Desde que el hombre se hizo sedentario, siempre ha habido individuos que han querido ver lo que había más allá del horizonte. Motivados por el beneficio, la aventura, la religión, la necesidad o simplemente la curiosidad, estos exploradores han ampliado nuestro conocimiento del mundo y sus maravillas. En el proceso de exploración, también han puesto en contacto a culturas diversas y distantes, para bien o para mal, y han encontrado muchas y nuevas maneras de morir.
En la antigüedad, los fenicios navegaron por todo el Mediterráneo en busca de nuevas mercancías con las que comerciar, y el estaño hallado en sus artefactos indica que quizá llegasen hasta la remota Bretaña. El navegante Hannón de Cartago exploró la costa africana más allá de las Columnas de Hércules hacia el año 500 a. C. Los inquietos griegos viajaron hasta el norte de Europa, quizá hasta Tule. Durante el siglo II a. C., la dinastía Han envió exploradores a Asia central para ver qué había al oeste de sus fronteras, más allá de las depredaciones de los jinetes nómadas. Más tarde, el almirante chino Zheng He navegó por el sudeste asiático, Indonesia, la India y la costa oriental africana, tierras llenas de bárbaros y nuevas mercancías. Más o menos en la misma época, los vikingos recorrían el Atlántico Norte para explorar y poblar Islandia, Groenlandia y Vinlandia, entre otros.
En la llamada "Era de los descubrimientos", una Europa turbulenta y muy poblada se lanzaba a explorar el mundo y buscar nuevas rutas comerciales y escenarios de conquista. A principios del siglo XV se establecieron los primeros imperios comerciales. Posteriormente, por poner algunos ejemplos, el explorador portugués Diego Cao recorrió el río Congo, el español Francisco de Orellana hizo lo propio en el Amazonas y la expedición de Lewis y Clark navegó por los ríos Missouri y Columbia.
A principios del siglo XX quedaban pocos territorios por explorar excepto las regiones polares. Cook y Peary aseguraron haber alcanzado el Polo Norte en 1908 y 1909 respectivamente, y la expedición de Amundsen llegó al Polo Sur en diciembre de 1911.
"El día en que los seres humanos dejemos de explorar, nos condenaremos a vivir en un mundo estancado, desprovisto de curiosidad y carente de sueños". – Neil deGrasse Tyson
"No dejaremos de explorar y, al final de toda nuestra exploración, llegaremos al lugar donde empezamos y lo entenderemos por primera vez". – T. S. Elliot
Desde que el hombre se hizo sedentario, siempre ha habido individuos que han querido ver lo que había más allá del horizonte. Motivados por el beneficio, la aventura, la religión, la necesidad o simplemente la curiosidad, estos exploradores han ampliado nuestro conocimiento del mundo y sus maravillas. En el proceso de exploración, también han puesto en contacto a culturas diversas y distantes, para bien o para mal, y han encontrado muchas y nuevas maneras de morir.
En la antigüedad, los fenicios navegaron por todo el Mediterráneo en busca de nuevas mercancías con las que comerciar, y el estaño hallado en sus artefactos indica que quizá llegasen hasta la remota Bretaña. El navegante Hannón de Cartago exploró la costa africana más allá de las Columnas de Hércules hacia el año 500 a. C. Los inquietos griegos viajaron hasta el norte de Europa, quizá hasta Tule. Durante el siglo II a. C., la dinastía Han envió exploradores a Asia central para ver qué había al oeste de sus fronteras, más allá de las depredaciones de los jinetes nómadas. Más tarde, el almirante chino Zheng He navegó por el sudeste asiático, Indonesia, la India y la costa oriental africana, tierras llenas de bárbaros y nuevas mercancías. Más o menos en la misma época, los vikingos recorrían el Atlántico Norte para explorar y poblar Islandia, Groenlandia y Vinlandia, entre otros.
En la llamada "Era de los descubrimientos", una Europa turbulenta y muy poblada se lanzaba a explorar el mundo y buscar nuevas rutas comerciales y escenarios de conquista. A principios del siglo XV se establecieron los primeros imperios comerciales. Posteriormente, por poner algunos ejemplos, el explorador portugués Diego Cao recorrió el río Congo, el español Francisco de Orellana hizo lo propio en el Amazonas y la expedición de Lewis y Clark navegó por los ríos Missouri y Columbia.
A principios del siglo XX quedaban pocos territorios por explorar excepto las regiones polares. Cook y Peary aseguraron haber alcanzado el Polo Norte en 1908 y 1909 respectivamente, y la expedición de Amundsen llegó al Polo Sur en diciembre de 1911.
"El día en que los seres humanos dejemos de explorar, nos condenaremos a vivir en un mundo estancado, desprovisto de curiosidad y carente de sueños". – Neil deGrasse Tyson
"No dejaremos de explorar y, al final de toda nuestra exploración, llegaremos al lugar donde empezamos y lo entenderemos por primera vez". – T. S. Elliot