Primera unidad aérea de combate, disponible en la Época Moderna.
Contexto histórico
Antes de la Primera Guerra Mundial, el aeroplano era poco más que una curiosidad para emocionar a los hombres; los aviones eran frágiles, de escasa potencia (planeaban tanto como volaban), torpes, de poco alcance y carga útil, caros y generalmente biplanos, ya que dos alas eran mejor que una para maniobrar y ascender frente a todas estas limitaciones. A finales de la Primera Guerra Mundial, el aeroplano ya era una máquina de guerra temible, capaz de detectar los movimientos del enemigo desde lejos y luego hacer llover la destrucción sobre él. Los biplanos del conflicto de 1914-1918 se especializaron cada vez más a medida que avanzaba la guerra, de cazas ágiles a aviones de reconocimiento fiables pasando por los pesados bombarderos que sobrevolaban las ciudades enemigas dejando caer explosivos sobre los civiles. Hacia el final de la guerra, sin embargo, los biplanos de madera y de tela fueron desapareciendo y se vieron reemplazados por los monoplanos recubiertos de metal, más veloces y capaces de ascender más rápido. Pero, para entonces, las hazañas de aquellos hombres galantes y heroicos en sus biplanos de colores vivos ya habían entrado en el imaginario de la guerra.
Coste básico del recurso: 1 Petróleo (a velocidad normal)
Coste de adquisición
Coste básico: 1720 Oro
Costes de mantenimiento
Coste básico: 6 Oro
Consume 1 de Petróleo por turno
Descripción
Primera unidad aérea de combate, disponible en la Época Moderna.
Contexto histórico
Antes de la Primera Guerra Mundial, el aeroplano era poco más que una curiosidad para emocionar a los hombres; los aviones eran frágiles, de escasa potencia (planeaban tanto como volaban), torpes, de poco alcance y carga útil, caros y generalmente biplanos, ya que dos alas eran mejor que una para maniobrar y ascender frente a todas estas limitaciones. A finales de la Primera Guerra Mundial, el aeroplano ya era una máquina de guerra temible, capaz de detectar los movimientos del enemigo desde lejos y luego hacer llover la destrucción sobre él. Los biplanos del conflicto de 1914-1918 se especializaron cada vez más a medida que avanzaba la guerra, de cazas ágiles a aviones de reconocimiento fiables pasando por los pesados bombarderos que sobrevolaban las ciudades enemigas dejando caer explosivos sobre los civiles. Hacia el final de la guerra, sin embargo, los biplanos de madera y de tela fueron desapareciendo y se vieron reemplazados por los monoplanos recubiertos de metal, más veloces y capaces de ascender más rápido. Pero, para entonces, las hazañas de aquellos hombres galantes y heroicos en sus biplanos de colores vivos ya habían entrado en el imaginario de la guerra.