El marfil se saca de los dientes y colmillos de varias especies: elefantes, ballenas, hipopótamos, morsas y similares. Su brillo y durabilidad lo convirtieron en uno de los bienes más valiosos de la civilización (antes de que apareciera el plástico). Los griegos, romanos y chinos lo apreciaban porque podía tallarse para convertirse en ornamentos, estatuillas, vasos, utensilios y dientes postizos casi imperecederos. Pero fue lamentable para estos animales, que fueron cazados casi hasta la extinción. La demanda de marfil en 1831 solo en Gran Bretaña fue responsable de la muerte de más de 4000 elefantes ese mismo año.
El marfil se saca de los dientes y colmillos de varias especies: elefantes, ballenas, hipopótamos, morsas y similares. Su brillo y durabilidad lo convirtieron en uno de los bienes más valiosos de la civilización (antes de que apareciera el plástico). Los griegos, romanos y chinos lo apreciaban porque podía tallarse para convertirse en ornamentos, estatuillas, vasos, utensilios y dientes postizos casi imperecederos. Pero fue lamentable para estos animales, que fueron cazados casi hasta la extinción. La demanda de marfil en 1831 solo en Gran Bretaña fue responsable de la muerte de más de 4000 elefantes ese mismo año.