Bonificación a Cultura por la mejora por adyacencia de la Gran Muralla. Ganas un Espía gratis si juegas como Catalina de Médici (Reina negra).
Contexto histórico
Grandes montañas de piedra –algunas todavía intactas, más o menos– dominan los variados paisajes europeos. Hablamos de los castillos, que se remontan a principios del siglo X, cuando los señores feudales buscaban asegurar su poder y su influencia. Algunos eran poco más que cajas cuadradas de piedra fría y sucia; otros eran estructuras de cuento de hadas, con altas torres, parapetos almenados y contrafuertes con arbotantes. Pero, más que la idea romántica de los caballeros nobles, las damiselas en apuros, los grandes banquetes y la lucha para expulsar a los bárbaros del foso, los castillos cumplían la función más importante de la sociedad feudal: imponer la voluntad del señor en sus tierras.
Según los arqueólogos, la acumulación de recursos y de riqueza desembocó en la necesidad de estructuras defensivas. Las primeras fortificaciones surgieron en el Creciente Fértil, en Egipto y en China para mantener a los bárbaros alejados de la despensa. Europa tardó bastante más en desarrollar estas fortalezas, y no empezaron a construirse en las colinas hasta la Edad de Bronce. Poco después de la finalización de la Pax Romana, las tribus germanas empezaron a levantar fortificaciones de piedras pesadas. Las incursiones de magiares, vikingos y musulmanes hicieron que se construyeran más castillos, y la ruptura del Imperio carolingio llevó a la privatización del gobierno local, ya que los señores de cada zona asumieron el "privilegio" de proteger a la gente. El éxito de Guillermo el Conquistador inició un largo periodo de guerras y conquistas, en el que los distintos reyes contendientes dejaron la civilización occidental llena de castillos... hasta la aparición de la pólvora y de los cañones en el siglo XVII.
Justo cuando los gruesos y altos muros de estas construcciones empezaron a pasarse de moda en Europa, llegaron a Japón. Los primeros castillos eran de piedra con estructuras superiores de madera, una evolución de las empalizadas de los primeros daimios. Por este motivo, los incendios eran frecuentes, sobre todo durante el periodo Sengoku (o de los Reinos Combatientes). Al contrario que en Europa, la aparición de la pólvora aceleró la construcción de castillos en Japón, y en el siglo XVI gozaron de un gran auge, hasta la Restauración Meiji y el fin del feudalismo allí.
"¿Hay piedras en el camino? Las recogeré y construiré un castillo". – Nemo Nox
"Si bajo la niebla ves un castillo, acércate para encontrar sueños extraordinarios". – Mehmet Murat Ildan
Bonificación a Cultura por la mejora por adyacencia de la Gran Muralla. Ganas un Espía gratis si juegas como Catalina de Médici (Reina negra).
Contexto histórico
Grandes montañas de piedra –algunas todavía intactas, más o menos– dominan los variados paisajes europeos. Hablamos de los castillos, que se remontan a principios del siglo X, cuando los señores feudales buscaban asegurar su poder y su influencia. Algunos eran poco más que cajas cuadradas de piedra fría y sucia; otros eran estructuras de cuento de hadas, con altas torres, parapetos almenados y contrafuertes con arbotantes. Pero, más que la idea romántica de los caballeros nobles, las damiselas en apuros, los grandes banquetes y la lucha para expulsar a los bárbaros del foso, los castillos cumplían la función más importante de la sociedad feudal: imponer la voluntad del señor en sus tierras.
Según los arqueólogos, la acumulación de recursos y de riqueza desembocó en la necesidad de estructuras defensivas. Las primeras fortificaciones surgieron en el Creciente Fértil, en Egipto y en China para mantener a los bárbaros alejados de la despensa. Europa tardó bastante más en desarrollar estas fortalezas, y no empezaron a construirse en las colinas hasta la Edad de Bronce. Poco después de la finalización de la Pax Romana, las tribus germanas empezaron a levantar fortificaciones de piedras pesadas. Las incursiones de magiares, vikingos y musulmanes hicieron que se construyeran más castillos, y la ruptura del Imperio carolingio llevó a la privatización del gobierno local, ya que los señores de cada zona asumieron el "privilegio" de proteger a la gente. El éxito de Guillermo el Conquistador inició un largo periodo de guerras y conquistas, en el que los distintos reyes contendientes dejaron la civilización occidental llena de castillos... hasta la aparición de la pólvora y de los cañones en el siglo XVII.
Justo cuando los gruesos y altos muros de estas construcciones empezaron a pasarse de moda en Europa, llegaron a Japón. Los primeros castillos eran de piedra con estructuras superiores de madera, una evolución de las empalizadas de los primeros daimios. Por este motivo, los incendios eran frecuentes, sobre todo durante el periodo Sengoku (o de los Reinos Combatientes). Al contrario que en Europa, la aparición de la pólvora aceleró la construcción de castillos en Japón, y en el siglo XVI gozaron de un gran auge, hasta la Restauración Meiji y el fin del feudalismo allí.
"¿Hay piedras en el camino? Las recogeré y construiré un castillo". – Nemo Nox
"Si bajo la niebla ves un castillo, acércate para encontrar sueños extraordinarios". – Mehmet Murat Ildan