+1 a Fe y +1 de Oro en la capital .

No contentos con ser simples reyes, algunas dinastías gobernantes se arroparon con el manto de la divinidad para asegurarse la obediencia, el prestigio y la infalibilidad. Los faraones egipcios eran considerados encarnaciones del dios Horus. En la China imperial, al emperador se le consideraba a veces "hijo del cielo", gobernaba bajo el "mandato del cielo" y sus órdenes se consideraban textos sagrados. Algunos emperadores romanos fueron declarados dioses por el Senado, pero normalmente esto se hacía después de su muerte, así que la divinidad no interfería con sus deberes. Aunque toda esta divinidad terminó por ser sustituida por el derecho divino de los reyes a gobernar, es un tema que ha estado presente en la historia de la civilización.