Los hombres han utilizado el cobre –un metal dúctil con una gran conductividad térmica y eléctrica– desde hace miles de años, por lo menos desde el 8 000 a. C. (por ello este periodo se llama la Edad del Cobre). Pero sobre todo se utiliza en aleaciones como el latón, el bronce y el cuproníquel, mucho más duraderas y fuertes y, por tanto, mejores para armaduras y espadas, por ejemplo. El cobre de por sí tiene algunas propiedades útiles, y no es la menos importante de ellas el hecho de que los seres humanos necesitan pequeñas cantidades en su dieta para evitar algunas patologías debilitantes muy desagradables.
Los hombres han utilizado el cobre –un metal dúctil con una gran conductividad térmica y eléctrica– desde hace miles de años, por lo menos desde el 8 000 a. C. (por ello este periodo se llama la Edad del Cobre). Pero sobre todo se utiliza en aleaciones como el latón, el bronce y el cuproníquel, mucho más duraderas y fuertes y, por tanto, mejores para armaduras y espadas, por ejemplo. El cobre de por sí tiene algunas propiedades útiles, y no es la menos importante de ellas el hecho de que los seres humanos necesitan pequeñas cantidades en su dieta para evitar algunas patologías debilitantes muy desagradables.