Sin ninguna figura fundadora ni ninguna doctrina central, el sintoísmo (o "Shinto") es la creencia espiritual, bastante informe, del pueblo japonés que se basa en la conexión de una persona con el mundo... y con el propio Japón. La historia conocida del sintoísmo se remonta a las dos grandes obras escritas por O no Yasumaro a instancias de la emperatriz Gemmei: el Kojiki (alrededor del año 712 d. C.) y el Nihonshoki (720 d. C., aproximadamente). A partir de tradiciones orales, el primero instituye a la familia imperial como el alma de la cultura japonesa, mientras que el segundo se centra en la "corrección" de respetar la jerarquía social y llevar una vida ordenada. Si el hinduismo es politeísmo convertido en religión mundial, el sintoísmo es animismo tornado en religión oficial.

Uno de los aspectos centrales del sintoísmo es la adoración de los espíritus, llamados "kami", a los que se rinde tributo visitando altares. Aunque no se considera que los kami sean dioses, son espíritus o entes vinculados estrechamente a los humanos y pueden tener un efecto beneficioso durante el transcurso de la propia existencia. No obstante, el sintoísmo no se centra en la creencia en los kami, sino en el propio ritual de la devoción. Al presentar uno sus respetos a los kami en los altares, muestra interés y, por ello, los kami pueden traer beneficios a su vida.

Aunque el sintoísmo ha sido una pieza central del Japón durante siglos, con más de 100 millones de seguidores en el Japón actual, no es una religión en el sentido tradicional de la palabra, sino una fe arraigada, propia de Japón.