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Tierra Cri

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Zululandia

Líderes

Sumeria
Habilidad exclusiva

Misiones épicas

Cuando dispersas un Puesto bárbaro, recibes una recompensa de Aldea tribal, además los puntos de experiencia usuales. Paga la mitad del coste habitual para reclutar unidades de las ciudades-estado.

Contexto histórico
Aunque nunca fue un reino o un imperio, sino una serie de ciudades-estado con costumbres comunes que, algunas veces, compartían una autoridad central, a Sumeria se le considera la primera "civilización" de la historia. Los sacerdotes establecían los "reinados" y solían crear breves dinastías con los gobernantes de ciudades-estado influyentes: Kish, Lagash, Ur, Uruk o Adab entre otras. Hacia el año 3000 a. C., los sumerios desarrollaron un lenguaje escrito (un sistema logográfico en el periodo de su protoalfabeto) que ha permitido conocer parte de su historia.

Según estos escritos y algunos restos arqueológicos, parece que la cultura sumeria se originó durante el periodo llamado El Obeid. Los primeros sumerios desecaron ciénagas a lo largo del Éufrates, construyeron cabañas y murallas de barro, irrigaron campos, trabajaron los tejidos, las pieles, la piedra y la alfarería y desarrollaron un lenguaje escrito. Con el tiempo, también llevaron a cabo una práctica característica de las antiguas sociedades civilizadas: el uso de esclavos, que capturaban al norte. Construyeron ciudades alrededor de templos en las que la administración central estaba controlada por un rey-sacerdote junto con un grupo de ancianos asesores. Gracias a este desarrollo de las ciudades, la civilización sumeria empezó a tomar forma hacia el año 4000 a. C.

Alrededor del año 2900 a. C., el cargo de rey-sacerdote había evolucionado hasta convertirse en el de un rey autocrático, dando así comienzo el "periodo dinástico" con su larga lista de reyes. Durante años, varias dinastías gobernaron en Sumeria, como las cinco de los Uruk o las tres de los Kish. Los sacerdotes concedían la hegemonía sobre el conjunto de las ciudades-estado en la ciudad santa de Nippur. Aunque la autoridad del rey era limitada (excepto en su ciudad), su obligación era mantener la paz en toda Sumeria.

Al parecer, los monarcas no cumplieron muy bien con su obligación. Como recogen los escritos e indican algunos monumentos, los siguientes siglos estuvieron marcados por un aumento de la violencia, reflejado en la construcción de grandes murallas (como las que Gilgamesh levantó en Uruk) y en la desaparición de pequeñas aldeas en el sur de Mesopotamia. Con el paso del tiempo, las ciudades-estado más poderosas formaron alianzas comerciales y militares. Era inevitable que, antes o después, una ciudad-estado quisiese imponer su voluntad al resto por la fuerza.

La primera en conseguirlo fue la dinastía de Lagash (hacia 2500-2270), cuando el rey Eannatum se anexionó casi toda Sumeria (Kish, Uruk, Larsa y otras ciudades-estado) y obligó a pagar un tributo a la ciudad de Umma, su gran rival. Los reyes de Lagash instauraron el terror como política de estado y la "Estela de los Buitres" representa a la perfección el destino que sufrían sus enemigos. Posteriormente, los reyes de Umma derrocaron a los Lagash, conquistaron Uruk y la convirtieron en la capital de su reino, que se extendía desde el Golfo Pérsico hasta el Mediterráneo. La de Umma fue la última etnia sumeria que gobernó antes de que el acadio Sargón el Grande hiciese acto de presencia.

Desde ese momento, los destinos de los sumerios y de los acadios quedaron entrelazados. El Imperio acadio alcanzó su apogeo hacia el año 2400 a. C., cuando las tropas de Sargón conquistaron casi todas las ciudades-estado de la región y los sacerdotes reconocieron la hegemonía acadia sobre Sumeria (tras la ocupación de Nippur por los acadios era lo más sensato). La lengua acadia se impuso a la sumeria y, con el tiempo, se convirtió en la "lengua literaria". Las costumbres acadias se unieron a las sumerias y la religión se unificó en un solo panteón.

Todo iba bien (excepto para los esclavos y los campesinos) hasta que el Imperio acadio se colapsó; entonces, la región se sumió en una "época oscura" que se prolongaría hasta la llegada de la tercera dinastía de Ur, hacia el año 2112 a. C. Los sistemas de riego se deterioraron, los campos dejaron de explotarse y los guerreros gutios de los montes Zagros invadieron Sumeria. Tras instalarse en el gobierno de casi todas las ciudades-estado, los gutios, a los que poco importaban los pormenores de la civilización, descuidaron la agricultura y la seguridad pública. Al parecer, dejaron en libertad al ganado, lo cual, sumado a varias décadas de sequías y al aumento de los precios de los cereales, provocó un periodo de hambruna en la región.

Durante esta época, la capital del imperio, Acadia, fue saqueada varias veces (sus ruinas aún no se han encontrado). Aprovechando toda esta confusión, algunas ciudades-estado del sur de Sumeria recuperaron su independencia. Los gutios, incapaces de acostumbrarse a la vida doméstica, acabaron por retirarse, la dinastía de Lagash comenzó a hacerse con el poder en algunas regiones y, hacia el año 2093 a. C., los sacerdotes de Nippur declararon la supremacía de Lagash por su ascendencia divina.

Su reinado sería breve; medio siglo después, la segunda dinastía de Lagash fue sustituida por la tercera de Ur (el rey Ur-Nammu y su hijo Shulgi). Sumeria regresó cuando Utu-Hengal de Uruk derrotó al último rey de los gutios, Tirigan. Pero, tras siete años, la quinta dinastía de Uruk finalizaría con la repentina subida al poder de Ur-Nammu, como consecuencia de una revuelta, según algunos historiadores, o de forma pacífica debido a su parentesco con Utu-hegal, según otros. De un modo u otro, Nammu y su hijo conquistaron todas las ciudades-estado hasta el norte de Mesopotamia para dar lugar al "renacimiento de Sumeria".

Durante este periodo, se construyeron estelas (monumentos conmemorativos) por toda la región, la religión recuperó la normalidad tras el ateísmo de los gutios, la agricultura prosperó y surgió una de las piedras angulares de la civilización, el código de Ur-Nammu, que recogía una amplia relación de delitos y sus correspondientes castigos (casi todos económicos, aunque también incluían mutilaciones y ejecuciones). Nammu realizó grandes proyectos de ingeniería y las clases altas fomentaron las artes. La escultura y la arquitectura también tuvieron un gran protagonismo (el zigurat de Ur) en esta etapa, bautizada por los historiadores como "Neosumeria".

Shulgi superó los logros de su padre e implantó medidas para centralizar la administración en la capital de Ur. Uniformó la burocracia, el registro de documentos, el sistema fiscal y el calendario, medidas que la civilización actual debe agradecer. Además, estableció un ejército permanente financiado con los impuestos. Tan satisfechos estaban los sacerdotes con Shulgi que se le concedió el honor de ser deificado en vida.

La situación sería muy distinta con su nieto, Ibbi-Sin. Durante los primeros 20 años de su mandato, que comenzó en el año 1963 a. C., las continuas incursiones e invasiones amoritas hicieron que el pueblo perdiese la confianza en su gobierno. Elam se declaró independiente y comenzó a asaltar caravanas de mercaderes y asentamientos desprotegidos. Ibbi-Sin levantó fortificaciones alrededor de Ur y Nippur con escaso éxito.

Ante la incapacidad del monarca para defender Sumeria, otras ciudades-estado siguieron los pasos de Elam y se desvincularon de la administración central. El precio de los cereales se multiplicó por 60 y las epidemias asolaron varias ciudades; los "cuatro jinetes" cabalgaban por toda la región. Durante los últimos años de Sumeria, Ibbi-Sin solo gobernaba en su propia ciudad-estado, Ur. En el año 1940 a. C., un ejército elamita y tribus salvajes de Zagros saquearon Ur y llevaron a Ibbn-Sin a Elam, donde murió en cautiverio poco después.

La gloria de Sumeria se desvaneció, pero sus logros han resistido el paso del tiempo, en parte porque fueron los primeros. El historiador Samuel Noah Kramer enumera 39 logros en su obra "La historia empieza en Sumer: 39 primeros testimonios de la historia escrita".

Los sumerios cultivaban tierras semiáridas a lo largo de los ríos y fueron los primeros en construir canales de riego y embalses. Aunque quizá no fueran los primeros en desarrollar la escritura, sí dejaron constancia de siglos de su historia en los escritos y fueron los primeros que crearon "depósitos" para almacenarlos (las primeras "bibliotecas"). También fueron los primeros que desarrollaron varios géneros literarios: la poesía amorosa, los relatos de héroes, las fábulas, las autobiografías o las elegías.

Suyos fueron también los primeros contratos escritos, que se guardaban en los depósitos para que nadie pudiera escaquearse de cumplirlos, y los primeros "créditos". Al adquirir algo, los sumerios podían pagar una pequeña cantidad inicialmente y "deber" el resto, lo que favoreció el crecimiento de la economía. Además, fueron los primeros en usar un sistema de numeración de notación posicional y, para organizar los pagos, en dividir el año en meses y en adoptar el día solar.

Si los sumerios no inventaron la rueda (algo que ha generado grandes debates entre los historiadores), sí encontraron muchos usos para ella y la emplearon en arados y carros, cambiando para siempre el comercio, la agricultura y las guerras. Por desgracia, no tenían muchos caballos.

La lista de "primeros testimonios" continúa.

Al final, la falta de buenos materiales de construcción acabó siendo su ruina (la murallas de barro no son muy resistentes frente a los ataques de los bárbaros invasores). Ni que decir tiene que los imperios babilonio y asirio deben su formación al sumerio, que fue la verdadera "cuna de la civilización".
PortraitSquare
icon_civilization_sumeria

Rasgos

Líderes
icon_leader_gilgamesh
Gilgamesh
Unidades especiales
icon_unit_sumerian_war_cart
Carro de guerra
Infraestructura especial
icon_improvement_ziggurat
Zigurat

Geografía y datos sociales

Ubicación
Asia
Tamaño
Imposible saberlo
Población
Sobre 1 100 000 y 1 500 000
Capital
Muchas (Lagash, Eridu, Uruk, Kish, Ur, o de donde fuese el rey en ese momento)
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Unidades especiales
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Carro de guerra
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Zigurat

Geografía y datos sociales

Ubicación
Asia
Tamaño
Imposible saberlo
Población
Sobre 1 100 000 y 1 500 000
Capital
Muchas (Lagash, Eridu, Uruk, Kish, Ur, o de donde fuese el rey en ese momento)
Habilidad exclusiva

Misiones épicas

Cuando dispersas un Puesto bárbaro, recibes una recompensa de Aldea tribal, además los puntos de experiencia usuales. Paga la mitad del coste habitual para reclutar unidades de las ciudades-estado.

Contexto histórico
Aunque nunca fue un reino o un imperio, sino una serie de ciudades-estado con costumbres comunes que, algunas veces, compartían una autoridad central, a Sumeria se le considera la primera "civilización" de la historia. Los sacerdotes establecían los "reinados" y solían crear breves dinastías con los gobernantes de ciudades-estado influyentes: Kish, Lagash, Ur, Uruk o Adab entre otras. Hacia el año 3000 a. C., los sumerios desarrollaron un lenguaje escrito (un sistema logográfico en el periodo de su protoalfabeto) que ha permitido conocer parte de su historia.

Según estos escritos y algunos restos arqueológicos, parece que la cultura sumeria se originó durante el periodo llamado El Obeid. Los primeros sumerios desecaron ciénagas a lo largo del Éufrates, construyeron cabañas y murallas de barro, irrigaron campos, trabajaron los tejidos, las pieles, la piedra y la alfarería y desarrollaron un lenguaje escrito. Con el tiempo, también llevaron a cabo una práctica característica de las antiguas sociedades civilizadas: el uso de esclavos, que capturaban al norte. Construyeron ciudades alrededor de templos en las que la administración central estaba controlada por un rey-sacerdote junto con un grupo de ancianos asesores. Gracias a este desarrollo de las ciudades, la civilización sumeria empezó a tomar forma hacia el año 4000 a. C.

Alrededor del año 2900 a. C., el cargo de rey-sacerdote había evolucionado hasta convertirse en el de un rey autocrático, dando así comienzo el "periodo dinástico" con su larga lista de reyes. Durante años, varias dinastías gobernaron en Sumeria, como las cinco de los Uruk o las tres de los Kish. Los sacerdotes concedían la hegemonía sobre el conjunto de las ciudades-estado en la ciudad santa de Nippur. Aunque la autoridad del rey era limitada (excepto en su ciudad), su obligación era mantener la paz en toda Sumeria.

Al parecer, los monarcas no cumplieron muy bien con su obligación. Como recogen los escritos e indican algunos monumentos, los siguientes siglos estuvieron marcados por un aumento de la violencia, reflejado en la construcción de grandes murallas (como las que Gilgamesh levantó en Uruk) y en la desaparición de pequeñas aldeas en el sur de Mesopotamia. Con el paso del tiempo, las ciudades-estado más poderosas formaron alianzas comerciales y militares. Era inevitable que, antes o después, una ciudad-estado quisiese imponer su voluntad al resto por la fuerza.

La primera en conseguirlo fue la dinastía de Lagash (hacia 2500-2270), cuando el rey Eannatum se anexionó casi toda Sumeria (Kish, Uruk, Larsa y otras ciudades-estado) y obligó a pagar un tributo a la ciudad de Umma, su gran rival. Los reyes de Lagash instauraron el terror como política de estado y la "Estela de los Buitres" representa a la perfección el destino que sufrían sus enemigos. Posteriormente, los reyes de Umma derrocaron a los Lagash, conquistaron Uruk y la convirtieron en la capital de su reino, que se extendía desde el Golfo Pérsico hasta el Mediterráneo. La de Umma fue la última etnia sumeria que gobernó antes de que el acadio Sargón el Grande hiciese acto de presencia.

Desde ese momento, los destinos de los sumerios y de los acadios quedaron entrelazados. El Imperio acadio alcanzó su apogeo hacia el año 2400 a. C., cuando las tropas de Sargón conquistaron casi todas las ciudades-estado de la región y los sacerdotes reconocieron la hegemonía acadia sobre Sumeria (tras la ocupación de Nippur por los acadios era lo más sensato). La lengua acadia se impuso a la sumeria y, con el tiempo, se convirtió en la "lengua literaria". Las costumbres acadias se unieron a las sumerias y la religión se unificó en un solo panteón.

Todo iba bien (excepto para los esclavos y los campesinos) hasta que el Imperio acadio se colapsó; entonces, la región se sumió en una "época oscura" que se prolongaría hasta la llegada de la tercera dinastía de Ur, hacia el año 2112 a. C. Los sistemas de riego se deterioraron, los campos dejaron de explotarse y los guerreros gutios de los montes Zagros invadieron Sumeria. Tras instalarse en el gobierno de casi todas las ciudades-estado, los gutios, a los que poco importaban los pormenores de la civilización, descuidaron la agricultura y la seguridad pública. Al parecer, dejaron en libertad al ganado, lo cual, sumado a varias décadas de sequías y al aumento de los precios de los cereales, provocó un periodo de hambruna en la región.

Durante esta época, la capital del imperio, Acadia, fue saqueada varias veces (sus ruinas aún no se han encontrado). Aprovechando toda esta confusión, algunas ciudades-estado del sur de Sumeria recuperaron su independencia. Los gutios, incapaces de acostumbrarse a la vida doméstica, acabaron por retirarse, la dinastía de Lagash comenzó a hacerse con el poder en algunas regiones y, hacia el año 2093 a. C., los sacerdotes de Nippur declararon la supremacía de Lagash por su ascendencia divina.

Su reinado sería breve; medio siglo después, la segunda dinastía de Lagash fue sustituida por la tercera de Ur (el rey Ur-Nammu y su hijo Shulgi). Sumeria regresó cuando Utu-Hengal de Uruk derrotó al último rey de los gutios, Tirigan. Pero, tras siete años, la quinta dinastía de Uruk finalizaría con la repentina subida al poder de Ur-Nammu, como consecuencia de una revuelta, según algunos historiadores, o de forma pacífica debido a su parentesco con Utu-hegal, según otros. De un modo u otro, Nammu y su hijo conquistaron todas las ciudades-estado hasta el norte de Mesopotamia para dar lugar al "renacimiento de Sumeria".

Durante este periodo, se construyeron estelas (monumentos conmemorativos) por toda la región, la religión recuperó la normalidad tras el ateísmo de los gutios, la agricultura prosperó y surgió una de las piedras angulares de la civilización, el código de Ur-Nammu, que recogía una amplia relación de delitos y sus correspondientes castigos (casi todos económicos, aunque también incluían mutilaciones y ejecuciones). Nammu realizó grandes proyectos de ingeniería y las clases altas fomentaron las artes. La escultura y la arquitectura también tuvieron un gran protagonismo (el zigurat de Ur) en esta etapa, bautizada por los historiadores como "Neosumeria".

Shulgi superó los logros de su padre e implantó medidas para centralizar la administración en la capital de Ur. Uniformó la burocracia, el registro de documentos, el sistema fiscal y el calendario, medidas que la civilización actual debe agradecer. Además, estableció un ejército permanente financiado con los impuestos. Tan satisfechos estaban los sacerdotes con Shulgi que se le concedió el honor de ser deificado en vida.

La situación sería muy distinta con su nieto, Ibbi-Sin. Durante los primeros 20 años de su mandato, que comenzó en el año 1963 a. C., las continuas incursiones e invasiones amoritas hicieron que el pueblo perdiese la confianza en su gobierno. Elam se declaró independiente y comenzó a asaltar caravanas de mercaderes y asentamientos desprotegidos. Ibbi-Sin levantó fortificaciones alrededor de Ur y Nippur con escaso éxito.

Ante la incapacidad del monarca para defender Sumeria, otras ciudades-estado siguieron los pasos de Elam y se desvincularon de la administración central. El precio de los cereales se multiplicó por 60 y las epidemias asolaron varias ciudades; los "cuatro jinetes" cabalgaban por toda la región. Durante los últimos años de Sumeria, Ibbi-Sin solo gobernaba en su propia ciudad-estado, Ur. En el año 1940 a. C., un ejército elamita y tribus salvajes de Zagros saquearon Ur y llevaron a Ibbn-Sin a Elam, donde murió en cautiverio poco después.

La gloria de Sumeria se desvaneció, pero sus logros han resistido el paso del tiempo, en parte porque fueron los primeros. El historiador Samuel Noah Kramer enumera 39 logros en su obra "La historia empieza en Sumer: 39 primeros testimonios de la historia escrita".

Los sumerios cultivaban tierras semiáridas a lo largo de los ríos y fueron los primeros en construir canales de riego y embalses. Aunque quizá no fueran los primeros en desarrollar la escritura, sí dejaron constancia de siglos de su historia en los escritos y fueron los primeros que crearon "depósitos" para almacenarlos (las primeras "bibliotecas"). También fueron los primeros que desarrollaron varios géneros literarios: la poesía amorosa, los relatos de héroes, las fábulas, las autobiografías o las elegías.

Suyos fueron también los primeros contratos escritos, que se guardaban en los depósitos para que nadie pudiera escaquearse de cumplirlos, y los primeros "créditos". Al adquirir algo, los sumerios podían pagar una pequeña cantidad inicialmente y "deber" el resto, lo que favoreció el crecimiento de la economía. Además, fueron los primeros en usar un sistema de numeración de notación posicional y, para organizar los pagos, en dividir el año en meses y en adoptar el día solar.

Si los sumerios no inventaron la rueda (algo que ha generado grandes debates entre los historiadores), sí encontraron muchos usos para ella y la emplearon en arados y carros, cambiando para siempre el comercio, la agricultura y las guerras. Por desgracia, no tenían muchos caballos.

La lista de "primeros testimonios" continúa.

Al final, la falta de buenos materiales de construcción acabó siendo su ruina (la murallas de barro no son muy resistentes frente a los ataques de los bárbaros invasores). Ni que decir tiene que los imperios babilonio y asirio deben su formación al sumerio, que fue la verdadera "cuna de la civilización".
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