Esta zona, adyacente a un volcán, ya ha hecho frente a una erupción volcánica. Aunque la gente y las estructuras acabasen dañadas, es probable que los minerales traídos por el volcán hayan mejorado la fertilidad de la tierra. Puede que reedificar la zona merezca la pena, sobre todo si el volcán sigue inactivo.

Las eyecciones volcánicas son ricas en minerales, por lo que, con el tiempo, crean un terreno fértil y con un drenaje excelente, perfecto para algunos cultivos. El café, por ejemplo, se cultiva muy bien en este tipo de suelo, así como las uvas que se usan para hacer vino, como demostraron los romanos que plantaron viñedos en las laderas del Vesubio. Lo bueno de las erupciones es que revitalizan el suelo volcánico; lo malo es que, mientras se producen, la agricultura de la zona suele verse muy perjudicada.