En su conjunto, los "medios de comunicación" son un fenómeno de la era industrial, aunque algunos historiadores defienden que comenzaron con la imprenta de Gutenberg. Sería más razonable situar sus inicios en la Inglaterra del siglo XVIII, cuando distintas empresas editoriales de Grub Street, en Londres, empezaron a publicar en las rotativas de vapor miles de ejemplares baratos de novelas de terror y eróticas por entregas, así como semanarios sensacionalistas. Su público era un sector cada vez más numeroso de lectores poco sofisticados, producto del nuevo sistema educativo y de un entorno urbano con pocas opciones de ocio. Gracias a esto, las editoriales ya no dependían solo de los refinados gustos de la aristocracia, los ricos y el clero para ser rentables.

Durante el siglo XIX, los medios de comunicación fueron ampliando su público gracias a una serie de tecnologías revolucionarias. La fotografía se desarrolló en los años 20 y a lo largo del siglo mejoraron los métodos para reproducir imágenes en publicaciones impresas, haciendo que los periódicos y las revistas cada vez suscitasen mayor interés. El telégrafo, inventado en la década de 1830 y cuyo uso ya se había extendido a mediados del siglo XX, revolucionó las comunicaciones personales y la prensa al aportar más inmediatez a las noticias. Gracias a las redes de cables telegráficos, los periódicos podían informar de un día para otro de todo lo acontecido en la región, en el país y, tras la colocación del cable transatlántico en 1863, en el mundo.

La fotografía dio lugar a las imágenes en movimiento, y la industria cinematográfica creció para que cualquiera con un par de monedas en el bolsillo pudiese evadirse del mundo y soñar durante dos horas. Con la proyección de la primera película con sonido en 1927 la industria del espectáculo se vino arriba. El teléfono, un pequeño aparato ideado por Bell para sustituir al telégrafo en las comunicaciones personales, puso en contacto a todo el mundo, en cualquier momento y en cualquier parte. La telegrafía inalámbrica dio lugar a la radio, y las emisoras comerciales fueron el primer medio que transmitió a una gran audiencia y llevó música, noticias y publicidad a los hogares. A mediados del siglo XX, la televisión se propagó como la pólvora para convertirse en el mayor devorador de tiempo... hasta la aparición de los videojuegos e Internet.