Las hojas secas de té empapadas en agua caliente o hirviendo constituyen la segunda bebida del mundo que más consumen los humanos (después del agua). Las plantas de té son originarias de Asia oriental y meridional, y el té comenzó a beberse durante la dinastía Shang, en China, probablemente como una cura medicinal que se convirtió en un gusto adquirido. Muchos tés –como el Darjeeling o los tés verdes– producen un sabor amargo y astringente, pero tienen un leve efecto estimulante. A través de los siglos se han desarrollado muchos sabores de té, que van desde los dulces a los florales y de los herbosos a los que recuerdan a los frutos secos.
Las hojas secas de té empapadas en agua caliente o hirviendo constituyen la segunda bebida del mundo que más consumen los humanos (después del agua). Las plantas de té son originarias de Asia oriental y meridional, y el té comenzó a beberse durante la dinastía Shang, en China, probablemente como una cura medicinal que se convirtió en un gusto adquirido. Muchos tés –como el Darjeeling o los tés verdes– producen un sabor amargo y astringente, pero tienen un leve efecto estimulante. A través de los siglos se han desarrollado muchos sabores de té, que van desde los dulces a los florales y de los herbosos a los que recuerdan a los frutos secos.