La refinación de petróleo se desarrolló en paralelo a la revolución química de finales del siglo XIX y principios del XX y empezó con la perforación de los primeros pozos petrolíferos de los Estados Unidos, alrededor de 1860. El aumento de la disponibilidad del crudo llevó a experimentos para mejorar sus cualidades, empezando por simples alambiques de destilación que fueron creciendo en complejidad y sofisticación. Pronto se hizo posible producir combustibles de más calidad y de combustión más limpia, como el queroseno y el diésel, en vez de tener que depender del aceite de ballena o de grasas animales destiladas.
El desarrollo de los motores de combustión interna se vio impulsado en parte por la disponibilidad de nuevos combustibles refinados y, a su vez, aumentó la demanda de estos. Los procesos de "craqueo" térmico (y, posteriormente, de "craqueo" catalizado) para refinar el petróleo pesado produjeron cantidades ingentes de gasolina, queroseno y combustible industrial ligero, además de mejorar la calidad de los mismos.
Es posible que la refinación de combustible sea la tecnología más esencial subyacente a la expansión industrial del siglo XX, para bien o para mal. Tanto los cambios acelerados en el clima terrestre como el crecimiento increíble de la prosperidad material están inextricablemente unidos a este desarrollo, que es tan habitual en esta era que ya lo damos por supuesto.
"La ingeniería es el arte de conducir las grandes fuentes de energía de la naturaleza para uso y disfrute del hombre." – Thomas Tredgold
La refinación de petróleo se desarrolló en paralelo a la revolución química de finales del siglo XIX y principios del XX y empezó con la perforación de los primeros pozos petrolíferos de los Estados Unidos, alrededor de 1860. El aumento de la disponibilidad del crudo llevó a experimentos para mejorar sus cualidades, empezando por simples alambiques de destilación que fueron creciendo en complejidad y sofisticación. Pronto se hizo posible producir combustibles de más calidad y de combustión más limpia, como el queroseno y el diésel, en vez de tener que depender del aceite de ballena o de grasas animales destiladas.
El desarrollo de los motores de combustión interna se vio impulsado en parte por la disponibilidad de nuevos combustibles refinados y, a su vez, aumentó la demanda de estos. Los procesos de "craqueo" térmico (y, posteriormente, de "craqueo" catalizado) para refinar el petróleo pesado produjeron cantidades ingentes de gasolina, queroseno y combustible industrial ligero, además de mejorar la calidad de los mismos.
Es posible que la refinación de combustible sea la tecnología más esencial subyacente a la expansión industrial del siglo XX, para bien o para mal. Tanto los cambios acelerados en el clima terrestre como el crecimiento increíble de la prosperidad material están inextricablemente unidos a este desarrollo, que es tan habitual en esta era que ya lo damos por supuesto.
"La ingeniería es el arte de conducir las grandes fuentes de energía de la naturaleza para uso y disfrute del hombre." – Thomas Tredgold