Da +1 a Ciencia y +1 de Oro en las casillas Encantadoras adyacentes sin mejorar. Se aumenta a +2 a Ciencia , +2 de Oro y +2 a Producción para las casillas Impresionantes adyacentes sin mejorar.
Contexto histórico
A partir de la era industrial, los terrenos naturales reservados para esparcimiento de la nobleza o como lugar de recogimiento para sacerdotes a menudo terminaron sirviendo a fines estatales. El Imperio británico creó dos instalaciones de investigación botánica gemelas. El jardín botánico de Kew abrió sus puertas tal y como se conoce hoy en día en 1840, y en 1859 se creó una réplica del mismo en Singapur. No eran solo lugares para que el público fuese de paseo, sino también centros de investigación científica donde desarrollar nuevas variedades de cultivos que utilizar en todo el imperio. Cotos de caza como el de Grunewald, en Berlín, se convirtieron en parques públicos para los obreros de las fábricas de la ciudad, y los santuarios de los templos se abrieron para que pudiera acudir a meditar quien quisiese, no solo sacerdotes y monjes. En estos lugares, los ecologistas también podrían acceder a la naturaleza, que sufría (y sufre) un rápido declive. En estos casos, el término "santuario" tiene un doble significado: tanto de conservación de la naturaleza "salvaje" para la ciencia, el arte y la religión como de lugar donde refugiarse del reloj de fichar en la oficina, el silbato de la fábrica o el smartphone.
Da +1 a Ciencia y +1 de Oro en las casillas Encantadoras adyacentes sin mejorar. Se aumenta a +2 a Ciencia , +2 de Oro y +2 a Producción para las casillas Impresionantes adyacentes sin mejorar.
Contexto histórico
A partir de la era industrial, los terrenos naturales reservados para esparcimiento de la nobleza o como lugar de recogimiento para sacerdotes a menudo terminaron sirviendo a fines estatales. El Imperio británico creó dos instalaciones de investigación botánica gemelas. El jardín botánico de Kew abrió sus puertas tal y como se conoce hoy en día en 1840, y en 1859 se creó una réplica del mismo en Singapur. No eran solo lugares para que el público fuese de paseo, sino también centros de investigación científica donde desarrollar nuevas variedades de cultivos que utilizar en todo el imperio. Cotos de caza como el de Grunewald, en Berlín, se convirtieron en parques públicos para los obreros de las fábricas de la ciudad, y los santuarios de los templos se abrieron para que pudiera acudir a meditar quien quisiese, no solo sacerdotes y monjes. En estos lugares, los ecologistas también podrían acceder a la naturaleza, que sufría (y sufre) un rápido declive. En estos casos, el término "santuario" tiene un doble significado: tanto de conservación de la naturaleza "salvaje" para la ciencia, el arte y la religión como de lugar donde refugiarse del reloj de fichar en la oficina, el silbato de la fábrica o el smartphone.