en las minas de plata de Potosí, se abolieron los métodos tradicionales de cultivo en terrazas y la población siguió sufriendo el azote de nuevas enfermedades. Los últimos asentamientos incas fueron conquistados en 1572, año en que el último soberano inca, Túpac Amaru, fue capturado y ejecutado. El Imperio inca tocaba a su fin.

Hoy en día existe un renovado interés por la organización y las tecnologías del Imperio inca. El sistema ayllu de obligaciones recíprocas es objeto de estudio por parte de los politólogos. Las particularidades del sistema de agricultura vertical podrían servir para desarrollar formas de producción de alimentos en el futuro. Puede que el mayor tesoro de los incas no sea el oro o la plata, sino un método mejor de plantar patatas.