La capacidad de colarse sin ser visto y desatar el caos es la fantasía de cualquier niño, pero los científicos actuales están cerca de convertirlo en realidad. La tecnología moderna de la invisibilidad es una combinación de varios proyectos militares y de ciencia experimental que va mucho más allá de lo que los humanos pueden ver, pues trata tanto de ocultar como de detectar objetos mediante el radar o lecturas térmicas o acústicas y otros métodos menos visibles. La tecnología de lo invisible o del sigilo, como también se conoce, se ha utilizado desde que los cazadores de la Antigüedad se cubrían de hojas o pieles para acercarse sigilosamente a los animales. A consecuencia de las guerras napoleónicas, en las que todos esos brillantes uniformes rojos y azules convirtieron a los soldados en blancos perfectos, varias naciones europeas comenzaron a experimentar con el camuflaje.
Durante la Primera Guerra Mundial, los alemanes probaron a recubrir sus aviones con acetato de celulosa, un tejido transparente que esperaban que los hiciera más difíciles de detectar. Los canadienses y británicos experimentaron asimismo con un "camuflaje de luz difusa" durante la siguiente guerra mundial, pero este se quedó obsoleto debido a los avances en el radar. Sin embargo, el U-480 alemán, cubierto con placas de caucho anecoico para absorber las ondas de los sonares, fue el primer submarino realmente indetectable del mundo. Los alemanes también desarrollaron el cazabombardero Horten Ho 229 con polvo de carbono, en el encolamiento que absorbía las ondas de radar, y otros trucos para hacerlo "invisible".
El Horten nunca llegó a volar, pero –en el año 1958– la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense solicitó fondos para diseñar un avión de reconocimiento indetectable que reemplazara a los aviones U-2 de espionaje. La fuerza aérea de los Estados Unidos inició su propio proyecto de investigación en 1960, el desarrollo de pantallas especiales para las tomas de aire y materiales y pinturas absorbentes de radares. En 1964, los proyectos Skunk Works de la empresa Lockheed produjeron el SR-71 "Blackbird". Era un avión invisible de grandes altitudes que, junto a lo anterior, incorporaba estabilizadores verticales oblicuos y materiales compuestos que bajaban su sección de radar de manera significativa. En la década de 1970 también se fabricaron los sigilosos cazas F-117 y los bombarderos B-2. Sin duda, hay nuevos aviones invisibles, e incluso barcos y vehículos terrestres, que el público aún no ha visto (ni nadie, si la tecnología funciona).
"Imagino que sería divertido tener el poder de la invisibilidad para moverse por el mundo sin que le miren a uno". – Kevin Bacon
"El arte y los sueños te permiten actuar con desenfreno. La vida te pide actuar con equilibrio y cautela". – Patti Smith
La capacidad de colarse sin ser visto y desatar el caos es la fantasía de cualquier niño, pero los científicos actuales están cerca de convertirlo en realidad. La tecnología moderna de la invisibilidad es una combinación de varios proyectos militares y de ciencia experimental que va mucho más allá de lo que los humanos pueden ver, pues trata tanto de ocultar como de detectar objetos mediante el radar o lecturas térmicas o acústicas y otros métodos menos visibles. La tecnología de lo invisible o del sigilo, como también se conoce, se ha utilizado desde que los cazadores de la Antigüedad se cubrían de hojas o pieles para acercarse sigilosamente a los animales. A consecuencia de las guerras napoleónicas, en las que todos esos brillantes uniformes rojos y azules convirtieron a los soldados en blancos perfectos, varias naciones europeas comenzaron a experimentar con el camuflaje.
Durante la Primera Guerra Mundial, los alemanes probaron a recubrir sus aviones con acetato de celulosa, un tejido transparente que esperaban que los hiciera más difíciles de detectar. Los canadienses y británicos experimentaron asimismo con un "camuflaje de luz difusa" durante la siguiente guerra mundial, pero este se quedó obsoleto debido a los avances en el radar. Sin embargo, el U-480 alemán, cubierto con placas de caucho anecoico para absorber las ondas de los sonares, fue el primer submarino realmente indetectable del mundo. Los alemanes también desarrollaron el cazabombardero Horten Ho 229 con polvo de carbono, en el encolamiento que absorbía las ondas de radar, y otros trucos para hacerlo "invisible".
El Horten nunca llegó a volar, pero –en el año 1958– la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense solicitó fondos para diseñar un avión de reconocimiento indetectable que reemplazara a los aviones U-2 de espionaje. La fuerza aérea de los Estados Unidos inició su propio proyecto de investigación en 1960, el desarrollo de pantallas especiales para las tomas de aire y materiales y pinturas absorbentes de radares. En 1964, los proyectos Skunk Works de la empresa Lockheed produjeron el SR-71 "Blackbird". Era un avión invisible de grandes altitudes que, junto a lo anterior, incorporaba estabilizadores verticales oblicuos y materiales compuestos que bajaban su sección de radar de manera significativa. En la década de 1970 también se fabricaron los sigilosos cazas F-117 y los bombarderos B-2. Sin duda, hay nuevos aviones invisibles, e incluso barcos y vehículos terrestres, que el público aún no ha visto (ni nadie, si la tecnología funciona).
"Imagino que sería divertido tener el poder de la invisibilidad para moverse por el mundo sin que le miren a uno". – Kevin Bacon
"El arte y los sueños te permiten actuar con desenfreno. La vida te pide actuar con equilibrio y cautela". – Patti Smith