Los maoríes, la única civilización que puede navegar por el océano desde el principio de la partida, pueden elegir antes que nadie una patria costera que apreciar y proteger.

Al principio de la partida, Kupe parte de su mítica patria de Hawaiki y guía a los maoríes a través del mar en busca de un nuevo hogar. Deben elegir un buen lugar en el que asentarse y usar su potente ciudad inicial para no quedarse rezagados. Este pueblo trata con mucho mimo el medio ambiente, y por ello evita deforestar los bosques y recolectar recursos; sin embargo, los recursos costeros y boscosos le proporcionan un gran rendimiento al instante. Cuando desbloqueen el Toa, deberían construir una serie de fortalezas Pa para asegurarse de que su imperio esté bien defendido; si se establecen de manera efectivo, todo el que intente atacar a los maoríes sufrirá grandes pérdidas.

Según la mitología maorí, Kupe es un navegante que partió de Hawaiki rumbo una isla que aún no había sido descubierta y acabó estableciendo a los maoríes en Nueva Zelanda. Esto, sin embargo, no es más que un mito, aunque la historia de Kupe y de cómo su leyenda llegó a ocupar un lugar tan relevante en la cultura neozelandesa es un apasionante ámbito de estudio en sí mismo.

Algunos etnógrafos hablan de un mito de Kupe "ortodoxo", generalmente atribuido a Stephenson Percy Smith (que, a su vez, dice basarse en fuentes maoríes y se refiere a sí mismo como "el traductor"). En este mito, Kupe era un gran jefe de Hawaiki. Cierto día, el cebo empezó a desaparecer de los anzuelos de los pescadores, por lo que Kupe fue a hablar con los sacerdotes. Estos bendijeron el equipo de pesca y Kupe y su gente volvieron a hacerse a la mar en sus canoas. Cuando echaron las líneas al mar, una gran cantidad de pulpos mordieron los diferentes anzuelos; el mayor de ellos era una mascota que pertenecía al jefe rival, Muturangi.

Kupe quería acabar con Muturangi, pero él y sus pescadores decidieron perseguir y matar a su pulpo. Lo persiguieron por el océano hasta llegar a una nueva isla, una tierra verde que nunca habían visto y que Kuramarotini, mujer de Kupe, decidió llamar Aotearoa (que significa "la tierra de la gran nube blanca"). Kupe desembarcó en la isla Norte de Aotearoa, en donde sus huellas aún se pueden ver hoy en día. Este mito cuenta con muchas otras historias, como que él y sus seguidores exploraron la costa, levantaron campamentos (que luego se convertirían en asentamientos) y realizaron una gran cantidad de hazañas legendarias. Kupe dio nombre a muchos lugares, y su conexión es más fuerte en la isla Norte, en la zona que rodea el estrecho de Cook y Wairarapa.

Sin embargo, estudios recientes se cuestionan la veracidad del mito ortodoxo de Kupe. No concuerda con una gran parte de la narrativa tradicional maorí, sobre todo con el "whaikorero" y el "whakapapa" de muchos grupos. Cabe destacar que hay elementos del mito de Kupe ortodoxo que forman parte de la tradición oral de comunidades como las de Northland, Wairarapa e incluso la isla Sur, pero hasta sus relatos discrepan o contienen historias adicionales que no están integradas en dicho mito ortodoxo. En la actualidad se cree que, en el mejor de los casos, Smith realizó una fusión del mito de Kupe que conocemos, y que luego las comunidades maoríes lo reincorporaron, lo que aumentaría su aceptación y credibilidad.

En cualquier caso, Kupe sigue muy presente en Nueva Zelanda. En cierto sentido, representa el espíritu aventurero maorí que los llevó a establecerse en las islas. Esta presencia se puede percibir, por ejemplo, en la estatua art déco que decora el puerto de Wellington o en sus historias, que estudian los niños en la escuela. Cuestionarse si Kupe de verdad hizo todo lo que se le atribuye o hasta dónde llega la verdad de la historia es no ver toda la imagen en su conjunto, una imagen caracterizada por la importancia de la tradición oral para los maoríes y para su historia, y cómo esta se ha interpretado o malinterpretado por los pakeha que los sucedieron.