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No es tarea fácil subir al trono, ni en tiempos de paz. En el antiguo reino coreano de Silla, no era algo insólito que las mujeres ocuparan puestos importantes, pero Seondeok se convirtió en la primera reina en gobernar el lugar. Su reinado de quince años vio a una soberana prolífica y consumada que allanó el camino para que otras mujeres dirigieran el reino, incluida su prima Chindok.

El padre de Seondeok, el rey Jinpyeong, no tenía herederos varones. Jinpyeong eligió de a Seondeok como sucesora debido a su naturaleza intuitiva, que ya había demostrado desde una edad muy temprana. Según cuenta la historia apócrifa, Jinpyeong recibió como regalo unas semillas de peonía de China. La caja que las contenía llevaba pintadas unas flores. Una Seondeok muy joven señaló que estas eran bonitas, pero que era una pena que no tuvieran olor. Cuando Jinpyeong le preguntó por qué pensaba eso, Seondeok le dijo que, si las flores olieran bien, la caja también tendría mariposas y abejas pintadas. Ciertamente, las flores pintadas carecían de olor.

La muerte de Jinpyeong supuso la coronación de Seondeok en el año 632. Aunque a algunos nobles de Silla no les gustaba nada seguir a una reina en lugar de a un rey, su probada inteligencia y su elección clara como heredera ayudaron a calmar las quejas. Aparte de esto, el sistema "de clase según hueso" (análogo al concepto de sangre real) dictaba que, si se negaran a coronarla, tendrían que degradar a la totalidad de la aristocracia sillera.

La prioridad inmediata de Seondeok como reina fue mejorar la vida del pueblo sillero introduciendo políticas de asistencia eficaces para los ciudadanos más empobrecidos. La gran inversión en escuelas vio prosperar el conocimiento del reino en las artes y las ciencias. También fundó el Cheomseongdae, un observatorio astronómico, en la capital de Silla. El budismo ya era la religión oficial de Silla, pero el gobierno de Seondeok lo integró más en el gobierno y en la sociedad en su conjunto. Se restauraron numerosos templos budistas y se construyeron muchos nuevos.

A pesar de los numerosos avances internos, el reinado de Seondeok no fue pacífico. Las constantes rebeliones internas y las pugnas con los reinos vecinos de Goguryeo y Paekche pusieron en peligro sus logros. Con una política exterior muy hábil, fue capaz de navegar por el paisaje político de los reinos coreanos, siempre cambiante, agresivo y a menudo violento. La reina Seondeok forjó alianzas cuando fue necesario y las alteró cuando la situación lo requirió. Cuando Paekche se convirtió en un problema en el 641 d. C., pidió ayuda a Goguryeo. Al fracasar las negociaciones, Seondeok envió un ejército de 10 000 hombres a recuperar al diplomático que habían encarcelado.

La habilidad de Seondeok para equilibrar las negociaciones con amenazas de fuerza la ayudó a forjar una alianza con la dinastía Tang china cuando Goguryeo y Paekche se unieron para atacar a Silla. Esta alianza con la dinastía Tang fue una de sus mayores hazañas políticas. Seondeok no solo logró convencer a dicha dinastía de que ayudara militarmente a Silla, sino que además rechazó su exigencia de que abdicara como reina y permitiera que un príncipe Tang gobernara en su lugar.

Hasta su muerte en 647, Seondeok sirvió al reino de Silla como una reina adaptable cuyo intelecto protegió a su pueblo durante un tiempo difícil de conquistas. Enzarzando a sus enemigos entre sí, se aseguró de que el reino sobreviviera y prosperara. Aunque no viviría para ver una península coreana unida, las hábiles maniobras de Seondeok sembraron las semillas de la derrota de las fuerzas de Paekche y Goguryeo en el 668.