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Rusia

Sumeria

Tierra Cri

Vietnam

Zululandia

Líderes

Zululandia
Habilidad exclusiva

Isibongo

Las ciudades con una unidad de guarnición obtienen +3 de Lealtad por turno, o +5 si es un Corps o un Ejército. Conquistar una ciudad con una unidad hará que esta pase a ser un Corps o un Ejército, siempre que los principios adecuados estén desbloqueados.

Contexto histórico
Los zulúes sobresalieron entre los demás pueblos del sur de África, se hicieron con el control mediante el uso de la fuerza y ejercieron una hegemonía que cambió radicalmente la historia de África. Finalmente, aunque fueron derrotados por una potencia colonial más avanzada tecnológicamente, consiguieron mantener en vilo a uno de los ejércitos más poderosos del mundo.

A finales del siglo XVIII, los zulúes eran clanes nguni seminómadas del suroeste africano, que se dedicaban al cultivo y al pastoreo. Las mujeres se encargaban de las labores del campo y de la organización familiar. Los hombres combatían, cazaban y cuidaban del ganado. La ganadería es una parte esencial de la cultura zulú, un indicador de riqueza y estatus social, una pieza clave de los rituales y, básicamente, la principal fuente de alimento.

Cada grupo familiar estaba ligado a los demás mediante una red de obligaciones sociales, vínculos familiares y lealtades. Esta red sirvió para acelerar el proceso de anexión de los zulúes a un estado mucho más organizado y dirigido por jefes, cuyo poder, a comienzos del siglo XIX, iba en aumento.

Con la llegada de Shaka, el sistema de reclutamiento de los ibutho se transformó y los impi se convirtieron en un poderoso ejército unificado (lee las entradas de Shaka y de los impi para más detalles). Shaka llegó al poder con menos de 2000 zulúes a sus órdenes y con un territorio más pequeño que Mónaco. Once años después, los impi contaban con más de 50 000 guerreros, y los zulúes habían conseguido conquistar y someter a todas las regiones rivales. Los métodos de guerra también habían cambiado, de conquistas e incursiones a pequeña escala a tácticas que arrasaban la tierra. Pero los zulúes eran los amos indiscutibles del sur de África, y en el momento de su asesinato, las conquistas de Shaka llegaban a la altura de las de Alejandro Magno.

Estas conquistas provocaron un fuerte efecto dominó por todo el África subsahariana. Las victorias de Shaka desencadenaron una oleada migratoria de refugiados y de guerras secundarias que transformaron el este y el centro de África. Este fenómeno, conocido como "mfecane", todavía está siendo estudiado y debatido, ya que fue un momento catalizador en la historia africana, cuya consecuencia final fue la creación de las nuevas naciones africanas que más tarde resistirían al colonialismo.

Dingane se convirtió en rey tras asesinar a Shaka, en respuesta a la creciente brutalidad que este había adoptado como gobernante. Durante su reinado, los zulúes comenzaron a entrar en conflicto con los colonos europeos de Sudáfrica, entre ellos los bóers, que estaban empezando a ocupar los territorios que habían quedado vacíos tras el mfecane.

Mpande, el rey zulú que más tiempo se mantuvo en el poder, comenzó su reinado derrocando a Dingane. Mpande mejoró las relaciones con los bóers (algunos de los cuales habían apoyado su rebelión), pero las crecientes tensiones con motivo de la expansión colonial y su despiadada política de reinar por encima de las demás naciones (y de su propia sucesión) ha hecho que la valoración histórica de su reinado esté dividida. Su hijo mayor, Cetshwayo, lo sucedió en 1872, y la fecha exacta de su muerte se ocultó para consolidar el ascenso de su hijo al trono. Cetshwayo, gran admirador de su tío abuelo Shaka, se centró en rearmar el ejército impi y expandir sus filas.

En aquel momento las relaciones con las potencias coloniales europeas llegaron a un punto crítico. Las demandas de británicos y bóers por la propiedad de la tierra se volvieron aún más insistentes tras el descubrimiento de diamantes en la región, y los zulúes, que continuaban siendo la nación africana más poderosa de la región, respondieron hostilmente. Los británicos siguieron adelante con su plan de confederar Sudáfrica, y para ello pidieron una serie de exigencias que provocaban a Cetshwayo. La gota que colmó el vaso fue pedirle que disolviera su ejército. Cetshwayo se negó y los británicos le declararon la guerra en 1879.

El ejército británico era una fuerza militar moderna y sofisticada de la era industrial, que contaba con oficiales y suboficiales profesionales, ametralladoras, rifles de repetición, un sentido de la superioridad cultural altamente desarrollado y el respaldo de las recientes teorías culturales de la época (que eran extremadamente racistas). Por este motivo, su derrota por parte de los impi de Cetshwayo en la Batalla de Isandhlwana tuvo un gran impacto, al llegar el número de bajas británicas durante todo el proceso a más del 70%. Los zulúes fueron mejores combatientes y estuvieron mejor organizados. Sus guerreros destrozaron uno de los ejércitos más poderosos del mundo en un enfrentamiento directo en el campo de batalla. Más adelante repitieron la hazaña dos veces más en Intombe y Hlobane.

Este revés imperdonable para el orgullo británico fue aún más humillante en casa, y dio lugar a muchas autojustificaciones y a una respuesta ultranacionalista exacerbada. Las victorias eran costosas para los ejércitos zulúes y los británicos continuaban enviando refuerzos y refinando sus tácticas hasta que, finalmente, invadieron Zululandia, asediaron su capital Ulundi y capturaron a Cetshwayo. Fue llevado a Londres y exhibido como si fuera un prisionero, hasta que la opinión pública juzgó indecoroso este tratamiento, puesto que durante este tiempo Cetshwayo se comportó de manera estoica, conservando la dignidad propia de un monarca. Cetshwayo fue enviado de vuelta a Zululandia donde gobernó junto a otros trece jefes como vasallo de los británicos.

Con su territorio dividido, los zulúes estuvieron casi un año sometidos a un severo régimen colonial y al apartheid en Sudáfrica. Debido a las enfermedades del ganado y a la falta de oportunidades económicas, se produjo la diáspora: los zulúes tuvieron que marcharse a trabajar a las minas y las ciudades de Sudáfrica, en las que a veces organizaban sus propias uniones de trabajadores. KwaZulu se estableció como un "bantustán", un territorio reservado a los grupos étnicos de Sudáfrica. En los años 70, se creó la Autoridad del Territorio de KwaZulu, con la que ganó un poco más de autonomía. En 1994, se estableció la provincia de KwaZulu-Natal, que tenía mayor autonomía regional y abarcaba algunos territorios del antiguo reino zulú. Hoy en día, podemos encontrar en KwaZulu-Natal algunas zonas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, como los parques Ukhahlamba Drakensberg y el humedal de iSimangaliso. Ambos son considerados bellezas naturales de gran valor ecológico e importancia cultural.

Los zulúes están orgullosos de su legado militar y cultural, siendo una de sus costumbres la práctica de bailes tradicionales u otros más modernos, como la danza gumboot. El rey zulú es el jefe ceremonial del estado, el guardián de la cultura tradicional y un eslabón vivo entre la diáspora y el mundo.
PortraitSquare
icon_civilization_zulu

Rasgos

Líderes
icon_leader_shaka
Shaka
Unidades especiales
icon_unit_zulu_impi
Impi
Infraestructura especial
icon_district_ikanda
Ikanda

Geografía y datos sociales

Ubicación
África del Sur
Tamaño
30 000 kilómetros cuadrados
Población
250 000 en 1828
Capital
Varias, incluidas kwaBulawayo, uMgungundlovu y Ulundi
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Rasgos

Líderes
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Shaka
Unidades especiales
icon_unit_zulu_impi
Impi
Infraestructura especial
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Ikanda

Geografía y datos sociales

Ubicación
África del Sur
Tamaño
30 000 kilómetros cuadrados
Población
250 000 en 1828
Capital
Varias, incluidas kwaBulawayo, uMgungundlovu y Ulundi
Habilidad exclusiva

Isibongo

Las ciudades con una unidad de guarnición obtienen +3 de Lealtad por turno, o +5 si es un Corps o un Ejército. Conquistar una ciudad con una unidad hará que esta pase a ser un Corps o un Ejército, siempre que los principios adecuados estén desbloqueados.

Contexto histórico
Los zulúes sobresalieron entre los demás pueblos del sur de África, se hicieron con el control mediante el uso de la fuerza y ejercieron una hegemonía que cambió radicalmente la historia de África. Finalmente, aunque fueron derrotados por una potencia colonial más avanzada tecnológicamente, consiguieron mantener en vilo a uno de los ejércitos más poderosos del mundo.

A finales del siglo XVIII, los zulúes eran clanes nguni seminómadas del suroeste africano, que se dedicaban al cultivo y al pastoreo. Las mujeres se encargaban de las labores del campo y de la organización familiar. Los hombres combatían, cazaban y cuidaban del ganado. La ganadería es una parte esencial de la cultura zulú, un indicador de riqueza y estatus social, una pieza clave de los rituales y, básicamente, la principal fuente de alimento.

Cada grupo familiar estaba ligado a los demás mediante una red de obligaciones sociales, vínculos familiares y lealtades. Esta red sirvió para acelerar el proceso de anexión de los zulúes a un estado mucho más organizado y dirigido por jefes, cuyo poder, a comienzos del siglo XIX, iba en aumento.

Con la llegada de Shaka, el sistema de reclutamiento de los ibutho se transformó y los impi se convirtieron en un poderoso ejército unificado (lee las entradas de Shaka y de los impi para más detalles). Shaka llegó al poder con menos de 2000 zulúes a sus órdenes y con un territorio más pequeño que Mónaco. Once años después, los impi contaban con más de 50 000 guerreros, y los zulúes habían conseguido conquistar y someter a todas las regiones rivales. Los métodos de guerra también habían cambiado, de conquistas e incursiones a pequeña escala a tácticas que arrasaban la tierra. Pero los zulúes eran los amos indiscutibles del sur de África, y en el momento de su asesinato, las conquistas de Shaka llegaban a la altura de las de Alejandro Magno.

Estas conquistas provocaron un fuerte efecto dominó por todo el África subsahariana. Las victorias de Shaka desencadenaron una oleada migratoria de refugiados y de guerras secundarias que transformaron el este y el centro de África. Este fenómeno, conocido como "mfecane", todavía está siendo estudiado y debatido, ya que fue un momento catalizador en la historia africana, cuya consecuencia final fue la creación de las nuevas naciones africanas que más tarde resistirían al colonialismo.

Dingane se convirtió en rey tras asesinar a Shaka, en respuesta a la creciente brutalidad que este había adoptado como gobernante. Durante su reinado, los zulúes comenzaron a entrar en conflicto con los colonos europeos de Sudáfrica, entre ellos los bóers, que estaban empezando a ocupar los territorios que habían quedado vacíos tras el mfecane.

Mpande, el rey zulú que más tiempo se mantuvo en el poder, comenzó su reinado derrocando a Dingane. Mpande mejoró las relaciones con los bóers (algunos de los cuales habían apoyado su rebelión), pero las crecientes tensiones con motivo de la expansión colonial y su despiadada política de reinar por encima de las demás naciones (y de su propia sucesión) ha hecho que la valoración histórica de su reinado esté dividida. Su hijo mayor, Cetshwayo, lo sucedió en 1872, y la fecha exacta de su muerte se ocultó para consolidar el ascenso de su hijo al trono. Cetshwayo, gran admirador de su tío abuelo Shaka, se centró en rearmar el ejército impi y expandir sus filas.

En aquel momento las relaciones con las potencias coloniales europeas llegaron a un punto crítico. Las demandas de británicos y bóers por la propiedad de la tierra se volvieron aún más insistentes tras el descubrimiento de diamantes en la región, y los zulúes, que continuaban siendo la nación africana más poderosa de la región, respondieron hostilmente. Los británicos siguieron adelante con su plan de confederar Sudáfrica, y para ello pidieron una serie de exigencias que provocaban a Cetshwayo. La gota que colmó el vaso fue pedirle que disolviera su ejército. Cetshwayo se negó y los británicos le declararon la guerra en 1879.

El ejército británico era una fuerza militar moderna y sofisticada de la era industrial, que contaba con oficiales y suboficiales profesionales, ametralladoras, rifles de repetición, un sentido de la superioridad cultural altamente desarrollado y el respaldo de las recientes teorías culturales de la época (que eran extremadamente racistas). Por este motivo, su derrota por parte de los impi de Cetshwayo en la Batalla de Isandhlwana tuvo un gran impacto, al llegar el número de bajas británicas durante todo el proceso a más del 70%. Los zulúes fueron mejores combatientes y estuvieron mejor organizados. Sus guerreros destrozaron uno de los ejércitos más poderosos del mundo en un enfrentamiento directo en el campo de batalla. Más adelante repitieron la hazaña dos veces más en Intombe y Hlobane.

Este revés imperdonable para el orgullo británico fue aún más humillante en casa, y dio lugar a muchas autojustificaciones y a una respuesta ultranacionalista exacerbada. Las victorias eran costosas para los ejércitos zulúes y los británicos continuaban enviando refuerzos y refinando sus tácticas hasta que, finalmente, invadieron Zululandia, asediaron su capital Ulundi y capturaron a Cetshwayo. Fue llevado a Londres y exhibido como si fuera un prisionero, hasta que la opinión pública juzgó indecoroso este tratamiento, puesto que durante este tiempo Cetshwayo se comportó de manera estoica, conservando la dignidad propia de un monarca. Cetshwayo fue enviado de vuelta a Zululandia donde gobernó junto a otros trece jefes como vasallo de los británicos.

Con su territorio dividido, los zulúes estuvieron casi un año sometidos a un severo régimen colonial y al apartheid en Sudáfrica. Debido a las enfermedades del ganado y a la falta de oportunidades económicas, se produjo la diáspora: los zulúes tuvieron que marcharse a trabajar a las minas y las ciudades de Sudáfrica, en las que a veces organizaban sus propias uniones de trabajadores. KwaZulu se estableció como un "bantustán", un territorio reservado a los grupos étnicos de Sudáfrica. En los años 70, se creó la Autoridad del Territorio de KwaZulu, con la que ganó un poco más de autonomía. En 1994, se estableció la provincia de KwaZulu-Natal, que tenía mayor autonomía regional y abarcaba algunos territorios del antiguo reino zulú. Hoy en día, podemos encontrar en KwaZulu-Natal algunas zonas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, como los parques Ukhahlamba Drakensberg y el humedal de iSimangaliso. Ambos son considerados bellezas naturales de gran valor ecológico e importancia cultural.

Los zulúes están orgullosos de su legado militar y cultural, siendo una de sus costumbres la práctica de bailes tradicionales u otros más modernos, como la danza gumboot. El rey zulú es el jefe ceremonial del estado, el guardián de la cultura tradicional y un eslabón vivo entre la diáspora y el mundo.
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