Nacida como Josephine Esther Mentzer, Lauder creció en un apartamento situado encima de la tienda de su padre en Nueva York, junto con sus ocho hermanos. La llegada de su tío a la vivienda redujo aún más el espacio habitable, pero este la introdujo en las maravillas de la química. Bajo su tutela, Lauder aprendió a crear sus productos para el cuidado de la piel.

Lauder se mudó finalmente a Manhattan, donde siguió experimentando para mejorar sus cosméticos. Tras lograr modestos éxitos, su gran descubrimiento llegó cuando los grandes almacenes Saks Fifth Avenue le hicieron un pedido que se vendió en dos días. Su perfume, Youth Dew, vendería más de 150 millones de unidades.

Fue una madre trabajadora, una empresaria de éxito y una filántropa. Su astucia para los negocios le permitió crear un imperio de cosméticos que siguió manteniendo a su familia tras su muerte, a los 97 años.