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Roma
Habilidad exclusiva

Todos los caminos llevan a Roma

Todas las ciudades que fundes o conquistes comienzan con un Puesto comercial. Si se encuentran dentro del alcance de una Ruta comercial de tu capital también comenzarán con una Carretera hacia ella. Tus Rutas comerciales ganan +1 de Oro por pasar por los Puestos comerciales que hay en tus ciudades.

Contexto histórico
Independientemente de si fue fundada hacia el año 750 a. C por Rómulo y Remo, por refugiados procedentes de Troya o por unos proscritos que encontraron una bonita colina con agua cerca, durante muchos siglos, como reza el dicho, todos los caminos conducían a Roma. Con el tiempo, los patricios descubrieron que si el pueblo tenía "pan y circo" no prestaba atención a los asuntos importantes (algo que aún sucede). La República se convirtió en una dictadura y, posteriormente, en el Imperio. Roma sentó las bases de la civilización occidental y sus tradiciones siguen presentes hoy en día (las buenas y las malas).

Según la creencia romana, la ciudad fue fundada por dos hermanos gemelos llamados Rómulo y Remo, que eran hijos del dios Marte y de la hija de un rey. Los mellizos fueron abandonados al nacer, pero una loba los rescató, los amamantó y los crio. Al alcanzar la madurez, los jóvenes fundaron una nueva ciudad y lucharon por ver quién la gobernaría. Rómulo mató a su hermano y se convirtió en el primer rey romano. Esta leyenda de abandonos, lobas y asesinatos, quizás explique gran parte de la posterior historia de Roma.

Las regiones vecinas codiciaban Roma debido a su posición estratégica y, durante dos siglos, los latinos tuvieron que combatir los ataques de los etruscos y los sabinos. Finalmente, ambos fueron sometidos y Roma se apropió de su cultura, su religión, su tecnología, su riqueza y sus territorios, aprovechando todos estos elementos para crear su imperio.

Cuenta la leyenda que el último rey de Roma fue un tirano sin escrúpulos. Este villano, Tarquino el Soberbio, fue derrocado después de que su hijo violara a una noble. La realidad no fue tan prosaica. Según los historiadores modernos, los etruscos capturaron Roma y depusieron al rey, pero acontecimientos externos los obligaron a abandonar la ciudad antes de que pudieran instaurar a su propio monarca. Al descubrir que preferían vivir sin rey, los romanos no reinstauraron a Tarquino en el poder, sino que optaron por una república similar a la democracia griega (aunque los griegos tampoco eran especialmente demócratas).

La estructura política de Roma era compleja. Su gobierno estaba dirigido por dos cónsules, que ejercían de administradores de la ciudad y comandantes militares. Los cónsules eran elegidos anualmente por el ejército romano, llamado "comicio centuriado". Para asegurar la unidad del liderazgo en épocas de grandes peligros, uno de los cónsules podía ser nombrado "dictador" con poderes absolutos. El segundo grupo de poder en el gobierno de Roma era el Senado, compuesto por 300 hombres "virtuosos" elegidos entre las familias romanas más importantes. En teoría, el Senado era un órgano meramente consultivo, pero tenía una gran influencia política (todos sus miembros eran ricos) y sus consejos se seguían casi siempre. Para bien o para mal, la República Romana se convirtió en el espejo de la mayoría de repúblicas posteriores.

Durante gran parte de su historia, la República Romana estuvo en guerra con una o varias regiones vecinas para expandir sus territorios. En el año 390 a. C., Roma perdió gran parte de las posesiones conquistadas tras la derrota de las legiones frente a una tribu gala que, además, saqueó la ciudad (no sería la última vez que un grupo de bárbaros campara a sus anchas por la "ciudad eterna"). Medio siglo después, Roma se había recuperado de esta debacle y, a mediados del siglo III, ya era dueña de toda Italia central y las colonias latinas se extendían de norte a sur. La red de calzadas que unían la creciente república cada vez era más amplia y fue también durante esta época cuando comenzó la construcción de su primera Armada (aunque la mayoría de sus barcos acabarían en el fondo del Mediterráneo).

A medida que creció su poder, Roma empezó a entrar en conflicto con otras potencias que también buscaban expandirse. Una de ellas era Cartago, una antigua colonia fenicia en la costa norteafricana de Túnez. En aquellos tiempos, Cartago disponía de un poderoso imperio marítimo que abarcaba gran parte del oeste norteafricano de Egipto, la costa de España y Francia y gran parte de Sicilia, Córcega y Cerdeña. Roma y Cartago se enfrentaron en tres "Guerras Púnicas" (264-146 a. C.) para decidir quién controlaría el Mediterráneo occidental. A pesar de la brillantez de Aníbal, la valentía de los marineros cartagineses y la perspicacia de sus políticos, las fauces romanas acabaron devorando Cartago y todas sus posesiones.

Aunque Roma siguió librando guerras por todo el Mediterráneo, durante el siglo I a. C. decenas de miles de soldados regresaron del extranjero en calidad de civiles pero, debido en parte al gran número de esclavos procedentes de las posesiones de ultramar, no había suficiente trabajo para los antiguos combatientes. Para ser elegidos cónsules, los políticos romanos tenían que aplacar a estos soldados veteranos; la política romana se volvió cada vez más populista y las luchas políticas internas cada vez más encarnizadas. Desde ese momento, quedó claro que el control de Roma caería en manos de quien pudiese comprar la lealtad del ejército. En el año 62 a. C., tres hombres decidieron formar una alianza para compartir el poder; el "Primer Triunvirato" estaba compuesto por Cneo Pompeyo, el senador Marco Craso y un general de una familia adinerada llamado Julio César.

Los tres tenían tan poca disposición para cooperar como deseos de compartir el poder y, tras la muerte de Craso en combate, Julio César y Pompeyo se enfrentaron. Cuando las legiones de Julio César comenzaron su avance hacia Roma, Pompeyo y los senadores abandonaron la ciudad. En el año 49 a. C., Julio César hizo su entrada en la capital sin encontrar resistencia e instauró una dictadura disfrazada de república. Se reservó el poder de nombrar a todos los senadores y modificó la constitución para que los comicios votaran solo los candidatos y las leyes que él propusiera. En el año 44 a. C., fue asesinado por miembros del Senado descontentos con su política (que el pueblo estuviese escandalizado por su relación extramatrimonial con una extraña extranjera llamada Cleopatra tampoco fue de gran ayuda).

Tras la muerte de Julio César, su lugarteniente Marco Antonio se alió con Marco Lépido y el sobrino de César, Cayo Octavio, para acabar con sus asesinos. Marco Antonio se centró en ayudar a Cleopatra y al hijo que, supuestamente, tuvo con Julio César para resucitar el Imperio egipcio. Poco después, los miembros de este "Segundo Triunvirato" se enfrentaron; Marco Antonio, Cleopatra y el hijo de Julio César murieron y Octavio, que ahora se llamaba "Augusto", se convirtió en el primer emperador de Roma. La República Romana había muerto, acababa de nacer el Imperio romano y el mundo "temblaría ante su poder y su gloria".

Durante los cuatro siglos siguientes, Roma estaría gobernada por dictadores que adoptaron el título de "César" para recordar la procedencia de su poder. En esta larga relación de emperadores hay algunos buenos (Tiberio, Vespasiano y Adriano), otros magníficos (Trajano, Marco Aurelio y Constantino), unos cuantos normales (Otón, Pertinax, Balbino y bastantes más como para mencionarlos a todos) y muchos malvados (Calígula, Nerón y Cómodo, entre otros). Algunos gobernaron durante años (el mandato de Teodosio II duró 48 años y fue el más largo), otros solo algunos meses (o días) y muchos murieron intoxicados por el plomo de las espadas de la guardia pretoriana. Durante sus mandatos hubo revueltas, rebeliones, alzamientos, guerras y la eterna amenaza de los bárbaros en las fronteras.

A pesar de los continuos conflictos, los romanos crearon algunas de las obras de arte y de las construcciones más perdurables de la historia. Cuando dejaron de copiar la literatura y el arte de los griegos, crearon géneros como la sátira y esculturas, frescos y pinturas de paisajes sin igual hasta la fecha. Entre sus aportaciones arquitectónicas destacan el arco, la bóveda y la cúpula; algunos de sus puentes, acueductos y otras construcciones aún siguen en pie. Los romanos pudientes fueron los primeros turistas de la historia y visitaron ruinas y monumentos en Egipto, Grecia y Persia. Los que no viajaban podían disfrutar de los sangrientos espectáculos del Coliseo y de las carreras de cuadrigas del Circo Máximo, o contemplar las crucifixiones en la vía Apia para combatir el hastío.

Durante el mandato de Trajano, el Imperio alcanzó su máxima extensión: desde las tierras bajas de Escocia hasta el bajo Nilo y desde el Rin hasta el Éufrates. Roma era la ciudad más grande del mundo y tenía una población de dos millones de habitantes. A las tierras romanas llegaban mercaderes de África, la Galia, Escandinavia y la remota India. Los romanos establecieron patrones de pesos y medidas y realizaban los cálculos en ábacos, que resultaban perfectos para el sistema romano de numeración. A medida que el Imperio progresaba, la eficacia y la organización romana se impusieron en casi todos los ámbitos de la vida.

Corrían buenos tiempos para los romanos.

La situación comenzó a empeorar en el siglo III d. C. Debido a la extensión del Imperio, cada vez era más complicado para la administración central reaccionar ante las crisis y, en el año 285, el emperador Diocleciano lo dividió en una parte occidental y otra oriental. La administración de la parte oriental la llevaba a cabo desde Bizancio un "segundo" emperador que actuaba en nombre del emperador principal. Roma siempre había aceptado distintas religiones, pero el emperador Teodosio I convirtió el cristianismo en la religión del estado y la intolerancia abrió grandes fisuras en la estructura social. Los bárbaros, que empezaron a disponer de más avances tecnológicos, fueron ganando territorios fronterizos romanos.

Los últimos años del Imperio de Occidente estuvieron marcados por mandatos de gobernantes incapaces, usurpaciones e incursiones bárbaras en territorios romanos. En el año 410, las fuerzas del rey visigodo Alarico saquearon Roma. Los vándalos invadieron África y varios gobernadores provinciales romanos se desvincularon del Imperio en busca de sus propios sueños dinásticos. Finalmente, el germano Odoacro, que había sido general del ejército romano, depuso a Rómulo Augusto, envió la insignia imperial a Bizancio y se proclamó rey de Italia. La luz de Roma se apagó, pero su sombra aún se extiende por toda Europa y otras partes del mundo.
PortraitSquare
icon_civilization_rome

Rasgos

Líderes
icon_leader_trajan
Trajano
icon_leader_default
Julio César
Unidades especiales
icon_unit_roman_legion
Legión
Infraestructura especial
icon_district_bath
Termas

Geografía y datos sociales

Ubicación
Europa (y Asia Menor, África, Oriente Medio y otras zonas)
Tamaño
Sobre 6 500 000 kilómetros cuadrados con Trajano
Población
Sobre 88 000 000 (como máximo)
Capital
Roma
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Líderes
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Trajano
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Julio César
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Infraestructura especial
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Termas

Geografía y datos sociales

Ubicación
Europa (y Asia Menor, África, Oriente Medio y otras zonas)
Tamaño
Sobre 6 500 000 kilómetros cuadrados con Trajano
Población
Sobre 88 000 000 (como máximo)
Capital
Roma
Habilidad exclusiva

Todos los caminos llevan a Roma

Todas las ciudades que fundes o conquistes comienzan con un Puesto comercial. Si se encuentran dentro del alcance de una Ruta comercial de tu capital también comenzarán con una Carretera hacia ella. Tus Rutas comerciales ganan +1 de Oro por pasar por los Puestos comerciales que hay en tus ciudades.

Contexto histórico
Independientemente de si fue fundada hacia el año 750 a. C por Rómulo y Remo, por refugiados procedentes de Troya o por unos proscritos que encontraron una bonita colina con agua cerca, durante muchos siglos, como reza el dicho, todos los caminos conducían a Roma. Con el tiempo, los patricios descubrieron que si el pueblo tenía "pan y circo" no prestaba atención a los asuntos importantes (algo que aún sucede). La República se convirtió en una dictadura y, posteriormente, en el Imperio. Roma sentó las bases de la civilización occidental y sus tradiciones siguen presentes hoy en día (las buenas y las malas).

Según la creencia romana, la ciudad fue fundada por dos hermanos gemelos llamados Rómulo y Remo, que eran hijos del dios Marte y de la hija de un rey. Los mellizos fueron abandonados al nacer, pero una loba los rescató, los amamantó y los crio. Al alcanzar la madurez, los jóvenes fundaron una nueva ciudad y lucharon por ver quién la gobernaría. Rómulo mató a su hermano y se convirtió en el primer rey romano. Esta leyenda de abandonos, lobas y asesinatos, quizás explique gran parte de la posterior historia de Roma.

Las regiones vecinas codiciaban Roma debido a su posición estratégica y, durante dos siglos, los latinos tuvieron que combatir los ataques de los etruscos y los sabinos. Finalmente, ambos fueron sometidos y Roma se apropió de su cultura, su religión, su tecnología, su riqueza y sus territorios, aprovechando todos estos elementos para crear su imperio.

Cuenta la leyenda que el último rey de Roma fue un tirano sin escrúpulos. Este villano, Tarquino el Soberbio, fue derrocado después de que su hijo violara a una noble. La realidad no fue tan prosaica. Según los historiadores modernos, los etruscos capturaron Roma y depusieron al rey, pero acontecimientos externos los obligaron a abandonar la ciudad antes de que pudieran instaurar a su propio monarca. Al descubrir que preferían vivir sin rey, los romanos no reinstauraron a Tarquino en el poder, sino que optaron por una república similar a la democracia griega (aunque los griegos tampoco eran especialmente demócratas).

La estructura política de Roma era compleja. Su gobierno estaba dirigido por dos cónsules, que ejercían de administradores de la ciudad y comandantes militares. Los cónsules eran elegidos anualmente por el ejército romano, llamado "comicio centuriado". Para asegurar la unidad del liderazgo en épocas de grandes peligros, uno de los cónsules podía ser nombrado "dictador" con poderes absolutos. El segundo grupo de poder en el gobierno de Roma era el Senado, compuesto por 300 hombres "virtuosos" elegidos entre las familias romanas más importantes. En teoría, el Senado era un órgano meramente consultivo, pero tenía una gran influencia política (todos sus miembros eran ricos) y sus consejos se seguían casi siempre. Para bien o para mal, la República Romana se convirtió en el espejo de la mayoría de repúblicas posteriores.

Durante gran parte de su historia, la República Romana estuvo en guerra con una o varias regiones vecinas para expandir sus territorios. En el año 390 a. C., Roma perdió gran parte de las posesiones conquistadas tras la derrota de las legiones frente a una tribu gala que, además, saqueó la ciudad (no sería la última vez que un grupo de bárbaros campara a sus anchas por la "ciudad eterna"). Medio siglo después, Roma se había recuperado de esta debacle y, a mediados del siglo III, ya era dueña de toda Italia central y las colonias latinas se extendían de norte a sur. La red de calzadas que unían la creciente república cada vez era más amplia y fue también durante esta época cuando comenzó la construcción de su primera Armada (aunque la mayoría de sus barcos acabarían en el fondo del Mediterráneo).

A medida que creció su poder, Roma empezó a entrar en conflicto con otras potencias que también buscaban expandirse. Una de ellas era Cartago, una antigua colonia fenicia en la costa norteafricana de Túnez. En aquellos tiempos, Cartago disponía de un poderoso imperio marítimo que abarcaba gran parte del oeste norteafricano de Egipto, la costa de España y Francia y gran parte de Sicilia, Córcega y Cerdeña. Roma y Cartago se enfrentaron en tres "Guerras Púnicas" (264-146 a. C.) para decidir quién controlaría el Mediterráneo occidental. A pesar de la brillantez de Aníbal, la valentía de los marineros cartagineses y la perspicacia de sus políticos, las fauces romanas acabaron devorando Cartago y todas sus posesiones.

Aunque Roma siguió librando guerras por todo el Mediterráneo, durante el siglo I a. C. decenas de miles de soldados regresaron del extranjero en calidad de civiles pero, debido en parte al gran número de esclavos procedentes de las posesiones de ultramar, no había suficiente trabajo para los antiguos combatientes. Para ser elegidos cónsules, los políticos romanos tenían que aplacar a estos soldados veteranos; la política romana se volvió cada vez más populista y las luchas políticas internas cada vez más encarnizadas. Desde ese momento, quedó claro que el control de Roma caería en manos de quien pudiese comprar la lealtad del ejército. En el año 62 a. C., tres hombres decidieron formar una alianza para compartir el poder; el "Primer Triunvirato" estaba compuesto por Cneo Pompeyo, el senador Marco Craso y un general de una familia adinerada llamado Julio César.

Los tres tenían tan poca disposición para cooperar como deseos de compartir el poder y, tras la muerte de Craso en combate, Julio César y Pompeyo se enfrentaron. Cuando las legiones de Julio César comenzaron su avance hacia Roma, Pompeyo y los senadores abandonaron la ciudad. En el año 49 a. C., Julio César hizo su entrada en la capital sin encontrar resistencia e instauró una dictadura disfrazada de república. Se reservó el poder de nombrar a todos los senadores y modificó la constitución para que los comicios votaran solo los candidatos y las leyes que él propusiera. En el año 44 a. C., fue asesinado por miembros del Senado descontentos con su política (que el pueblo estuviese escandalizado por su relación extramatrimonial con una extraña extranjera llamada Cleopatra tampoco fue de gran ayuda).

Tras la muerte de Julio César, su lugarteniente Marco Antonio se alió con Marco Lépido y el sobrino de César, Cayo Octavio, para acabar con sus asesinos. Marco Antonio se centró en ayudar a Cleopatra y al hijo que, supuestamente, tuvo con Julio César para resucitar el Imperio egipcio. Poco después, los miembros de este "Segundo Triunvirato" se enfrentaron; Marco Antonio, Cleopatra y el hijo de Julio César murieron y Octavio, que ahora se llamaba "Augusto", se convirtió en el primer emperador de Roma. La República Romana había muerto, acababa de nacer el Imperio romano y el mundo "temblaría ante su poder y su gloria".

Durante los cuatro siglos siguientes, Roma estaría gobernada por dictadores que adoptaron el título de "César" para recordar la procedencia de su poder. En esta larga relación de emperadores hay algunos buenos (Tiberio, Vespasiano y Adriano), otros magníficos (Trajano, Marco Aurelio y Constantino), unos cuantos normales (Otón, Pertinax, Balbino y bastantes más como para mencionarlos a todos) y muchos malvados (Calígula, Nerón y Cómodo, entre otros). Algunos gobernaron durante años (el mandato de Teodosio II duró 48 años y fue el más largo), otros solo algunos meses (o días) y muchos murieron intoxicados por el plomo de las espadas de la guardia pretoriana. Durante sus mandatos hubo revueltas, rebeliones, alzamientos, guerras y la eterna amenaza de los bárbaros en las fronteras.

A pesar de los continuos conflictos, los romanos crearon algunas de las obras de arte y de las construcciones más perdurables de la historia. Cuando dejaron de copiar la literatura y el arte de los griegos, crearon géneros como la sátira y esculturas, frescos y pinturas de paisajes sin igual hasta la fecha. Entre sus aportaciones arquitectónicas destacan el arco, la bóveda y la cúpula; algunos de sus puentes, acueductos y otras construcciones aún siguen en pie. Los romanos pudientes fueron los primeros turistas de la historia y visitaron ruinas y monumentos en Egipto, Grecia y Persia. Los que no viajaban podían disfrutar de los sangrientos espectáculos del Coliseo y de las carreras de cuadrigas del Circo Máximo, o contemplar las crucifixiones en la vía Apia para combatir el hastío.

Durante el mandato de Trajano, el Imperio alcanzó su máxima extensión: desde las tierras bajas de Escocia hasta el bajo Nilo y desde el Rin hasta el Éufrates. Roma era la ciudad más grande del mundo y tenía una población de dos millones de habitantes. A las tierras romanas llegaban mercaderes de África, la Galia, Escandinavia y la remota India. Los romanos establecieron patrones de pesos y medidas y realizaban los cálculos en ábacos, que resultaban perfectos para el sistema romano de numeración. A medida que el Imperio progresaba, la eficacia y la organización romana se impusieron en casi todos los ámbitos de la vida.

Corrían buenos tiempos para los romanos.

La situación comenzó a empeorar en el siglo III d. C. Debido a la extensión del Imperio, cada vez era más complicado para la administración central reaccionar ante las crisis y, en el año 285, el emperador Diocleciano lo dividió en una parte occidental y otra oriental. La administración de la parte oriental la llevaba a cabo desde Bizancio un "segundo" emperador que actuaba en nombre del emperador principal. Roma siempre había aceptado distintas religiones, pero el emperador Teodosio I convirtió el cristianismo en la religión del estado y la intolerancia abrió grandes fisuras en la estructura social. Los bárbaros, que empezaron a disponer de más avances tecnológicos, fueron ganando territorios fronterizos romanos.

Los últimos años del Imperio de Occidente estuvieron marcados por mandatos de gobernantes incapaces, usurpaciones e incursiones bárbaras en territorios romanos. En el año 410, las fuerzas del rey visigodo Alarico saquearon Roma. Los vándalos invadieron África y varios gobernadores provinciales romanos se desvincularon del Imperio en busca de sus propios sueños dinásticos. Finalmente, el germano Odoacro, que había sido general del ejército romano, depuso a Rómulo Augusto, envió la insignia imperial a Bizancio y se proclamó rey de Italia. La luz de Roma se apagó, pero su sombra aún se extiende por toda Europa y otras partes del mundo.
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