A pesar de que casi siempre ha habido "bancos" –Hammurabi incluso dictó leyes relativas a la banca en su famoso código– en su mayoría eran particulares que hacían préstamos y tenían varios métodos desagradables para asegurarse el reembolso. Con la caída del Imperio romano de Occidente cayeron también los préstamos de dinero, así que los bancos no volvieron a aparecer en Europa hasta la Edad Media, al ser redescubiertos por los gobernantes que buscaban la manera de financiar sus cruzadas sangrientas y costosas. Los judíos prestamistas florentinos usaban bancos como mesas de cambio provisionales, y de ahí derivó el término "banco". Hasta que se aprobaron leyes contra la usura, como las de Eduardo I de Inglaterra en el año 1275 (que las utilizó como excusa para quedarse la riqueza de cientos de judíos que mandó ejecutar), no era infrecuente que este tipo de préstamos llegara al 24% o incluso al 48% de interés.
Durante el s. XIV, los miembros avariciosos e inteligentes de familias como los Bardi, Médici, Peruzzi, Gondi y otras fundaron bancos permanentes en sus ciudades natales: Florencia, Génova, Venecia, Siena, Roma y casi cualquier otra de Italia. El banco más antiguo que sigue abierto es el Monte dei Paschi di Siena, que opera desde 1472. Muy pronto, los príncipes gobernantes quisieron sacar tajada también y, en 1407, apareció el primer banco comercial estatal, el Banco de San Jorge, que fundó el Dux de Génova (y dejó de operar en 1805, después de la invasión de Napoleón).
Mientras tanto, en tiempos de la dinastía Song en China, funcionaban dos tipos de instituciones financieras tradicionales (los piaohao, en todo el país; y los qianzhuang, locales), facilitadas por la creación del primer papel moneda chino, en el año 1024 d. C., en el estado de Sichuan. Aunque los bancos chinos solían centrarse en la banca comercial basada en las relaciones personales, también habían surgido allí todas las funciones principales de los bancos que se encontraban en Europa: depósitos, préstamos, emisión de billetes bancarios, cambio de divisas y transferencias de dinero.
La llegada del telégrafo y la electricidad permitió la banca internacional a gran escala, de la que los Rothschild fueron pioneros. Hoy en día, los bancos suelen tener las mismas funciones que desempeñaban en el Renacimiento. Y, aun así, obtienen por ello unos buenos márgenes (por no utilizar el término "usura").
"Si le debes 100 dólares al banco, es problema tuyo. Si le debes 100 millones, es problema del banco". – J. Paul Getty
"He visto un banco que opera 24 horas al día, pero yo no tengo tanto tiempo". – Steven Wright
A pesar de que casi siempre ha habido "bancos" –Hammurabi incluso dictó leyes relativas a la banca en su famoso código– en su mayoría eran particulares que hacían préstamos y tenían varios métodos desagradables para asegurarse el reembolso. Con la caída del Imperio romano de Occidente cayeron también los préstamos de dinero, así que los bancos no volvieron a aparecer en Europa hasta la Edad Media, al ser redescubiertos por los gobernantes que buscaban la manera de financiar sus cruzadas sangrientas y costosas. Los judíos prestamistas florentinos usaban bancos como mesas de cambio provisionales, y de ahí derivó el término "banco". Hasta que se aprobaron leyes contra la usura, como las de Eduardo I de Inglaterra en el año 1275 (que las utilizó como excusa para quedarse la riqueza de cientos de judíos que mandó ejecutar), no era infrecuente que este tipo de préstamos llegara al 24% o incluso al 48% de interés.
Durante el s. XIV, los miembros avariciosos e inteligentes de familias como los Bardi, Médici, Peruzzi, Gondi y otras fundaron bancos permanentes en sus ciudades natales: Florencia, Génova, Venecia, Siena, Roma y casi cualquier otra de Italia. El banco más antiguo que sigue abierto es el Monte dei Paschi di Siena, que opera desde 1472. Muy pronto, los príncipes gobernantes quisieron sacar tajada también y, en 1407, apareció el primer banco comercial estatal, el Banco de San Jorge, que fundó el Dux de Génova (y dejó de operar en 1805, después de la invasión de Napoleón).
Mientras tanto, en tiempos de la dinastía Song en China, funcionaban dos tipos de instituciones financieras tradicionales (los piaohao, en todo el país; y los qianzhuang, locales), facilitadas por la creación del primer papel moneda chino, en el año 1024 d. C., en el estado de Sichuan. Aunque los bancos chinos solían centrarse en la banca comercial basada en las relaciones personales, también habían surgido allí todas las funciones principales de los bancos que se encontraban en Europa: depósitos, préstamos, emisión de billetes bancarios, cambio de divisas y transferencias de dinero.
La llegada del telégrafo y la electricidad permitió la banca internacional a gran escala, de la que los Rothschild fueron pioneros. Hoy en día, los bancos suelen tener las mismas funciones que desempeñaban en el Renacimiento. Y, aun así, obtienen por ello unos buenos márgenes (por no utilizar el término "usura").
"Si le debes 100 dólares al banco, es problema tuyo. Si le debes 100 millones, es problema del banco". – J. Paul Getty
"He visto un banco que opera 24 horas al día, pero yo no tengo tanto tiempo". – Steven Wright