Hoy en día, Lahore es una ciudad importante y un centro comercial y cultural de la región del Punyab, un tramo árido al sur del Himalaya que está dividido entre India y Pakistán. La ciudad tuvo un papel importante en el imperio mogol, el breve Imperio sij y la India británica, y en la actualidad es la segunda ciudad más grande de Pakistán. Además de su importancia como cruce de rutas comerciales del interior de Asia, Lahore sigue siendo una capital cultural relevante en el ámbito nacional e internacional.

Es probable que Lahore se fundara en el primer milenio de nuestra era, pero tuvo su punto álgido durante el Imperio mogol, ese remanente de las hordas mongolas que se convirtió al Islam, se asentó, se aculturó y gobernó el sur de Asia desde el siglo XVI hasta el XIX. Los gobernantes mogoles construyeron con todo lujo en Lahore, incluidos los enormes portones en las carreteras que llevan a la ciudad y sus santuarios (tumbas de los santos y mezquitas reales). En el siglo XVIII, la riqueza de Lahore se hizo famosa en el mundo entero; incluso aparece mencionada en "El paraíso perdido" de Milton como una ciudad de riqueza y poder, "el Trono del Gran Mogol", revelado al Adán de Milton como una maravilla de la Tierra. Otros autores británicos estaban igual de enamorados de la ciudad: el escritor colonial Rudyard Kipling describió Lahore como "llena de belleza hasta cuando el calor del mediodía acalla a los hombres y pone a dormir a las palomas de la mezquita" y se quedó embelesado al ver de niño ahí el gran cañón armenio "Zam-Zammeh".

Cuando el Imperio mogol decayó, aparecieron nuevas potencias en la zona que lucharon por el Punyab. Los primeros en tomar Lahore fueron los ejércitos hindúes de los marathas, que conquistaron la ciudad mogola en 1758, pero no fueron tan longevos como los mogoles. Lahore cambió de manos de nuevo y cayó ante las fuerzas sij y afganas. En 1799, la ciudad se convirtió en la sede del Imperio sij, bajo el mandato de Ranjit Singh. Este, apodado "el León del Punyab", trató de construir un nuevo ejército para un nuevo imperio y, para ello, contactó con potencias locales e internacionales y llegó a traer soldados del ejército de Napoleón para entrenar a sus tropas y reclutar a los feroces sacerdotes guerreros nihang. Pero el Imperio sij no duraría sin él y, tras la muerte de Singh, la región quedó anexionada por completo al Imperio británico.

Con los británicos, Lahore vio el desarrollo de un barrio completamente nuevo de la ciudad, ya que los funcionarios coloniales abandonaron el distrito mogol en favor de un nuevo recinto. El Punyab, para los británicos, presentaba algunos problemas: estaba cerca de una frontera rebelde y lejos de los puertos donde se concentraban las fuerzas británicas. De hecho, Lahore se convirtió en un centro importante del movimiento de independencia de la India, ya que fue ahí donde Pandit Nehru declaró "la independencia total" de Gran Bretaña y levantó la bandera tricolor india, en 1929.

Después de la independencia surgió el sangriento problema de la partición. Cuando Pakistán se proclamó nación musulmana y se separó de la India, hubo grandes disturbios y los hindúes y los musulmanes se mataron en un frenesí de violencia masiva. Lahore no fue una excepción y fue testigo de la matanza generalizada de hindúes. Indira Kumar, una niña hindú que tuvo que huir a las montañas, se preguntaba qué precio tuvo la libertad y con qué fin, reflexiones que recogería en sus memorias muchos años después.

El final de la partición no comportó el final de la violencia. Lahore vio más sangre derramada cuando la India y Pakistán lucharon de nuevo, en 1965. Hoy en día, Lahore persiste. Es la capital del Punyab paquistaní y tiene más de 10 millones de habitantes.