De igual modo que la astronomía evolucionó a partir de la astrología, la química nació de otra pseudociencia: la alquimia. Esta abarcó cuatro milenios y tres continentes; por lo que nunca hay que subestimar la capacidad de la humanidad para creer en lo irracional. Las raíces de la alquimia occidental se pueden remontar al Egipto helénico, donde Zósimo de Panópolis afirmaba que los antiguos sacerdotes habían descubierto una manera de transmutar los metales de uno a otro (como el plomo en oro, el "Santo Grial" de los alquimistas). Sin embargo, el método y la mezcla de elementos con los que se podía llevarse esto a cabo se perdieron. Por muy absurdo que fuera su fundamento, esto movió a cientos de "científicos" a largo de los siglos a investigar y registrar las propiedades químicas de diversos metales, líquidos y compuestos.
Pero, en el Renacimiento, los eruditos decidieron que la transmutación –al menos de esta manera– era una quimera y comenzaron a organizar los descubrimientos con los que los alquimistas habían tropezado. La obra de Jan van Helmont en 1648 d. C., publicada póstumamente, fue el primer puente entre la alquimia y la química e influyó enormemente en Robert Boyle, un científico inglés que publicó "El químico escéptico" en 1661, la piedra angular de la química moderna. La química empezó a ganar una gran consideración en 1789, cuando Antoine Lavoisier publicó un artículo que describía la ley de la conservación de la masa. En "Elementos de química", Lavoisier reveló la composición del aire y el agua y acuñó el término "oxígeno". Si Boyle es el abuelo, se considera que Lavoisier es el padre de la química.
En los dos siglos siguientes, a medida que contó con nuevos equipos, la química se convirtió en una ciencia experimental, con su propia base teórica. En 1803, John Dalton fue el primero en proponer la teoría atómica. Pronto la siguieron las "leyes de los gases", junto con la tabla periódica de Dimitri Mendeléyev y las leyes de la termodinámica de Willard Gibbs. En la década de 1890, los Curie fueron pioneros en el estudio de la radiactividad de los elementos. Con el cambio de siglo, los químicos ya estaban inventando todo tipo de cosas: plásticos, fibras sintéticas, nuevos fármacos (algunos con propiedades medicinales), venenos más potentes, explosivos mejores y mucho más. O, como la empresa química DuPont diría: "Es mejor vivir con química".
"La química es el lado sucio de la física". – Peter Reiss
"Los químicos no suelen tartamudear. Sería bastante incómodo que lo hicieran, porque en ocasiones tienen que pronunciar palabras como 'peróxido de metil etil cetona'". – Sir William Crookes
De igual modo que la astronomía evolucionó a partir de la astrología, la química nació de otra pseudociencia: la alquimia. Esta abarcó cuatro milenios y tres continentes; por lo que nunca hay que subestimar la capacidad de la humanidad para creer en lo irracional. Las raíces de la alquimia occidental se pueden remontar al Egipto helénico, donde Zósimo de Panópolis afirmaba que los antiguos sacerdotes habían descubierto una manera de transmutar los metales de uno a otro (como el plomo en oro, el "Santo Grial" de los alquimistas). Sin embargo, el método y la mezcla de elementos con los que se podía llevarse esto a cabo se perdieron. Por muy absurdo que fuera su fundamento, esto movió a cientos de "científicos" a largo de los siglos a investigar y registrar las propiedades químicas de diversos metales, líquidos y compuestos.
Pero, en el Renacimiento, los eruditos decidieron que la transmutación –al menos de esta manera– era una quimera y comenzaron a organizar los descubrimientos con los que los alquimistas habían tropezado. La obra de Jan van Helmont en 1648 d. C., publicada póstumamente, fue el primer puente entre la alquimia y la química e influyó enormemente en Robert Boyle, un científico inglés que publicó "El químico escéptico" en 1661, la piedra angular de la química moderna. La química empezó a ganar una gran consideración en 1789, cuando Antoine Lavoisier publicó un artículo que describía la ley de la conservación de la masa. En "Elementos de química", Lavoisier reveló la composición del aire y el agua y acuñó el término "oxígeno". Si Boyle es el abuelo, se considera que Lavoisier es el padre de la química.
En los dos siglos siguientes, a medida que contó con nuevos equipos, la química se convirtió en una ciencia experimental, con su propia base teórica. En 1803, John Dalton fue el primero en proponer la teoría atómica. Pronto la siguieron las "leyes de los gases", junto con la tabla periódica de Dimitri Mendeléyev y las leyes de la termodinámica de Willard Gibbs. En la década de 1890, los Curie fueron pioneros en el estudio de la radiactividad de los elementos. Con el cambio de siglo, los químicos ya estaban inventando todo tipo de cosas: plásticos, fibras sintéticas, nuevos fármacos (algunos con propiedades medicinales), venenos más potentes, explosivos mejores y mucho más. O, como la empresa química DuPont diría: "Es mejor vivir con química".
"La química es el lado sucio de la física". – Peter Reiss
"Los químicos no suelen tartamudear. Sería bastante incómodo que lo hicieran, porque en ocasiones tienen que pronunciar palabras como 'peróxido de metil etil cetona'". – Sir William Crookes