Conceptos
Civilizaciones/líderes
Ciudades-estado
Distritos
Edificios
Maravillas y proyectos
Unidades
Ascensos de unidades
Grandes personajes
Tecnologías
Principios
Gobiernos y políticas
Religiones
Terrenos y accidentes
Recursos
Mejoras y rutas
Gobernadores
Momentos históricos

Civilizaciones

Introducción

Alemania

Arabia

Araucania

Australia

Babilonia

Bizancio

Brasil

Canadá

China

Congo

Corea

Egipto

Escitia

Escocia

España

Estados Unidos

Etiopía

Fenicia

Francia

Galia

Georgia

Gran Colombia

Grecia

Holanda

Hungría

Imp. Azteca

Incas

India

Indonesia

Inglaterra

Japón

Jémer

Macedonia

Mali

Maoríes

Maya

Mongolia

Noruega

Nubia

Persia

Polonia

Portugal

Roma

Rusia

Suecia

Sumeria

Territorios otomanos

Tierra Cri

Vietnam

Zululandia

Líderes

Territorios otomanos
Habilidad exclusiva

Gran bombarda turca

+50% a la Producción dirigida a unidades de asedio. Todas las unidades de asedio obtienen +5 a la Fuerza de combate contra las defensas del distrito. Las ciudades conquistadas no pierden Población . Las ciudades no fundadas por los otomanos obtienen +1 a Servicios y +4 de Lealtad por turno.

Contexto histórico
Durante más de seis siglos, el Imperio otomano controló el cruce entre Europa, Asia y África, llegando a gobernar un enorme imperio que se extendía desde Persia hasta las fronteras de Hungría, Polonia, Oriente Medio y el norte de África. El Imperio otomano ocupó el vacío de poder dejado por las invasiones mongolas y el azote de la peste negra, y perduró hasta el final de la Primera Guerra Mundial. Durante ese tiempo jugó un papel determinante en los acontecimientos políticos de Europa y Oriente Próximo, y gobernó sobre una población de distintas etnias, lenguas y religiones.

El Imperio otomano fue fundado por guerreros musulmanes que luchaban al servicio de los persas selyúcidas contra los bizantinos. Este pueblo seminómada de Asia Central se estableció en Anatolia, y tras la derrota de los selyúcidas por parte del Imperio mongol, Osmán I fundó la dinastía otomana, que en su origen solo controlaba un pequeño territorio de Anatolia en los alrededores de Bursa, una ubicación muy precaria rodeada de gobernantes turcomanos por un lado y del aún poderoso Imperio bizantino por el otro. No obstante, gracias al flujo de influencias políticas y culturales que imperaba en Asia Central como resultado de las invasiones mongolas, los otomanos consiguieron convencer a otros pueblos para expandir su territorio a expensas de los bizantinos.

Los otomanos debilitaron los territorios controlados por el Imperio bizantino en los Balcanes y en lo que hoy en día se considera Turquía. Asimismo, consiguieron victorias militares y políticas a costa de las potencias islámicas rivales, como los selyúcidas y los turcomanos, llegando a controlar la mayor parte de territorios europeos al sur del Danubio. El sultán Mehmed II conquistó Constantinopla en 1453, poniendo fin al reinado de los bizantinos y a los últimos vestigios del Imperio romano. Bajo el mando de los sultanes Selim I y Solimán I, el imperio alcanzó su máxima expansión territorial gracias a la adición de Egipto, el Levante mediterráneo, el norte de África, Mesopotamia y parte de Europa hasta Hungría, Polonia, Lituania y Rusia.

El reinado de Solimán se considera la cumbre del Imperio otomano: una edad de oro caracterizada por las conquistas militares, las reformas políticas y jurídicas, la construcción de monumentos y el mecenazgo del arte y la artesanía. La vida en el Imperio otomano se regía por un complejo entramado de códigos seculares, jurisprudencia islámica, tradiciones regionales y jerarquías y rangos sociales. Los soldados jenízaros son un excelente ejemplo de esta combinación de costumbres. En su origen, eran niños nacidos en familias cristianas que eran entregados al estado otomano como impuesto o tributo, convertidos al islam y criados según la estricta instrucción marcial de los soldados. El día a día de los jenízaros estaba marcado por una disciplina y unas leyes muy severas. Eran extremadamente leales y se les consideraba la élite de la infantería del imperio, aunque no se les permitía contraer matrimonio ni tener propiedades.

El Imperio otomano, que estableció pactos con algunas naciones y luchó contra otras, fue una parte integral de la estrategia política europea de guerras y alianzas durante siglos. Incluso las naciones que no temían una invasión por su parte respetaban su poderío militar y económico. Durante gran parte del Renacimiento y los inicios de la Revolución Industrial, existió un conflicto latente entre los otomanos musulmanes y los europeos cristianos. Ambas partes acentuaban las diferencias religiosas en épocas conflictivas y le quitaban importancia en tiempos de paz.

Al reinado de Solimán le sucedió un periodo de decadencia progresiva propiciado por la incapacidad de los sultanes posteriores para gobernar de forma efectiva. A pesar de sufrir importantes reveses militares, como la derrota en la batalla de Lepanto en 1571, el imperio resultó ser lo bastante fuerte para resistir durante siglos. Incluso acometió hazañas militares como los sitios de Viena, que tuvieron lugar en diferentes ocasiones. El último se produjo en 1683, y se considera que con él se acabó la amenaza de las expansiones otomanas.

La Primera Guerra Mundial marcó la caída del Imperio otomano. Los otomanos apoyaron a las Potencias Centrales frente a la Triple Entente, lo que supuso un desastre para la nación. Sus antiguas instituciones no se habían reformado lo suficiente para permitir la recuperación política, y el creciente nacionalismo turco y los movimientos independentistas que surgieron en todo el territorio del imperio lo debilitaron aún más. El partido de los Jóvenes Turcos liderado por Mustafá Kemal fundó la República de Turquía en 1920, y el resto de territorios otomanos se dividió entre los vencedores de la guerra.

El Imperio otomano destacó en muchos aspectos: sus conquistas militares, la unificación de la mayor parte de territorios islámicos en una única entidad política, así como la calidad de su arte y su arquitectura. Al haber surgido en un mundo devastado por la peste y las invasiones en la encrucijada de tres continentes, sus instituciones demostraron ser duraderas y flexibles para hacer frente a siglos de desafíos.
PortraitSquare
icon_civilization_ottoman

Rasgos

Líderes
icon_leader_suleiman
Solimán (kanuni)
icon_leader_default
Solimán (muhteşem)
Unidades especiales
icon_unit_ottoman_barbary_corsair
Corsario berberisco
Infraestructura especial
icon_building_grand_bazaar
Gran Bazar

Geografía y datos sociales

Ubicación
Asia
Tamaño
Unos 5 200 000 kilómetros cuadrados
Población
Unos 35 millones de personas en su mejor momento
Capital
Estambul
PortraitSquare
icon_civilization_ottoman

Rasgos

Líderes
icon_leader_suleiman
Solimán (kanuni)
icon_leader_default
Solimán (muhteşem)
Unidades especiales
icon_unit_ottoman_barbary_corsair
Corsario berberisco
Infraestructura especial
icon_building_grand_bazaar
Gran Bazar

Geografía y datos sociales

Ubicación
Asia
Tamaño
Unos 5 200 000 kilómetros cuadrados
Población
Unos 35 millones de personas en su mejor momento
Capital
Estambul
Habilidad exclusiva

Gran bombarda turca

+50% a la Producción dirigida a unidades de asedio. Todas las unidades de asedio obtienen +5 a la Fuerza de combate contra las defensas del distrito. Las ciudades conquistadas no pierden Población . Las ciudades no fundadas por los otomanos obtienen +1 a Servicios y +4 de Lealtad por turno.

Contexto histórico
Durante más de seis siglos, el Imperio otomano controló el cruce entre Europa, Asia y África, llegando a gobernar un enorme imperio que se extendía desde Persia hasta las fronteras de Hungría, Polonia, Oriente Medio y el norte de África. El Imperio otomano ocupó el vacío de poder dejado por las invasiones mongolas y el azote de la peste negra, y perduró hasta el final de la Primera Guerra Mundial. Durante ese tiempo jugó un papel determinante en los acontecimientos políticos de Europa y Oriente Próximo, y gobernó sobre una población de distintas etnias, lenguas y religiones.

El Imperio otomano fue fundado por guerreros musulmanes que luchaban al servicio de los persas selyúcidas contra los bizantinos. Este pueblo seminómada de Asia Central se estableció en Anatolia, y tras la derrota de los selyúcidas por parte del Imperio mongol, Osmán I fundó la dinastía otomana, que en su origen solo controlaba un pequeño territorio de Anatolia en los alrededores de Bursa, una ubicación muy precaria rodeada de gobernantes turcomanos por un lado y del aún poderoso Imperio bizantino por el otro. No obstante, gracias al flujo de influencias políticas y culturales que imperaba en Asia Central como resultado de las invasiones mongolas, los otomanos consiguieron convencer a otros pueblos para expandir su territorio a expensas de los bizantinos.

Los otomanos debilitaron los territorios controlados por el Imperio bizantino en los Balcanes y en lo que hoy en día se considera Turquía. Asimismo, consiguieron victorias militares y políticas a costa de las potencias islámicas rivales, como los selyúcidas y los turcomanos, llegando a controlar la mayor parte de territorios europeos al sur del Danubio. El sultán Mehmed II conquistó Constantinopla en 1453, poniendo fin al reinado de los bizantinos y a los últimos vestigios del Imperio romano. Bajo el mando de los sultanes Selim I y Solimán I, el imperio alcanzó su máxima expansión territorial gracias a la adición de Egipto, el Levante mediterráneo, el norte de África, Mesopotamia y parte de Europa hasta Hungría, Polonia, Lituania y Rusia.

El reinado de Solimán se considera la cumbre del Imperio otomano: una edad de oro caracterizada por las conquistas militares, las reformas políticas y jurídicas, la construcción de monumentos y el mecenazgo del arte y la artesanía. La vida en el Imperio otomano se regía por un complejo entramado de códigos seculares, jurisprudencia islámica, tradiciones regionales y jerarquías y rangos sociales. Los soldados jenízaros son un excelente ejemplo de esta combinación de costumbres. En su origen, eran niños nacidos en familias cristianas que eran entregados al estado otomano como impuesto o tributo, convertidos al islam y criados según la estricta instrucción marcial de los soldados. El día a día de los jenízaros estaba marcado por una disciplina y unas leyes muy severas. Eran extremadamente leales y se les consideraba la élite de la infantería del imperio, aunque no se les permitía contraer matrimonio ni tener propiedades.

El Imperio otomano, que estableció pactos con algunas naciones y luchó contra otras, fue una parte integral de la estrategia política europea de guerras y alianzas durante siglos. Incluso las naciones que no temían una invasión por su parte respetaban su poderío militar y económico. Durante gran parte del Renacimiento y los inicios de la Revolución Industrial, existió un conflicto latente entre los otomanos musulmanes y los europeos cristianos. Ambas partes acentuaban las diferencias religiosas en épocas conflictivas y le quitaban importancia en tiempos de paz.

Al reinado de Solimán le sucedió un periodo de decadencia progresiva propiciado por la incapacidad de los sultanes posteriores para gobernar de forma efectiva. A pesar de sufrir importantes reveses militares, como la derrota en la batalla de Lepanto en 1571, el imperio resultó ser lo bastante fuerte para resistir durante siglos. Incluso acometió hazañas militares como los sitios de Viena, que tuvieron lugar en diferentes ocasiones. El último se produjo en 1683, y se considera que con él se acabó la amenaza de las expansiones otomanas.

La Primera Guerra Mundial marcó la caída del Imperio otomano. Los otomanos apoyaron a las Potencias Centrales frente a la Triple Entente, lo que supuso un desastre para la nación. Sus antiguas instituciones no se habían reformado lo suficiente para permitir la recuperación política, y el creciente nacionalismo turco y los movimientos independentistas que surgieron en todo el territorio del imperio lo debilitaron aún más. El partido de los Jóvenes Turcos liderado por Mustafá Kemal fundó la República de Turquía en 1920, y el resto de territorios otomanos se dividió entre los vencedores de la guerra.

El Imperio otomano destacó en muchos aspectos: sus conquistas militares, la unificación de la mayor parte de territorios islámicos en una única entidad política, así como la calidad de su arte y su arquitectura. Al haber surgido en un mundo devastado por la peste y las invasiones en la encrucijada de tres continentes, sus instituciones demostraron ser duraderas y flexibles para hacer frente a siglos de desafíos.
Idioma
Elegir reglamento
Get it on App StoreGet it on Google Play
Derechos de autorPolítica de privacidad