Da hasta 3 Alojamientos en función del Atractivo. Bombardea culturalmente las casillas neutrales adyacentes y aumenta en 1 su Atractivo.
Contexto histórico
En 1862, el estadounidense Henry David Thoreau escribió que "en la naturaleza salvaje se encuentra la preservación del mundo". Por supuesto, Thoreau escribía desde un trasfondo cultural e histórico concreto, y propugnaba una visión romántica de la naturaleza como elemento restaurativo del espíritu humano, pero parte de su mensaje ha tenido su reflejo dentro de la civilización en muchas épocas y lugares. Las civilizaciones, aunque alteren y a veces destruyan abiertamente la naturaleza, pretenden preservar parte de lo que han perdido, quizá por asegurarse de que quede algo fuera de su alcance. En los santuarios sintoístas japoneses se preservan arboledas, cascadas e incluso manadas de ciervos para honrar a los espíritus de la naturaleza. Los palacios europeos medievales y de comienzos de la Edad Contemporánea tenían cotos de caza para la nobleza, lugares ahora convertidos en parques públicos donde las masas pueden acudir a descansar y revitalizarse. No se trata exactamente de espacios silvestres, como habría preferido Thoreau, sino más bien de una naturaleza salvaje cultivada y podada, creada para proporcionar a las ciudades belleza, relajación, caza, deporte, recogimiento, meditación o simplemente un poco de aire fresco.
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Contexto histórico
En 1862, el estadounidense Henry David Thoreau escribió que "en la naturaleza salvaje se encuentra la preservación del mundo". Por supuesto, Thoreau escribía desde un trasfondo cultural e histórico concreto, y propugnaba una visión romántica de la naturaleza como elemento restaurativo del espíritu humano, pero parte de su mensaje ha tenido su reflejo dentro de la civilización en muchas épocas y lugares. Las civilizaciones, aunque alteren y a veces destruyan abiertamente la naturaleza, pretenden preservar parte de lo que han perdido, quizá por asegurarse de que quede algo fuera de su alcance. En los santuarios sintoístas japoneses se preservan arboledas, cascadas e incluso manadas de ciervos para honrar a los espíritus de la naturaleza. Los palacios europeos medievales y de comienzos de la Edad Contemporánea tenían cotos de caza para la nobleza, lugares ahora convertidos en parques públicos donde las masas pueden acudir a descansar y revitalizarse. No se trata exactamente de espacios silvestres, como habría preferido Thoreau, sino más bien de una naturaleza salvaje cultivada y podada, creada para proporcionar a las ciudades belleza, relajación, caza, deporte, recogimiento, meditación o simplemente un poco de aire fresco.