Puede convertir a los Ciudadanos a su religión. Puede que no inicie un combate teológico con unidades de otras religiones (pero se puede defender).

Inevitablemente, en todas las religiones, hay quienes "oyen la palabra" y luego salen a difundirla. A lo largo de la historia, los predicadores y proselitistas han viajado a otras tierras, a menudo con gran riesgo de su persona para convertir a los no creyentes a su fe, fuera cual fuera. Esto no quiere decir que los misioneros no hagan también buenas obras de carácter más práctico: escuelas para enseñar, clínicas para curar, programas de bienestar social para ayudar, tiendas benéficas para sufragar y todos los demás beneficios de la civilización. Ya sea con una espada o una sonrisa, el objetivo principal del misionero es difundir su fe para conseguir nuevos fieles. Aunque en el pasado tenían que salir en misiones para hacerlo, ahora pueden "telepredicar", lo cual es mucho más seguro y cómodo.