Unidad de asedio de la Edad Media, ideal para atacar ciudades. No puede moverse y atacar el mismo turno a menos que haya ganado el ascenso Tripulación experta.

La artillería puede entenderse como un proceso de lanzar proyectiles cada vez más grandes contra las personas. Y por eso, el trabuquete fue el mejor lanzador de piedras, al menos hasta que se generalizó el uso de la pólvora. Una catapulta usa la tensión que se produce en una serie de cuerdas y brazos, pero un trabuquete utiliza una palanca y la fuerza de la gravedad. El concepto es bastante simple: un peso en un extremo y una honda en el otro que lleva una carga útil de piedras (o incluso cadáveres en descomposición para propagar enfermedades, o proyectiles incendiarios). Cuando se deja que el peso caiga, impulsa el otro extremo del brazo hacia arriba y arroja el proyectil contra el objetivo. Era un diseño simple, pero que requirió conocimientos de palancas y de física básica para perfeccionarse.

El trabuquete se usó en la guerra de asedio en Europa en el s. XI hasta la llegada de la pólvora, y en Asia se usaron a veces, además de los "tigres agazapados", unas catapultas más pequeñas y móviles. Los trabuquetes, al ser grandes y difíciles de manejar, se solían construir cerca del lugar sitiado, lo que aligeraba a los ejércitos pero complicaba mucho más el proceso de asedio de un castillo.