En la cultura Hongshan de Mongolia y la de Liangzhu de China, alrededor del año 3500 a. C., el jade se utilizaba tanto con fines utilitarios como ceremoniales. Los depósitos de este mineral de silicato, que se encontraban en la superficie, eran fáciles de explotar en ambas regiones. El jade también se empezó a utilizar en la India y Corea, aunque un poco más tarde. Más adelante, la élite de la Mesoamérica precolombina lo atesoraba por su uso simbólico en los rituales religiosos. El jade no ha perdido ni un ápice de su encanto y todavía es muy apreciado por los artesanos y artistas por su brillo y porque puede tallarse para darle prácticamente cualquier forma.
En la cultura Hongshan de Mongolia y la de Liangzhu de China, alrededor del año 3500 a. C., el jade se utilizaba tanto con fines utilitarios como ceremoniales. Los depósitos de este mineral de silicato, que se encontraban en la superficie, eran fáciles de explotar en ambas regiones. El jade también se empezó a utilizar en la India y Corea, aunque un poco más tarde. Más adelante, la élite de la Mesoamérica precolombina lo atesoraba por su uso simbólico en los rituales religiosos. El jade no ha perdido ni un ápice de su encanto y todavía es muy apreciado por los artesanos y artistas por su brillo y porque puede tallarse para darle prácticamente cualquier forma.